Hijo del coronel Martiniano Leguizamón, que sirvió a las órdenes de Justo José de Urquiza, y de doña Paula Rodríguez, emparentada con Francisco Ramírez, hermano de Honorio y
Martiniano. Estudió en el Colegio J. J. de Urquiza de Concepción del Uruguay. Una anécdota
refiere que el propio general Urquiza hizo bolear su caballo cuando el jovencito huía del
establecimiento, porque no le agradaba asistir a las clases o quizás porque extrañaba a su
familia. En 1857 viajó a Europa con una beca concedida por el presidente Urquiza. Ejerció
como periodista en el diario El Uruguay, de su ciudad natal, y en 1862 se doctoró en leyes en la Universidad de Buenos Aires, con su tesis sobre “los derechos hereditarios de los hijos
extramatrimoniales”. Ministro de educación de Entre Ríos y – entre 1864 y 1868 – diputado
provincial . Desde 1865 a 1870 enseñó filosofía en el Colegio de Concepción del Uruguay. Tras el asesinato de Urquiza, se opuso a la elección de Ricardo López Jordán como gobernador y se exilió en Buenos Aires, interviniendo, junto con Clodomiro Cordero ante las autoridades nacionales para tratar de hallar una solución entre estas y las de la provincia.
Un decreto de Sarmiento declaraba reo de rebelión contra la Nación a Ricardo López Jordán. Onésimo Leguizamón quien no era jordanista, , presenta una propuesta que incluía la renuncia de López Jordán, el retiro de las fuerzas nacionales del territorio provincial, la no injerencia del gobierno nacional en la elección del nuevo gobernador provisorio; y la intervención y garantía de una nación amiga de la República Argentina para la efectividad del convenio… Esta propuesta fue rechazada por Domingo Faustino Sarmiento y Dalmasio Vélez Sarsfield, en una nota redactada así: “No puedo concebir cómo personas de la ilustración de los señores Leguizamón y Cordero, hayan creído que el gobierno Nacional aceptaría por evitar males relativamente pequeños, la absurda teoría cuyas funestas consecuencias saltan a los ojos de cualquiera, que una provincia pueda exigir en ningún casi que se retiren de su territorio las fuerzas de la Nación que en él se
hallan establecidas”, fue jefe de redacción del diario La Prensa, y enseñó derecho
internacional en la Universidad de Buenos Aires. Más tarde fue electo diputado nacional por el partido liberal de Entre Ríos.
De 1874 a 1877 fue ministro de justicia e instrucción pública del presidente Nicolás Avellaneda, desde ese cargo fundó escuelas normales para señoritas, reformó el currículum de los colegios nacionales, reguló el establecimiento de escuelas agropecuarias – de las cuales fundó varias – y se destacó en su puesto al punto de generar celos en el ex presidente Domingo Faustino Sarmiento., cabe destacar que Leguizamón y Avellaneda tenían ideas contrapuesta con respecto a la educación, sin embargo Avellaneda lo designa y ante la pregunta del porque si Leguizamón pensaba tan distinto lo elegía como ministro, respondió “los ministerios son para los mejores y en educación el mejor es Leguizamón”.
En junio de 1877 fue nombrado ministro de la Corte Suprema de Justicia de la Nación
Argentina, cargo que ocupó hasta 1882. Fue el gran codificador del Derecho Argentino.
Pero renunció a su función judicial para presidir el Congreso Pedagógico Sudamericano en Buenos Aires. Al poco tiempo fue nombrado senador nacional, y fue uno de los autores y el gran defensor de la Ley 1420, de educación universal, gratuita, laica y obligatoria, la que con sus virtudes y falencia nos permitió forjar la nacionalidad, es a partir de ella que somos Nación, hasta allí éramos un pueblo (en realidad un conjunto pues existían originarios e inmigrantes) con territorio, organizado jurídicamente, pero sin un horizonte común.
En 1884 fue interventor nacional en la provincia de Catamarca. Ese mismo año fundó el diario La Razón en Buenos Aires, del que fue director y redactor hasta su muerte en 1886, año en que es candidato al cargo de gobernador de Entre Ríos, pero no llegó a las elecciones, falleció en Buenos Aires en el mes de agosto .
Jurista, educador, pensador, y sobre todo un hombre recto, entre sus obras podemos contar
sus “Memorias ministeriales”, a través de las cuales rindió cuentas a la Nación de su tarea
como ministro. Nicolas Avellaneda al despedir sus resto se refirió a el como “El maestro de maestros”. Onésimo Leguizamón es uno de los más destacados y sin dudas el más respetable e indiscutible miembro de la generación del 80, varios de los cuales se formaron en la aulas del Colegio Nacional justo José de Urquiza.
Elías Almada
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