Pasaron nada más y nada menos que 40 años de aquella mañana en la que iba transitando por calle Urquiza frente a Plaza Ramírez y la radio daba la noticia, “Recuperamos las Islas Malvinas”.
Fue en ese momento que me vi sorprendido y eufórico cuando la prensa confirmaba el histórico suceso y desde allí comenzaban a transmitirse los comunicados oficiales desde el Gobierno de facto del General Galtieri.
Personalmente viví esta etapa de mi vida con muchos sentimientos, que me fueron inculcando de chicos mi madre y mi padre, ella maestra y él orgullosamente infante de la Marina, que debió retirarse por incapacidad, pero que me enseñó a amar mi Patria, honrar mi Bandera y defender a mi País y mi gente.
El desembarco de la patrulla de Comandos Anfibios y Buzos Tácticos, generó una sensación de orgullo y euforia, pero luego de dolor al saberse sobre la muerte del capital Pedro Edgardo Giachino.
De aquí en más yo, como tantos otros argentinos, comenzamos a sentir más nuestro patriotismo, mezclando distintas sensaciones, como orgullo, valentía, confianza, ilusión, escuchando frases como “que vengan, les presentaremos batalla” o “Estamos ganando”, mientras que en las Islas y Nuestro Mar, nuestros compatriotas, su mayoría jóvenes de 18 o 19 años, junto a sus compañeros suboficiales y oficiales, daban todo por esa misión que nos hicieron creer “era posible”.
Galtieri pensaba que Estados Unidos nos apoyaría, una idea ingenua que por supuesto no ocurrió y así nos enfrentamos a esa potencia colonialista, con soldados profesionales y asesinos a sueldo.
Luego llegaban las traiciones como la de Chile, colaborando con Inglaterra, mientras seguían los comunicados dándonos la imagen de que era una guerra ganable.
Los medios de prensa no ponían la verdad de lo que sucedía y veíamos tapas como las de la Revista Gente que con fotos espectaculares o dibujos coloreados, nos esperanzaban, revistas que coleccioné y encuaderné, hoy entregadas a la Sala Evocativa de Malvinas “Sirtori”.
Mientras tanto el pueblo enviaba al sur sus cartas, alimentos, regalos y donaciones. Muchos vendimos o llevamos cosas de valor y también nos inscribimos como voluntarios para ir y estar donde la Patria demandaba.
Lamentablemente nada llegó a destino. Jamás supe qué fue de ese mural que mande a Malvinas con una foto que saque del Cristo en la Inmaculada y así habrá sucedido a miles de argentinos.
Como dije antes, mi padre era infante de Marina y tenía conocimientos sobre las tácticas de combate y operaciones, por lo que hablando con él, temíamos que los ingleses entraran a las Islas por San Carlos, único punto posible de desembarco y para hacer cabeza de playa.
Lamentablemente eso sucedió y así comenzó el fin de esta guerra que tantos compatriotas se cobró. Soldados conscriptos y también profesionales suboficiales u oficiales, sin dudas dejaron demostrado al invasor y todo el mundo, la valentía del ARGENTINO, al momento de defender sus tierras.
Los días fueron pasando en una Argentina que sobre el territorio no daba la verdadera dimensión de lo que estaba sucediendo y la realidad nos sacudió.
Con el fin de la guerra, llegó el desencanto, la tristeza, la bronca, la impotencia. Nos dimos cuenta de una realidad que pensamos no iba a llegar, engañados por las autoridades de turno, los militares de alta jerarquía que vivieron la guerra desde un escritorio y la usaron para aferrarse al poder, actitud que lamentablemente ensució o manchó injustamente a todos los integrantes de las Fuerzas Armadas.
La guerra terminó, cientos de jóvenes y no tan jóvenes soldados conscriptos, así como militares, marinos y aeronáuticos de carrera perdieron la vida, poniendo hasta lo que no tenían para defender a la Patria. Cientos de actos de heroísmo se registraron en estos largos días y noches de batalla, muchos de los cuales siguen conociéndose actualmente, pero todavía nos falta mucho como sociedad para ser justos con quienes pusieron el pecho a la balas, tanto para los que quedaron en tierras y aguas del sur, como para con sus familias y los ex combatientes que estuvieron y sobrevivieron.
Cuando digo que nos falta mucho, me refiero al reconocimiento social así como la ayuda económica justa. NO SE DEBE RECONOCER Y HONRAR a estos héroes solamente el 2 de Abril, nuestro deber como argentinos y sobre todo de nuestras autoridades políticas, es tenerlos presentes todos los días. Estos hombres y mujeres, deben ser el faro que ilumine nuestro camino a una Argentina mejor y más justa.
Por todo esto y mucho más que llevo en mis recuerdos y el corazón, es que a 40 años necesité expresarlo. Necesité decirles a nuestros héroes, Gracias, Muchas Gracias por lo que hicieron, pero sobre todo GRACIAS ETERNAS por haberme dejado de regalo este hermoso sentimiento de ser Argentino. Un abrazo gigante para nuestros héroes y el respeto eterno y permanente.
Pablo Bianchi- 12284698