Por Pablo Bianchi de 03442: Los viejos eucaliptus existente en el ex hospital Urquiza, siguen generando polémica y con casi 30 metros de altura representan un serio riesgo de accidente ante los fuertes vientos que, lamentablemente, se vienen registrando con mayor frecuencia, como la última tormenta desatada sobre Concepción del Uruguay.
Estos añosos ejemplares (para nada autóctonos) están hoy en día a escasos metros de las casas del Barrio 48 Viviendas y constantemente sus ramas (muchas de tamaños de pequeños árboles) caen al vacío.
Como grandes cañas de pescar ante el pique de un dorado, los eucaliptus se curvan con los vientos y su balanceo los convierte en un posible punto de tragedia, que parecen solo ver y notar, quienes viven en su entorno.
La última tormenta desprendió grandes trozos de estos árboles que cayeron a escasos metros de la viviendas y autos, trozos en algunos casos de más de 30 centímetros de diámetro y varios metros de largo, que bien pudieron aplastar los techos y vehículos, sin llegar a pensar que hubiera pasado con quienes estaban durmiendo o rezando dentro de las casas.
Una disputa sin fin
Los reclamos de los habitantes del Barrio mencionado, sobre todo aquellos que están más cerca del minibosque del Urquiza, se fueron dando uno tras otro y sobre todo cada vez que pasa un temporal, peron en este último fue mucho más grave.
Como siempre sucede vienen las preguntas como la de ¿Quien asume la responsabilidad de que suceda una tragedia?. Es sabido que lamentar después de lo ocurrido, es tarde, pero nadie asume ese costo político por temor al que dirán quienes defienden el Medio Ambiente.
Quienes tenemos hijos y nietos, venimos sufriendo diariamente lo que les estamos dejando de herencia a ellos con un mundo al borde del colapso por la tala indiscriminada de bosques, la basura abandonada a su suerte, la quema de combustibles fósiles, la destrucción de humedales y la depredación de diferentes especies animales, incluyendo la contaminación del mar.
Todo aquel ser humano con sentido común, seguramente es defensor de la vida y de nuestro planeta, hoy sometido al calentamiento global por culpa del interés de los más poderosos, y nada de esto pretendo discutir, ya que soy un defensor a capa y espada de la salud de nuestro planeta.
Lamentablemente, en este caso que me trae a realizar esta nota, estamos hablando de una veintena de añosos eucaliptos, árboles que no solo no son autóctonos, sino que son un perjuicio para nuestros recursos de agua. Un eucalipto puede consumir entre 20 y más de 200 litros de agua al día, dependiendo de su edad y tamaño, y en este caso además son un peligro.
Las autoridades en alguna oportunidad intentaron responder al reclamo vecinal, pero temerosos a del que dirán los ambientalistas, frenaron su intención de talarlos.
Yo personalmente pienso que es sumamente importante cuidar bosques y todos los recursos y voy a defenderlos a muerte, pero esto no es algo que aplique a este tema.
Retirar estos añosos ejemplares y replantar árboles como Ceibo, Ñandubay, Timbó, Azota caballos, Curupí, Lecherón o Guayabo – entre muchos otros. Árboles nativos que brindan múltiples beneficios, que a veces no recordamos, como ayudan a mitigar el cambio climático.
Seguramente habrá quienes apoyan esta postura y otros que se molestarán, pero es un tema a debatir ya mismo, sin dejar que siga transcurriendo el tiempo y que la decisión política llegue tarde.
