Concepción del Uruguay es una ciudad unida con la historia. Pero hay tres hechos sucesivos que simbolizan el extraordinario aporte hecho a la Nación desde una pequeña comunidad del interior: En 1851 el Pronunciamiento; en 1852, la victoria del Ejército Grande en los campos del Palomar de Caseros, lideradas por Justo José de Urquiza y en 1853, la sanción de la Constitución Nacional, promovida por su hijo dilecto, en la vecina Santa Fe. Pero no todo termina allí.
Hoy, con orgullo, recobramos la visión política y el coraje de aquellas mujeres y hombres al cumplirse este 21 de noviembre, el 168º aniversario de la “Heroica Defensa de Concepción del Uruguay”, piedra angular de los decisivos episodios de ese período fundamental de la vida institucional argentina.
No solo fueron los militares, preparados en el ejercicio de las armas, sino los vecinos de a pie, ancianos y estudiantes del Histórico Colegio del Uruguay que le pusieron el cuerpo para enfrentar a la numerosa tropa enviada desde la provincia secesionista, al mando del general Juan Madariaga.
El relato de aquellos hechos da cuenta del desembarco de las fuerzas invasoras –el 20 de noviembre- en el saladero “Santa Cándida”, con el concurso del vapor “Merced”, acompañado de siete buques de vela. Y, finalmente, del avance hacia la plaza Ramírez, por el “Camino de la Picada”, el 21 de Noviembre, tras el cruce del Arroyo de la China, por un improvisado puente.
El desenlace
Lugares muy reconocibles hoy como el Museo “Casa Delio Panizza”, y el Histórico Colegio del Uruguay; y otros que antaño fueran los domicilios de caracterizados vecinos de la ciudad como las residencias de: Francisco Latorre (actualmente se levanta allí el Hogar de Niñas “Remedios Escalada de San Martín), Nicolás Jorge (en las proximidades del actual Club Social), Francisco Fleitas (esquina sudeste de las actuales 3 de Febrero y Alberdi), Jorge Espiro (esquina sudoeste de Alem y San Martín), del general Manuel Antonio Urdinarrain (esquina noroeste de Onésimo Leguizamón y Rocamora) y el edificio de la antigua Aduana (actual sede del decanato de la UTN), junto al de la Comandancia, fueron los lugares asignados para la defensa.
Fueron feroces los enfrentamientos registrados en torno de plaza Ramírez, epicentro de cabales demostraciones de valentía y determinación como la del piquete del Sargento Mayor Pedro Juan Martínez para desbaratar la furiosa carga del invasor, en la esquina de las actuales calles San Martín y Juan Domingo Perón. Uno de los tantos episodios dramáticos que evoca la histórica jornada.
Ricardo López Jordán, que en su carácter de comandante militar de Concepción del Uruguay se hizo cargo de la defensa, tuvo elogiosos conceptos para el desempeño de sus subordinados, entre ellos destaca al coronel Teófilo de Urquiza, al coronel Bernandino Báez, al teniente Mateo Sastre, y a los vecinos Nicolás Jorge y Benigno Cabral. No obstante, el gran protagonista de la heroica acción fue un vecindario valiente y decidido, como el propio comandante reconociera en el parte dirigido al organizador de la Nación.
Una página especial merece el rol desempeñado por la mujer. Carmen Uribe –cuya memoria quedaría inmortalizada en una calle de la ciudad- organizó un pequeño hospital de sangre en su casa (actualmente Alberdi y Juan Domingo Perón) y tuvo a su cargo la atención de heridos con la colaboración de Teresa Villanueva de Jurado.
La Defensa de Concepción del Uruguay no fue un “entrevero” más de los muchos que registran las luchas civiles en la Argentina. El saldo de muertos habla por sí: 24 de la plaza y 110 de las fuerzas invasoras, y un total de 46 prisioneros.
El combate, que había comenzado a las once menos cuarto, duró poco más de tres horas. Hacia las dos de la tarde, las fuerzas invasoras apuraban la retirada. El propósito de sabotaje al congreso constituyente, que perseguía la invasión de Madariaga, quedaba trunco. La pequeña Villa daba otra incontrastable muestra de carácter y escribía una renovada página de gloria para su acervo. El pueblo uruguayense defendió su territorio y el futuro político de la Nación con su cuerpo, con su sangre. Hoy le rendimos un nuevo homenaje a tan significativa acción.