Desde el Comité Provincial de la UCR recordamos los 40 años de las elecciones que consagraron a Raúl Alfonsín como Presidente de la Nación, destacamos su imprescindible legado y repudiamos las propuestas que reivindican el terrorismo de Estado y cuestionan la figura de “El padre de la democracia”. Duele que estos 40 años de democracia nos encuentre a nivel nacional ante la disyuntiva entre Massa y Milei.
Hace 40 años el país era escenario de la gesta histórica que significó el acto eleccionario del 30 de octubre de 1983 en el que Raúl Ricardo Alfonsín se consagró Presidente y dejó atrás la dictadura más sangrienta de la historia. Desde ese día y para siempre la defensa de la democracia, de los derechos humanos y de la soberanía del pueblo son nuestras banderas inclaudicables.
Su perseverante búsqueda de consensos quizá haya sido la mayor virtud política de Alfonsín. Su vocación por la política, por la libertad, por la paz y la justicia fueron los ejes de su gestión de Gobierno y constituyeron las bases de este tan ansiado sistema democrático, que es perfectible y tiene la capacidad de poder ir curándose a sí mismo.
Las mismas convicciones con las que hace 40 años decidimos apostar a la democracia son las que hoy nos deben unir para defenderla ante propuestas que reniegan de ella y de lo construido -a pesar de las tensiones- en estas cuatro décadas. De algo tenemos que estar seguros, no estamos dispuestos a que la democracia sea la que pague el precio de estas diferencias.
Se lo debemos a Alfonsín, al histórico juicio a las juntas que propició, al coraje de haber gritado el Preámbulo Nacional a viva voz y todavía bajo el régimen dictatorial. Se lo debemos a él: al constructor de consensos, al hombre de Estado, al líder decente, al padre de la democracia.
Duele que estos 40 años de democracia nos encuentre a nivel nacional ante la disyuntiva entre Massa y Milei, pero desde el radicalismo asumiremos el rol en el que nos colocó la sociedad y nos comprometemos a reconstruir liderazgos y proyectos que vuelvan a acercarnos a los argentinos y a representar a las mayorías, como nos enseñó Raúl Alfonsín.