«Dulce Luna», escribió William Shakespeare en «Sueño de una noche de verano»: «Te agradezco tus rayos soleados; te agradezco, Luna, que brillas ahora tan brillante».
Siglos más tarde, las lunas de Urano rinden homenaje al célebre dramaturgo.
Si bien la mayoría de los satélites que orbitan otros planetas toman sus nombres de mitologías antiguas, las lunas de Urano son únicas en el nombre de personajes de Shakespeare, junto con un par de lunas que llevan el nombre de personajes de las obras de Alexander Pope. (ver https://03442.com.ar/2021/08/columna-semanal-de-astronomia-2/ )
Oberon y Titania son las lunas uranianas más grandes y fueron las primeras en ser descubiertas por William Herschel en 1787. William Lassell, quien había sido el primero en ver una luna orbitando Neptuno (lo trataremos la semana venidera), descubrió las dos siguientes: Ariel y Umbriel.
Pasó casi un siglo antes de que Gerard Kuiper (quien postulara que a un año luz del Sol se encuentran millones de pequeños cuerpos,ver: https://03442.com.ar/2020/11/columna-de-astronomia-el-cinturon-de-kuiper/ ) encontrara a Miranda en 1948. Y eso fue todo hasta que una sonda de la NASA llegó al lejano Urano.
La nave espacial Voyager 2 visitó el sistema de Urano en 1986 y triplicó el número de lunas conocidas. La Voyager 2 encontró 10 adicionales, de solo 26 a 154 km de diámetro: Juliet, Puck, Cordelia, Ofelia, Bianca, Desdemona, Portia, Rosalind, Cressida y Belinda.
Desde entonces, los astrónomos que utilizan el telescopio espacial Hubble y los telescopios terrestres mejorados han elevado el total a 27 lunas conocidas.
Descubrir las lunas posteriores a la Voyager es una hazaña impresionante. Son diminutos, de tan solo 12 a 16 km de ancho y más negros que el asfalto. Y, por supuesto, están a unos 2.900 millones de kilómetros del Sol (la luz que reflejan del Sol, y que es la que permite verlos tarda casi 3 horas en llegar a la Tierra !!).
Todas las lunas interiores de Urano (las observadas por la Voyager 2) parecen ser aproximadamente mitad hielo de agua y mitad roca. La composición de las lunas fuera de la órbita de Oberon sigue siendo desconocida, pero probablemente sean asteroides capturados.
Todos los satélites de Urano tienen particularidades, comentamos sólo algunas de ellas:
Miranda, el más interno y más pequeño de los cinco satélites principales, tiene una superficie diferente a cualquier otra luna que se haya visto: posee cañones de fallas gigantes hasta 12 veces más profundos que el Gran Cañón de los EEUU, capas y superficies en terrazas que parecen muy antiguas y otras que parecen mucho más jóvenes.
Ariel tiene la superficie más brillante y posiblemente la más joven entre todas las lunas de Urano. Tiene pocos cráteres grandes y muchos pequeños, lo que indica que las colisiones de bajo impacto relativamente recientes aniquilaron los cráteres grandes que habrían dejado los impactos mucho más tempranos y más grandes. La intersección de valles picados con cráteres marca su superficie.
Umbriel es antigua y la más oscura de las cinco grandes lunas. Tiene muchos cráteres viejos y grandes y luce un misterioso anillo brillante en un lado.
Oberón, la más externa de las cinco lunas principales, es vieja, está llena de cráteres y muestra pocos signos de actividad interna. En el suelo de muchos de sus cráteres aparece material oscuro no identificado.
Cordelia y Ofelia son lunas pastoras que mantienen bien definido el anillo «épsilon» más externo y delgado de Urano.
Entre ellos y Miranda hay un enjambre de ocho pequeños satélites que los diferencia de cualquier otro sistema de lunas planetarias. Esta región está tan poblada que los astrónomos aún no comprenden cómo las pequeñas lunas se las han arreglado para evitar chocar entre sí. Pueden ser los pastores (la semana venidera, hablaremos de Neptuno y las siguiente de las “lunas pastoras”) de los 10 anillos estrechos del planeta, y los científicos creen que debe haber aún más lunas, dentro de las conocidas, para confinar los bordes de los anillos internos.
Como escribió Shakesperar: “bien brilló, Luna, en verdad, la luna brilla con gracia».
Terminaremos ésta columna con una imagen tomada por la Voyager II de Miranda en la cual se ve su rara y castigada superficie:
Éste satélite tiene un diámetro de solo 235 kilómetros (tener presente que se encuentra a unos 2 900 millones de kilómetros !!)
Cabe aclarar que con los telescopios de aficionados, es imposible ver cualquiera de las lunas de Urano.
Bien, por ésta semana, es todo, los invitamos a seguirnos por más novedades en nuestras redes y poder realizar preguntas: facebook: astroamigos Concepción del Uruguay ó astroamigos Colón y en insta astroamigos_cdelu.
