19 de Agosto, Día Mundial de la fotografía


 

El 19 de agosto de 1839 Luis Daguerre presentó ante la Academia de Ciencias de Francia su último inventó: el daguerrotipo, que permitía capturar una imagen a través de un proceso químico. Ese día también se liberó la patente del daguerrotipo, dando lugar al desarrollo de la fotografía. Pero el Día Mundial de la Fotografía es una iniciativa del fotógrafo australiano Korske Ara que ha ido aumentando su difusión e importancia, de forma que ahora se celebra en todo el mundo. Desde 2007, a instancias de este fotógrafo se organizaba un concurso de fotografía donde podía participar cualquier persona y cuya recaudación se destinaba a una organización para la atención médica de la infancia. Cualquier persona podía participar, y se pasó de los 250 participantes el primer año, hasta más de 500 millones de personas en 2017. En el Día Mundial de la Fotografía, fotógrafos de todo el mundo manifiestan el amor por la profesión, pero también personas que no se dedican profesionalmente a la fotografía dan muestras de su pasión por esta disciplina que refleja la realidad de una forma muy personal. Porque ser fotógrafo no significa solo tener una cámara y disparar, sino contar una historia, captar un instante irrepetible y trasladarlo al espectador de una forma muy personal.

De aquellos tiempos pasados – Las primeras imágenes fotográficas

Era el primer tercio del siglo XIX Louis Daguerre presenta el daguerrotipo y casi al instante Francia libera su patente con lo que logra bajar su costo e imponerse a otros métodos  que si bien convivieron por algún tiempo  con el de  Daguerre, por ser más costosos fueron dejados de lados. Los daguerrotipos fueron coetáneos con otros procedimientos fotográficos, como ya lo mencionamos, por ejemplo el calotipo del británico Fox Talbot que se difundió menos por tener una patente. El calotipo (del griego “kalos”, bello) considerado como el predecesor de la fotografía moderna, es un método fotográfico creado por el científico inglés William Fox Talbot y basado en un papel sensibilizado con nitrato de plata y ácido gálico que, tras ser expuesto a la luz, era posteriormente revelado con ambas sustancias químicas y fijado con hiposulfito sódico. Este procedimiento es el primero que genera una imagen en negativo que podía ser posteriormente positivada tantas veces como se deseara, a diferencia del daguerrotipo, que era un positivo directo único. Además, era mucho más económico por usar como soporte el papel en lugar del metal. De este modo introduce dos características muy importantes para el posterior desarrollo de la fotografía: la imagen múltiple, y su costo muy económico, el daguerrotipo se utilizaba mayoritariamente para plasmar retratos mientras que en el calotipo escenarios y paisajes. El calotipo tuvo una relación importante con la arquitectura, ya que a partir de 1850 se utilizó para registrar sitios históricos, sobre todo en Francia. Así pues, si bien Talbot no consiguió pasar a la historia como el padre de la fotografía, sí lo hizo como inventor del proceso negativo-positivo, que es el que finalmente llegaría hasta nuestros días. Joseph-Nicephore Niepce es quien consiguió las primeras imágenes negativas en 1816, utilizando papel tratado con cloruro de plata, y las primeras imágenes positivas las logró utilizando placas de peltre (aleación de zinc, estaño y plomo) recubiertas de betún de Judea y fijadas con aceite de lavanda. Para captar las imágenes, se empleó la cámara oscura, que experimentó constantes mejoras en su diseño y tamaño, así como en las lentes ópticas u objetivos utilizados, debido a los aportes de diferentes investigadores. Los procedimientos fotográficos utilizados durante el siglo XIX fueron muy diversos, desde el daguerrotipo y el calotipo. A partir de 1855, triunfó el sistema de los negativos de colodión húmedo, que permitían positivar muchas copias en papel a la albúmina, con gran nitidez y una amplia gama de tonos. Estas copias a la albúmina fueron el tipo de papel fotográfico más empleado en la segunda mitad del siglo XIX. Todos estos sistemas se basaban en procesos artesanales, y requerían destrezas manuales significativas por parte de los fotógrafos, así como conocimientos prácticos de química y física. Después de 1880, se desarrollaron las nuevas placas secas al gelatino-bromuro, que podían producirse de modo industrial y comercializarse sin limitaciones. Los fotógrafos compraban cajas de placas vírgenes, ya sensibilizadas, listas para cargar en chasis y ser expuestas en la cámara. También eran placas de vidrio, pero pronto empezó a usarse el soporte flexible de película de nitrato. Tampoco deben olvidarse las aportaciones de George Eastman y la casa Kodak, que permitieron concluir el camino hacia la instantánea fotográfica. A partir de 1888, Kodak sacó al mercado una cámara que utilizaba carretes de película enrollable, en lugar de placas planas. El sistema inventado por Kodak se complementaba además con el revelado de las tomas luego de expuestas, y la carga de la cámara con nueva película. Con el concepto «Ud. aprieta el botón, nosotros hacemos el resto», Kodak inauguraba la fotografía de aficionados. Para obtener una fotografía, se utiliza una película fotográfica plástica cubierta con una gelatina que contiene nitrato de plata (AgNO3) y bromuro de potasio (KBr), que al mezclarse forman bromuro de plata (AgBr) insoluble en forma de cristales, que es fotosensible. La sensibilidad de la película a la luz depende del tamaño del grano: mientras sea mayor el grano, la película será más sensible a la luz.

Estos datos nos permiten ubicarnos temporalmente,  en el comienzo de  la era fotográfica era la época que la colonia comenzaba a emanciparse, algunos de  nuestros connacionales con la posibilidad de hacerlo por posición económica  viajaban a Europa al igual que nuestros diplomáticos, conocieron estos adelantos, y los usufructuaron exhibiendo ese aprovechamiento como símbolo de supremacía social y poder económico, marcaban distancias, la pedantería y la soberbia criolla se mostraban sin pronunciar palabra, ahora bien por ese mismo motivo de exhibición quedaban expuestos a la opinión de pares y del vulgo, la envidia, asomaba como respuesta.   Así como ya dijimos que el talento del dibujante y luego del pintor nos mostraban, figuras más “humanizadas”, le solían arreglar la sonrisa, algunos rasgos del rostro, para  que sea más agradable a la vista del observador y este simpatizara más  con la figura expuesta, la fotografía tuvo una impronta de más real, más natural, el impacto visual se hiso más profundo, y si el dibujante o pintor nos permitió conocer de alguna forma las fisonomías de  los primeros patriotas, fue el daguerrotipo el que nos permitido apreciar la semblanza de quienes organizaron la Republica, con menos subjetividad, más realismo le podríamos llamar, si bien por cuestiones de costos para traer eso equipos (cámaras)  desde Europa le siguieron guardado un lugar importante y por mucho tiempo al dibujo y la pintura aunque ya para la segunda parte del siglo XIX en el viejo continente 1855 se impuso el procedimiento del negativo de vidrio al colodión húmedo y la copia en papel a la albúmina, un gran progreso que el permitió a la fotografía ir ganando lugar y a partí de la evolución  técnica, se incrementó el vínculo social de la fotografía.

Algunos argentinos destacados:

Sara Facio, nace en San Isidro, el 18 de abril de 1932 y fallece en Buenos Aires, el 18 de junio de 2024, fue una importante fotógrafa, periodista, editora y gestora cultural, destacada por la ejecución de retratos, junto a Alicia D’Amico, de algunos de los personajes más importantes de la cultura argentina y mundial. Graduada junto a Alicia D’Amico en la Escuela Nacional de Bellas Artes en 1953. En 1955 recibió una beca del Gobierno de Francia y residió en París un año, estudiando artes visuales y visitando museos de Francia, Italia, Inglaterra, Alemania, Austria y Suiza. En 1957, comenzó a practicar fotografía en el estudio del padre de D’Amico, luego continuó su aprendizaje junto a Annemarie Heinrich. En 1960, se instaló en Buenos Aires. A partir de ese momento, su trabajo profesional se plasmó en retratos, publicidad, reportajes gráficos y escritos para la mayoría de los diarios y revistas de Buenos Aires, Europa y Estados Unidos. Algunos de sus trabajos consistieron en publicar fotos para estampillas de uso común de ENCOTEL y la publicación de cursos de fotografía para textos escolares. En 1992, recibió el Premio Konex de Platino como la mejor fotógrafa argentina de la década. Concursó en numerosos salones nacionales e internacionales, lo que le valió el título de Artista otorgado por la Fédération  Internationale de l’Art Photographique (de Suiza). En 2011 fue nombrada ciudadana ilustre de la Ciudad de Buenos Aires. Ocupó cargos directivos en la Federación Argentina de Fotografía. Junto a D’Amico, creó secciones especializadas en los diarios Clarín, La Nación, y las revistas Autoclub y Vigencia. Por otro lado, también escribió artículos para los diarios La Prensa, Tiempo Argentino y La Opinión de Buenos Aires, y las revistas Fotomundo de Argentina; Camera, de Suiza; y Photovisión, de España entre otras. En 1973, fundó junto a María Cristina Orive “La Azote”, su editorial fotográfica, única en su tiempo en América Latina dedicada exclusivamente a la especialidad. En 1979, fundó junto a otros colegas (Alicia D’Amico, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, Annemarie Heinrich, María Cristina Orive y Juan Travnik) el Consejo Argentino de Fotografía, cuya misión es la difusión y estudio de la fotografía nacional y el intercambio con lo más sobresaliente de la producción mundial. Fue la fundadora de la fotogalería del Teatro General San Martín en 1985.

 

Alicia D’Amico, nace en Buenos Aires el 6 de octubre de 1933 y fallece  en la misma el 30 de agosto de 2001, En 1953 comenzó a trabajar como profesora de dibujo en la Escuela Nacional de Bellas Artes y en 1955 recibió una beca del gobierno para perfeccionar sus conocimientos en París. A partir de 1957 se formó como fotógrafa en el estudio de su padre Luis D’Amico y después con Annemarie Heinrich. Entre 1960 y 1983 dispuso de su propio estudio junto con Sara Facio, con la que compartió el Premio Konex a la fotografía de 1982. En 1973 fundó con ella y María Cristina Orive la primera editora fotográfica en América del Sur con el nombre de “La Azotea”.  Cuando se crea el Consejo Argentino de Fotografía en 1979 participa como una de las fundadoras, junto a Sara Facio, Annemarie Heinrich, María Cristina Orive, Eduardo Comesaña, Andy Goldstein, y Juan Travnik y colabora en la institución hasta 1987. También se encuentra entre las fundadoras de Lugar de Mujer que es una de las primeras instituciones feministas de Argentina, creada en 1982. Su trabajo fotográfico se centró en la docencia y la colaboración en libros, especialmente de artistas e intelectuales de Sudamérica; Jorge Luis Borges, Gabriel García Márquez, Adolfo Bioy Casares, Julio Cortázar, Óscar Pintor, Alejo Carpentier, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Astor Piazzolla, fueron motivo de sus retratos en blanco y negro, ya que prefería esta forma de expresión fotográfica. Su trabajo ha sido expuesto en numerosos países tanto de modo individual como en muestras colectivas con otros artistas como Pedro Luis Raota, Osvaldo Salzamendi, Francisco J. Tenllado, Ataulfo Pérez Aznar, Rubén Sotera, Alicia Sanguineti, Sara Facio y otros.

Los Alfieri: fotógrafos futboleros

Ricardo, el abuelo; Ricardo, el padre y Mauro, el nieto. Desde 1947, a la fecha, estos tres representantes de la familia Alfieri en Argentina se han dedicado a retratar el fútbol. Ricardo Alfieri era un fotógrafo aficionado que trabajaba en el taller de linotipo de Atlántida. En 1947 fue ascendido y llegó a integrar el equipo de 35 fotógrafos de la compañía. Pasó el resto de su vida detrás de las cámaras: cubrió mundiales como el de Chile, en 1962; Inglaterra, en 1966; y el de Argentina, en 1978. Precisamente, en la final de este último torneo captó  “El abrazo del alma”, una imagen en la que se aprecia a Ubaldo Matildo Fillol, arquero de la albiceste, junto al lateral Alberto Tarantini, y a Víctor Dell’Aquila, un ferviente hincha sin brazos, celebrando la primera copa del mundo del equipo dirigido por César Luis Menotti. El hijo de este gran retratista heredó, además de su nombre, su talento. A sus 24 años, Ricardo Alfieri junior se convirtió en el fotógrafo de El Gráfico, una de las revistas deportivas más importantes del mundo. También trabajó para la Conmebol y el periódico Clarín. A lo largo de sus casi 50 años de carrera, cubrió 10 mundiales, 13 copas América, 15 torneos intercontinentales y dos Juegos Olímpicos. Su foto más famosa es la de la “bengala”, tomada en septiembre de 1989, en un partido por las eliminatorias suramericanas hacia Italia 90. Con esa imagen se probó que el arquero chileno Roberto Rojas había fingido ser herido por ese artefacto lanzado desde la tribuna, en un partido contra Brasil, selección que oficiaba de local. El ojo avezado de los Alfieri también está en su tercera generación. Mauro Alfieri es fotógrafo deportivo para el diario La Nación. Ha retratado los mundiales de Japón, Alemania y Sudáfrica. La primera Copa América que cubrió fue la de Colombia en 2001. Muy vinculados al futbol, sin embargo han producido material en diferentes áreas, Ricardo, el abuelo, cubrió casi todos los deportes, se podría decir que es el fotógrafo deportivo por excelencia.

Pedro Luis Raota, nacido el 26 de abril de 1934, en Resistencia, Chaco; fallece el 4 de marzo de 1986, en Buenos Aires, catalogado como uno de los máximos exponentes de la fotografía latinoamericana y como el fotógrafo argentino que más premios ha recibido, Sus padres, granjeros, no esperaban otra cosa de él que una continuidad en el trabajo de la tierra. Cuando aún era muy joven ya sus ambiciones iban más allá de la agricultura, por lo que salió de su pueblo natal a descubrir el mundo. Se muda a la ciudad de Santa Fe de la Veracruz, que fue la primera parada en su viaje. En ese lugar adquiere las primeras nociones de fotografía y decide vender su bicicleta para adquirir una cámara fotográfica. Y es así como comienza a ganarse la vida: haciendo fotos de carnet.  Su segunda parada es en la ciudad de Villaguay, Entre Ríos, donde hace el servicio militar. En sus ratos libres acompaña al fotógrafo de la compañía ayudándolo y aprendiendo. Luego del año de servicio decide quedarse en esa ciudad, que finalmente resultó ser la puerta para el éxito. Pone un estudio fotográfico y comienza a trabajar intensivamente. Es en Villaguay donde logra sus primeros premios, los que lo incentivan a mostrar sus mejores fotos a un conocido fotógrafo del lugar. Este le aconseja adversamente dejar la fotografía artística y dedicarse a otra cosa. Sin embargo, convencido de su valor, lleva estas mismas fotografías a Buenos Aires donde, luego de algunos días, es invitado a exhibirlas en la apertura de una exposición. Este fue el impulso necesario para enviar sus fotos a cuanta exposición nacional e internacional podía. Viaja por el país con su cámara a cuestas, observando y aprendiendo siempre para luego mostrar su creativa y ya particular interpretación de la vida en su alrededor. En 1958, en el pequeño pueblo donde reside, por primera vez toma parte en un concurso fotográfico y se lleva el Primer Premio. Incentivando por ello envía sus obras a importantes salones en todo el país y, aunque sus fotografías no siempre son aceptadas y muy pocas de ellas reciben premios. Luego de algún tiempo los jueces en el país comienzan a juzgarlas como las mejores. En 1981 comenzó a funcionar en Buenos Aires el Instituto Superior de Arte Fotográfico, dirigido por él y secundado por un selecto cuerpo de profesores, entre los que se destacan Mario Binetti y Julio Maubecin. Se entusiasmó por la fotografía color y editó un Portafolio sobre Gauchos con 12 temas que despertaron el interés de los coleccionistas. Realizó numerosas exposiciones tanto individuales como junto a otros grandes fotógrafos contemporáneos tales como Pedro Otero, Osvaldo Salzamendi, Francisco J. Tenllado, Ataulfo Pérez Aznar, Rubén Sotera, Alicia Sanguinetti, etc. Con el correr de los años Pedro Luis Raota desarrolló un estilo muy propio y personal. Sus fotografías, con fuertes acentos de luz resaltando sobre un fondo oscuro, han llegado a ser prácticamente su marca registrada, siendo muy fácil reconocerlas incluso para el novato.

Premios:

En Villaguay logró sus primeros premios. Luego exhibió en Buenos Aires y comenzó a enviar sus creaciones a todas las exposiciones que podía. En 1966 ganó el Primer Premio en un concurso fotográfico organizado por Mundo Hispánico, una revista de Madrid (España), cuyo tema era Vida y Costumbres del Gaucho de la Argentina. Este fue el primer premio importante fuera del país, a pesar de que ya había estado enviando sus fotos, sin demasiada suerte, a diversos salones internacionales. En 1967, al mismo tiempo que el Festival Cinematográfico de Cannes, se realiza una exposición fotográfica bajo el título Fotografías Insólitas. De entre 2500 participantes de todo el mundo gana el segundo premio. A partir de 1968 comienzan a multiplicarse los galardones y trofeos que recibe:

 

Trofeo Cóndor de la Federación Argentina de la Fotografía, en Buenos Aires.

La Primera Bienal de la Fotografía de Monza, donde obtuvo el Primer Premio con su obra Drama.

Ese mismo año recibió premios en Mondovi (Italia), Johannesburgo, Londres, Turín y Reims.

En 1968 ganó el SIP Mergenthaler de la Sociedad de Prensa Internacional, el cual ganó por segunda vez consecutiva al año siguiente.

En 1968 ganó el premio al «Fotoreportero del año» del World Press Photo.

En 1969 recibió el más importante premio de su carrera: Premio al Mejor reportero Gráfico del Mundo, otorgado en La Haya, lo que le dio la oportunidad de viajar a Europa para recibirlo.

En 1969 ganó primeros premios en Australia, Austria, Inglaterra, Francia, Italia y España.

En 1970 ganó el premio Gaviota de Oro en el Certamen Mundial de la Fotografía en Lisboa.

En el Salón Internacional de la Fotografía de Hong Kong ganó el Primer Premio por tres años consecutivos: 1971, 1972 y 1973.

También por tres años consecutivos ganó el Primer Premio en Salón Mundial de la Fotografía en Singapur: 1971, 1972 y 1973.

Primer Premio Salón Internacional de Arte Fotográfico de Londres.

En 1972 ganó el Trofeo Georges Pompidou en París.

También el Trofeo Charles Kingsley en el Certamen Mundial de la Fotografía en Nueva York, el cual ganó nuevamente en 1976.

En 1974 ganó un muy importante Premio al obtener el PRAVDA-74 en Moscú, que le permitió recorrer durante 45 días la Unión Soviética

A fines de 1974 obtuvo, entre otros, el Primer Premio en el Salón Internacional de Bangkok.

En 1975, el Primer Premio en los Salones de Southampton y en Wilmington (Estados Unidos). País este último donde conquistó la Medalla de Oro en el Salón Internacional de Periodismo Fotográfico.

En Europa conquistó el premio más importante del año al lograr la Bienal Mundial de EUROPA-75.

En 1976 ganó primeros premios en Maitland (Australia), Rochester (Estados Unidos), París, San Francisco y el Primer Premio en el Kleuren, Festival de Morstel (Bélgica).

Ese año el acontecimiento mayor fue el requerimiento de sus obras para ser incluidas en el Museo de Arte Moderno de Nueva York y en el Lonwieu Museum de Texas.

En 1977 ganó el Primer Premio en el Salón Internacional de Fotografía Periodística de Washington D. C..

En 1977 se editó su primer libro bajo el título Pedro Luis Raota, donde recopiló las más importantes fotografías logradas desde sus primeros tiempos. Este libro fue editado en 5 idiomas.

En 1978 ganó en Newcastle (Australia) y en Reims (Francia), donde expone como invitado de honor, y la Biblioteca Nacional de París incluye una colección de 60 obras en su galería permanente.

En 1979 ganó en la Argentina el Primer Premio en el Salón Internacional de Rosario y el de Buenos Aires, e integra como Jurado Internacional la terna que decide los premios de Edimburgo. Ese año también aparece su primer Portafolio denominado Imágenes Típicas Argentinas, que incluye una serie de imágenes características de su país.

En 1980, una colección de sus obras recorrió Italia en sucesivas exposiciones, ocurriendo lo mismo en Bélgica, mientras que en Australia una colección de 65 obras recorrió diversas universidades de ese país en una muestra itinerante.

Ganó además el Primer Premio en los Salones de Andorra y Alicante. En Kuala Lumpur en el mismo Salón ganó los tres primeros premios en la categoría color, monocromo y diapositivas.

El máximo halago lo constituyó el hecho de que sus obras sean incluidas en el Salón de la Fama por el Permanent Collection Commitee de la Photographic Society of America

Concepción del Uruguay,  ha tenido y tiene su más que dignos representantes en este arte, nombrar a Soria, Charreun, o Carosini es hablar de fotografía. Por nombrar a algunos de quienes desde el pasado son espejo de los que  en la actualidad desarrollan la labor fotográfica.

 

Elìas Almada

Correo electrónico: almada-22@hotmail.con

Fuentes: diversas publicaciones de Editorial Atlántida.