Al cumplirse este 16 de junio un nuevo aniversario del intento de golpe de Estado al ex presidente Juan Domingo Perón, la Comisión de Familiares de las Víctimas convocó a una conmemoración virtual del hecho mediante el posteo en redes sociales de imágenes o videos relacionados con el tema.
Hugo Mazzochi tenía 14 años cuando el 16 de junio de 1955 estaba en el Banco Nación haciendo trámites para otra entidad y escuchó las primeras explosiones. Al ver el terror a su alrededor dejó su trabajo y empezó a correr hasta llegar -sin darse cuenta- a su casa, en el barrio de Boedo.
«Me acuerdo como si fuera hoy. Cuando salí la gente gritaba y corría para todos lados, era un caos, había terror en el ambiente. Yo estuve por las calles aledañas a la Plaza y mientras trataba de salir de esas cuadras veía personas ensangrentadas por todas partes”, contó a Télam, a sus 80 años.
«Ni me preguntes cómo llegué hasta mi casa porque ni siquiera entendía lo que estaba pasando. Yo no sabía nada de política ni de lo que ocurría en el país», relata.
Distinta fue la suerte que corrió Juan Carlos Marino, quien en ese momento tenía 42 años y trabajaba en la Aduana. Sus familiares pudieron reconstruir la forma en la que murió, el lugar exacto, y hasta la hora. La historia quiso que décadas después, un granadero le contara en primera persona a su nieta cómo había sido el desenlace de aquel hombre, atravesado por una metralleta que aún revela los daños físicos en uno de los mármoles del edificio del Ministerio de Hacienda.
Su nieta, María Daniela Marino, de 43 años, fue quien tras de la muerte de su padre continuó la lucha por mantener viva la memoria: «Sabemos que mi abuelo murió a las 12.40 con la primer metralleta que lanzaron. Luego se inició el bombardeo. Él fue alcanzado, atravesado por la espalda con esa metralleta cuando estaba volviendo de la Aduana. Porque ese día Perón había dado asueto para que los trabajadores pudieran participar del acto de desagravio a la bandera que se iba a realizar en la Plaza luego de que en un acto anterior se hubiera quemado la bandera, en la celebración del Corpus Cristi”, recordó.
Cinco décadas más tarde -cuando el país pudo salir del silenciamiento que se implementó sobre ese hecho que arrasó con la vida de al menos 308 personas y dejó miles de heridos-, el intento del golpe al ex presidente y el amedrentamiento por medio del terror a la población civil se inscribió en la pelea que el ex mandatario mantenía con la Iglesia y el sublevamiento de integrantes de las Fuerzas Armadas, que ya desde 1951 venían planeando acciones conspirativas.
Marino cuenta que «como ese día se había anunciado también que iba a haber un desfile aéreo, nadie imaginó que todo terminaría con el bombardeo a la gente en las calles. Ellos esperaban que arrojaran flores, porque había rumores de eso, y en cambio, tiraron bombas», lamentó.
El Archivo Nacional de la Memoria (ANM), a cargo primero, del ex secretario de Derechos Humanos Eduardo Luis Duhalde y de su sucesor Martín Fresneda más tarde, reconstruyó que en el bombardeo que se extendió entre las 12.40 y finalizó pasadas las 17 horas, se arrojaron más 100 bombas con 14 toneladas de explosivos contra la población civil, en un hecho sin precedentes donde las fuerzas armadas de un país, con la connivencia de sectores políticos, civiles y eclesiásticos descargaron su armamento para generar el terror.
Por este motivo el hecho fue considerado luego como un delito de lesa humanidad y los familiares de las víctimas pudieron presentarse a la Justicia en búsqueda de una reparación que más que económica fue moral y emocional.
«Mi abuelo fue atravesado por la metralleta cuando tenía un pie en el primer escalón de la Línea A. Lo supe 60 años después, cuando gracias a la llegada de los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina, y la política de Memoria, Verdad y Justicia, pudimos avanzar en la investigación de lo sucedido y reencontrarnos con otras víctimas”, recordó Marino.
«En un acto, conocí a un grupo de granaderos que eran los Reservistas de la clase 34 que entonces defendían a Casa de Gobierno, y tomé contacto con Francisco Robledo quien días más tarde me llamó y me contó en detalle cómo había presenciado el asesinato de mi abuelo».
«A los dos meses de esa charla, falleció; y cuando llegó un nuevo homenaje, junto a Duhalde logramos poner también una placa en honor a los granaderos que no se habían homenajeado hasta ese momento. Recuerdo que estuvo presente su esposa”, añadió.
Marino dijo que este martes la convocatoria a colocar un posteo en las redes sociales tiene que ver con que “no se trata de hechos del pasado. Yo digo que mientras haya familiares y consecuencias en las generaciones posteriores de estos hechos de terrorismo de Estado no podemos pasar la página”.
«Como país tampoco podemos hacerlo porque este hecho fue un hilo conductor de las dictaduras que le siguieron. De hecho, los responsables terminaron tres meses más tarde en los puestos más altos del gobierno”, recordó.
Así se refirió a la instalación de la dictadura que denominaron “Revolución Libertadora” y a la línea de continuidad que “se hace patente también en la participación de algunas de las personas involucradas en la represión ilegal de 1973-1983” define la investigación ampliada del ANM editada por primera vez en 2010 al cumplirse 55 años del hecho.
Marino sostiene además que una de las cosas más dolorosas para los familiares fue “el ocultamiento, incluso en los libros de historia, donde aún hoy queda mucho por escribir”.
“Me acuerdo que cuando iba al colegio y hablaban de algunos temas yo levantaba la mano y decía que un día hubo un bombardeo en Plaza de Mayo y la maestra ni sabía de lo que le estaba hablando”, rememoró.
«El silencio estuvo presente hasta que Néstor se convierte en el primer presidente que pide perdón por estos hechos y pudimos hacer el primer acto recordatorio donde se instaló un monumento en la plaza lindera a la Casa Rosada, en el año 2008. Luego, seguimos recordándolos en los gobiernos de Cristina. Pero cuando llegó el macrismo, durante todo ese período tuvimos que contentarnos con dejar flores en la reja de Casa Rosada porque por más que enviamos notas, nunca nos dejaron volver a ingresar al sector para recordarlos”, dijo.
Las acciones bélicas contra la población civil ese día, desplegadas durante horas en Plaza de Mayo, alrededores y la CGT, tuvieron como fin generar un escarmiento destinado a castigar y quebrar la adhesión popular al gobierno constitucional.
El intento de golpe fue llevado adelante por oficiales y suboficiales de la Armada con el apoyo de un sector de la Aeronáutica mientras que el Ejército se mantuvo leal al Gobierno aunque tres meses después gran parte de él intervino decisivamente en el derrocamiento del ex presidente Juan Domingo Perón.