En un año y medio, la nafta aumentó más de un 200%. Llenar el tanque ahora cuesta el triple que en diciembre de 2023. Y no sólo golpea al que tiene auto: impacta en alimentos, transporte, servicios públicos y en toda la economía del hogar.
Con precios dinámicos y subas casi diarias, YPF opera bajo lógica de mercado puro, sin regulaciones ni amortiguadores sociales. El resultado: más incertidumbre, menos previsibilidad para quienes viven del trabajo.
Mientras el Estado nacional se retira y la provincia acompaña, los municipios quedan al frente. Con recursos congelados y costos disparados, sostienen servicios esenciales como pueden: agua, cloacas, recolección, transporte, alumbrado. Todo cuesta más. Todo depende del esfuerzo local.
El precio del combustible ya no es solo un dato económico: es el termómetro de un modelo que ajusta desde abajo. Y si nadie cuida a la gente, los gobiernos locales tendrán que seguir haciéndolo, con lo poco que tienen, pero con todo lo que representan.
Juan Martín Garay
Abogado y Concejal PJ – Concepción del Uruguay
