Entre Ríos: estudiantes diseñarán y construirán techos verdes en un proyecto de arquitectura bioclimática


Tras participar de una instancia formativa sobre arquitectura bioclimática, estudiantes de la especialidad Industrialización de la Madera y el Mueble de la Escuela Técnica Nº 3 de Gualeguaychú (Entre Ríos) comenzaron a desarrollar un techo verde que se incorporará a una estructura existente en el establecimiento.

La iniciativa es impulsada por Rotary Gualeguaychú Oeste y busca fomentar la educación ambiental y el diseño consciente entre jóvenes.

El portal Ahora ElDía dialogó con la arquitecta María Marta Chichizola, una de las expositoras de la jornada técnica, quien explicó: “Los techos verdes son sistemas de cobertura utilizados desde hace milenios, aunque su uso se fue perdiendo con el tiempo”.

“Actualmente, volvemos a ellos por sus beneficios ambientales y funcionales. En lugar de una chapa, se coloca vegetación como terminación superior, lo que mejora la eficiencia energética de los edificios. La tierra actúa como aislante térmico y acústico, protegiendo del frío en invierno y del calor en verano”, aseguró.

Beneficios urbanos y ambientales de la arquitectura bioclimática

Además de mejorar el confort interno, este tipo de cubiertas vegetales aporta valor ambiental a nivel urbano.

Según Chichizola, su presencia contribuye a la regulación del agua de lluvia, liberándola de forma paulatina y reduciendo la cantidad de escorrentía sobre las calles. También promueve la reactivación de la biodiversidad, mitigando el efecto isla de calor urbano, generado por construcciones, pavimento y sistemas de climatización.

“Los espacios verdes en altura generan microclimas y aportan humedad al entorno mediante la evapotranspiración. Esto permite estabilizar la temperatura ambiente y crear áreas más saludables tanto en verano como en invierno”, sostuvo la profesional.

Las plantas también cumplen funciones ecológicas clave: absorben dióxido de carbono, liberan oxígeno y atraen especies silvestres como pájaros e insectos. Además, colaboran en la reducción del ruido y la contaminación visual, aportando valor psicológico y estético: “Ver pasto en lugar de chapas y escuchar aves mejora la percepción del entorno”.

Aprendizaje técnico aplicado a soluciones reales

Para llevar adelante este proyecto, se requiere evaluar la capacidad estructural del edificio. Aun con poca cantidad de tierra, la carga aumenta considerablemente al estar mojada, por lo que es esencial realizar una correcta impermeabilización y preparación del terreno.

“Con los alumnos trabajamos sobre estructuras en madera, demostrando que no es necesario construir sobre loza. Abordamos contenidos de arquitectura bioclimática y analizamos cómo adaptar los diseños según el clima local. La instancia más enriquecedora será cuando empiecen a construir la maqueta: manipularán la tierra, resolverán los puntos críticos y aprenderán de forma práctica”, afirmó Chichizola.

En cuanto a la urgencia de estas iniciativas, la arquitecta subrayó: “El cambio climático es tangible. Hay inviernos más rigurosos y veranos cada vez más extremos. Necesitamos soluciones sustentables que generen ahorro energético y mejoren nuestra calidad de vida”.

Mientras los techos verdes y la arquitectura ecológica avanzan en todo el mundo, en Gualeguaychú ya hay estudiantes construyendo desde un enfoque que combina conocimiento técnico, responsabilidad ambiental y visión a largo plazo. Un ejemplo de cómo la formación profesional puede generar impacto positivo y regenerativo, desde lo local hacia lo global. FUENTE NOTICIASAMBIENTALES.COM