Bajo el lema “Tu presencia es signo de esperanza”, la comunidad de San José llevó a cabo una conmovedora marcha de antorchas en el contexto de la Semana Internacional de Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas. Esta iniciativa, organizada por la Iglesia local, recorrió varios puntos emblemáticos de la ciudad y contó con una gran participación de los ciudadanos.
El viernes 27 de junio, al caer la tarde, las calles de San José se iluminaron con luz, oración y un fuerte sentido de comunidad durante una nueva edición de la marcha de antorchas convocada por la Parroquia San José. Este evento se llevó a cabo en el marco del Día Internacional de la Lucha contra el Uso Indebido y el Tráfico Ilícito de Drogas, promovido por la ONU, y se planteó como una manifestación de fe, esperanza y acción concreta ante una de las problemáticas más apremiantes de nuestra sociedad. La consigna de este año, “Tu presencia es signo de esperanza”, resonó en las más de cien personas que, antorcha en mano, caminaron desde la parroquia, pasando por lugares estratégicos de la ciudad: la plaza, instituciones educativas, la terminal, el sistema de salud, clubes deportivos, el Estado, y, por supuesto, la comunidad parroquial. En cada parada, se rezó, se reflexionó y se elevó una plegaria con mensajes profundos dirigidos a jóvenes, familias, educadores, personal de salud y autoridades. Desde la organización explicaron que “cada estación representa un sector clave en la prevención y recuperación frente al flagelo de las drogas: la plaza como símbolo del ocio y los jóvenes; las escuelas como espacio de contención y formación; el club como alternativa saludable; el Estado como actor imprescindible en la respuesta efectiva”.
La marcha concluyó en la Parroquia San José, donde se hizo un llamado a la esperanza y al compromiso fraterno. “La recuperación no es un camino solitario: se sostiene en vínculos, en el abrazo de una red fraterna. Como Iglesia, queremos ser ese puente”, compartieron desde la Pastoral de Adicciones. El recorrido fue más que un simple trayecto físico; fue una experiencia profundamente simbólica: una invitación a caminar juntos, a no juzgar, a escuchar y a extender la mano a quienes enfrentan el desafío del consumo problemático. La consigna final resonó con fuerza: “Estamos aquí para escucharlos, acompañarlos y abrazarlos sin juzgarlos”. Con esta acción, San José se unió a una jornada mundial de concientización, enviando un mensaje claro: ante el dolor, la exclusión y el abandono, la comunidad responde con luz, presencia y esperanza.