Pruebas bioquímicas: la clave en el diagnóstico temprano y control eficaz de la diabetes.

El 14 de noviembre es el Día Mundial de la Diabetes, una enfermedad que avanza en todo el planeta debido al incremento del sedentarismo, la obesidad y las dietas inadecuadas. El tema de este año, la Diabetes y el Bienestar, está orientado a generar una campaña de concientización que permita la detección temprana de la enfermedad y un control adecuado para evitar sus complicaciones.

Según la Encuesta de Factores de Riesgo de 2018 , la prevalencia actual de diabetes en Argentina es de 12.7 %, pero se estima que la proporción es mayor, ya que entre un 40% y 50% de quienes tienen la enfermedad no están diagnosticados.

“La diabetes es una enfermedad crónica que afecta la forma en la que el cuerpo procesa la glucosa en la sangre. La glucosa es la principal fuente de energía del organismo y la insulina es la hormona que ayuda a trasladarla del torrente sanguíneo a las células. Sin embargo, en personas con diabetes, el cuerpo no produce insulina o no la utiliza adecuadamente, lo que lleva a niveles altos de glucosa en la sangre”, afirma la Dra. Cecilia Acevedo, Bioquímica (MN 10816) de Labmedicina.

Los análisis clínicos son la herramienta principal que permite diagnosticar la diabetes, y también se convierten en protagonistas permanentes del control de su evolución, por eso es fundamental que se realicen adecuadamente, con la periodicidad recomendada y que los resultados sean confiables.

“Existen varios tipos de diabetes: La Diabetes tipo 1, en que el cuerpo no produce insulina y generalmente se diagnostica en la infancia o adolescencia. La Diabetes tipo 2 ocurre cuando el cuerpo no utiliza insulina adecuadamente y es la forma más común de Diabetes (80 a 85% de los casos). La diabetes gestacional, que se desarrolla durante el embarazo y generalmente desaparece después del parto, aunque se considera un factor de riesgo para tener diabetes tipo 2 en los próximos 5 años”, agrega la Dra. Acevedo.

Son síntomas habituales de diabetes la sed excesiva (polidipsia), hambre excesiva (polifagia), orinar con frecuencia (poliuria), la fatiga, la visión borrosa y el entumecimiento u hormigueo de los pies y las manos. “La diabetes tipo 1 no se puede prevenir, pero en el caso de la diabetes tipo 2 es posible reducir el riesgo si se mantiene el peso adecuado, se hace ejercicio con continuidad y se mantiene una dieta saludable. El factor hereditario es importante en estos casos: hijos de padres o madres diabéticos tipo 2 tienen más riesgo de desarrollar la enfermedad”, puntualiza la especialista.

“En cuanto a las pruebas bioquímicas para diagnosticar la enfermedad, se realiza la glucemia en ayunas, que mide la concentración de glucosa en sangre después de un ayuno de al menos 8 horas; Hemoglobina glicosilada (A1C), que analiza la concentración promedio de glucosa en sangre durante los últimos 3 meses; la prueba aleatoria de glucemia, en cualquier momento para diagnosticar la diabetes en personas con síntomas; sobrecarga oral de glucosa, que permite principalmente detectar diabetes gestacional y Tolerancia oral a la glucosa, que ayuda a detectar diabetes tipo 2, prediabetes y diabetes gestacional”, sostiene la Dra. Acevedo.

Por otra parte, existe un conjunto de pruebas diagnósticas destinadas a confirmar y caracterizar la diabetes tipo 1. Un examen genético permite detectar la diabetes tipo 1 monogénica, un trastorno poco común que es fruto de mutaciones en un solo gen, que en la mayoría de los casos es hereditaria y se afecta con mayor frecuencia a niños y jóvenes. Hacer esta determinación genética es importante porque muchas personas con diabetes monogénica pueden recibir un diagnóstico equivocado de diabetes tipo 1 o 2 y no tener el tratamiento que en realidad demandan.

Además, mediante extracciones de sangre se realiza la detección de 4 tipos de anticuerpos que permiten confirmar o no la presencia de diabetes tipo 1. Estos análisis son:

  • GADA (Anticuerpo Anti-descarboxilasa del ácido glutámico)

  • IA-2 (Anticuerpo Anti-Tirosin Fosfatasa)

  • IAA (Anticuerpo Anti-Insulina)

  • ICA (Anticuerpos Anti-células de los islotes)

La detección de anticuerpos antidescarboxilasa del ácido glutámico es de utilidad en la identificación de personas con diabetes insulino independiente con mayor riesgo de desarrollar, con posterioridad, diabetes autoinmune del adulto.

Los anticuerpos anti-tirosina fosfatasa IA-2 (IA-2A) son marcadores de la diabetes tipo 1 autoinmune, que permiten tanto diagnosticar la enfermedad como monitorear su evolución. La presencia de anticuerpos anti-IA-2/tirosina fosfatasa en suero puede detectarse años antes de que aparezcan los síntomas clínicos.

Los anticuerpos anti-insulina (IAA) son proteínas que el cuerpo produce cuando ataca por error las células beta del páncreas que producen insulina. La presencia de IAA es un marcador de riesgo para desarrollar diabetes.

Los anticuerpos anti células de los islotes se detectan cuando las células beta del páncreas, que producen insulina, siguen funcionando, pero están dañadas.

Los controles permanentes son cruciales para evitar las complicaciones que produce la diabetes en cualquiera de sus formas, ya que la enfermedad incrementa el riesgo de insuficiencia renal y cardíaca, infarto, accidente cerebro vascular (ACV), retinopatía (alteraciones visuales), y neuropatía, que produce pérdida de la sensibilidad en miembros inferiores y aumenta el riesgo de amputaciones.

“Mantener una buena calidad de vida con diabetes depende de cuidados y controles oportunos, y en ésto adquieren un papel relevante la realización periódica de análisis clínicos”, concluye la Dra. Acevedo.