El Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer se celebra el 25 de noviembre desde 1981 en conmemoración por el asesinato de las hermanas Mirabal.
Patria, Minerva y María Teresa Mirabal, conocidas como las “Las Mariposas”, eran tres activistas políticas de República Dominicana.
Inspiradas en el triunfo de las revoluciones contra las dictaduras en algunos países de Latinoamérica a finales de la década de 1950 —Colombia, Venezuela o Cuba—, fundaron el grupo revolucionario de extrema izquierda “14 de junio” contra la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo. Fueron torturadas y encarceladas en varias ocasiones por su activismo, aunque siempre acababan siendo liberadas. Pero el 25 de noviembre de 1960 fueron secuestradas y apaleadas por agentes del Servicio de Inteligencia Militar dominicano, siguiendo órdenes de Trujillo.
Sus cadáveres se encontraron en el interior de un vehículo que había sido despeñado por un precipicio simulando un accidente.
El asesinato desató protestas en República Dominicana, y las hermanas Mirabal pronto se convirtieron en un símbolo latinoamericano de la lucha contra la violencia de género. Durante el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe de 1981 se propuso reconocer el 25 de noviembre como el día contra la violencia hacia las mujeres.
A partir de entonces se organizaron movilizaciones en Latinoamérica en la fecha señalada, que se fueron extendieron a otros países del mundo. En 1993, la Asamblea General de la ONU aprobó la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, definiendo el concepto de violencia contra la mujer y reiterando el derecho de las mujeres a la igualdad, la seguridad y la dignidad.
Finalmente, en el año 2000, la ONU declaró oficialmente el 25 de noviembre como el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Fuente EOM
Por qué debemos eliminar la violencia contra la mujer
La violencia contra mujeres y niñas es una de las violaciones de los derechos humanos más extendidas, persistentes y devastadoras del mundo actual sobre las que apenas se informa debido a la impunidad de la cual disfrutan los perpetradores, y el silencio, la estigmatización y la vergüenza que sufren las víctimas.
En forma general, la violencia se manifiesta de forma física, sexual y psicológica e incluye:
Violencia por un compañero sentimental (violencia física, maltrato psicológico, violación conyugal, femicidio); violencia sexual y acoso (violación, actos sexuales forzados, insinuaciones sexuales no deseadas, abuso sexual infantil, matrimonio forzado, acecho, acoso callejero, acoso cibernético); trata de seres humanos (esclavitud, explotación sexual); mutilación genital, y matrimonio infantil.
Para mayor clarificación, la Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer emitida por la Asamblea General de la ONU en 1993, define la violencia contra la mujer como “todo acto de violencia que tenga o pueda tener como resultado un daño o sufrimiento físico, sexual o sicológico para la mujer, así como las amenazas de tales actos, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, tanto si se producen en la vida pública como en la vida privada.”
Los efectos psicológicos adversos de la violencia contra las mujeres y niñas, al igual que las consecuencias negativas para su salud sexual y reproductiva, afectan a las mujeres en toda etapa de sus vidas. Por ejemplo, las desventajas tempranas en materia de educación no solo constituyen el obstáculo principal para alcanzar la escolarización universal y hace cumplir el derecho a la educación de las niñas, luego también le restringe el acceso a la educación superior a la mujer y limita sus oportunidades de empleo.
Aunque todas las mujeres, en todas partes del mundo, pueden sufrir violencia de género, algunas mujeres y niñas son particularmente vulnerables, ejemplo de ellas son las niñas y las mujeres más mayores, las mujeres que se identifican como lesbianas, bisexuales, transgénero o intersex, las migrantes y refugiadas, las de pueblos indígenas o minorías étnicas, o mujeres y niñas que viven con el VIH y discapacidades, y aquellas en crisis humanitarias.
La violencia contra la mujer sigue siendo un obstáculo para alcanzar igualdad, desarrollo, paz, al igual que el respeto de los derechos humanos de mujeres y niñas. Lo que es más, la promesa de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de no dejar que nadie se quede atrás, no podrá cumplirse sin primero poner fin a la violencia contra mujeres y niñas.