Lealtad y resignación Por Juan Martín Garay (*)

El próximo jueves 17 de octubre se conmemorará nuevamente una fecha importante para el Movimiento Nacional Justicialista, un nuevo Día de la Lealtad. Serán 79 años de una fecha significativa que dio origen a “una nueva filosofía de la vida, simple, práctica, popular, profundamente cristiana y profundamente humanista», el Justicialismo.

El tiempo

Quienes nos llamamos desde el sentir del corazón como Peronistas, pero que desde la razón, formación y convicción nos denominamos Justicialistas, estamos viviendo un tiempo de inflexión, el que está dado así en función de haber alcanzado resultados electorales oportunamente negativos.

 

En este tiempo es necesario darnos la oportunidad de repensar al Peronismo, con una mirada crítica, pero para eso primero hay que entender que ser Peronista no significa “alardearlo”. Se trata de ser leales a los principios rectores que dieron origen e identidad. Además, algo importante, máxime en este contexto, se necesita fortalecer la figura del trabajo y de los trabajadores. Recordemos que nada fuimos, nada somos, ni seremos, sin el Movimiento Obrero Organizado. A ellos, los Justicialistas les debemos nuestra existencia originaria y la permanencia a través del tiempo, máxime durante la proscripción.

 

Por otra parte, necesitamos estar formados como cuadros políticos consustanciados intelectualmente con una doctrina “aggiornada” al Siglo XXI. Para que eso ocurra hay que organizarse para educar, enseñar, capacitar, encuadrar y luego conducir. Eso permitirá que se generen los espacios de formación de cuadros preparados para el trasvasamiento generacional que naturalmente se dará, sin descartar a nadie. Es el propio Perón quien enseña que «el conductor no es nada si los elementos de la conducción no están preparados y capacitados para ser conducidos. Y no hay conducción que pueda fracasar cuando la masa que es conducida tiene en sí misma el sentido de la conducción. Por eso, conducir es difícil, porque no se trata solamente de eso y nosotros lo debemos comprender».

 

Lo que importa

Si lo que importa es el pueblo y la búsqueda de su felicidad, ¿la gente está empoderada? Eso lo demuestra de alguna manera en las urnas claramente, pero hace falta algo más. La construcción de ciudadanía implica también que los ciudadanos deben ser empoderados realmente, para ello es necesario que tengan la capacidad, confianza y oportunidades para participar activamente en la toma de decisiones que afectan sus vidas y la de la comunidad en la que viven. Al empoderarlos, se puede lograr una sociedad más justa, equitativa y democrática. Tengamos en cuenta que no existe tal «empoderamiento» (palabra proveniente del credo anglófilo del «empowerment») sino se da en el marco de una mancomunión real y participación colectiva, porque el poder nunca es un hecho individual, es esencialmente la resultante de la relación con los demás.

 

¿Qué acciones pueden ser efectivas para empoderar a los ciudadanos en nuestra comunidad? Claramente muchas y fundamentalmente aquellas que tengan como fin último el que se pueda organizar a la comunidad. Pero no olvidemos algo importante, hay que ser leales a ellos. Sin lealtad no hay futuro, mucho menos presente. Porque sencillamente la gente está cansada y en la mayoría de los casos, de nosotros. Con bronca. No con todos, pero en esto siempre “pagamos justos por pecadores”. Ya sea por la felicidad que no pudimos darles cuando tuvimos la oportunidad o por la tristeza en la que los hemos embargado habida cuenta los graves errores cometidos en gestión, por eso el desafío es mayor. Porque hay indignación, frustración y enojo.

 

Ahora bien, para lo que viene, primero tenemos que reconciliarnos con la gente. Sino no habrá margen. No se trata como se dijo hace unos años de “volver para ser mejores”, sino que ahora necesitamos “ser mejores para poder volver”. Por eso también tenemos que apuntalar a dirigentes (nuevos o no), de distinto género, que sinteticen el gran desafío de pensar en un proyecto político que contenga a todos y que se base fundamentalmente en la lealtad. Se gana una elección para gestionar y se gestiona también para poder ganar una elección. Peter Drucker afirma que “gestionar es hacer correctamente las cosas, mientras que liderar es hacer las cosas correctas”. Hay algunos dirigentes que vienen demostrando con hechos la gran capacidad que tienen para administrar, gestionar y también liderar. Eso es para destacar.

 

Casi 80

Para quienes decimos ser parte de un Movimiento Nacional que arriba a sus primeros 79 años de vida, debemos sí o sí ser leales al pueblo, a la gente. Eso debe estar basado en la ética -entendida como algo de índole meramente personal- de conciencia propia, que siempre tiene sus consecuencias sobre los demás con cada acción u omisión nuestra. Por eso los que tenemos una misma cosmovisión política, en el Día de la Lealtad debemos reflexionar en ser siempre leales desde esos principios que nos rigen y que hemos adoptado como filosofía de vida.

 

Dice un viejo proverbio que sólo sabe de lealtades quien ha sido traicionado. En tiempo de traiciones, ¿qué es ser leal? Perón explica que hay dos clases de lealtades: “la que nace del corazón, que es la que más vale y la de los que son leales cuando no les conviene ser desleales”. A los de “mi palo”, les pido que seamos leales al Pueblo y a Perón, por convicción y no por conveniencia. Pero fundamentalmente no olvidemos que lo nuestro es la gente, siempre (no sólo cuando se está en el “llano”). A los leales, ¡feliz día! A los otros, resignación.

 

(*) Abogado. Concejal 2023-2027. Vicepresidente 1° HCD. Presidente del Bloque Concejales PJ 2023-2027. Apoderado del Consejo Departamental PJ Uruguay. Secretario de Gobierno 2019-2023. Concejal 2015-2019. Presidente del Bloque Concejales PJ 2017-2019. Presidente Comisión Hacienda y Presupuesto 2015-2019. Decano del Colegio Mayor Universitario de Santa Fe 2003-2004.-