6 de mayo, día de futbol. Debutaron Erico en Independiente y Amadeo Carrizo en Rive

El 6 de mayo de 1934, se enfrentaron   Boca e Independiente  en la vieja cancha boquense, en el rojo era el día del debut de Arsenio Erico.

Boca jugó con: Perdies, Moisés Alves do Rio, Bibis, Martines  y Lazzatti,  Suarez,  Lucco y Sanches, Varallo,  Benítez Cáceres, y Cusatti.

Independiente por su parte con: Ferrou, Corazzo, Bello, Lecea y Celestino Martínez. Rojas, Álvarez, Fazio, Sastre, Adolfo Martínez y Erico.

El partido termino 2 a 2 con goles de. Martinez (I), a los 17 min. Del primer tiempo, empatando Benítez  Cáceres  a los 30 y a los 52 los dio vuelta con gol de  Cusatti, para poner cifras definitivas  Sastre a  los 75.

Arsenio Pastor Erico Martínez: nace  en Asunción, el 30 de marzo de 1915, falleciendo en Buenos Aires, el 23 de julio de 1977. Futbolista paraguayo que se destacó en las décadas de 1930 y 1940. Es considerado por la FIFA como el mejor futbolista paraguayo de todos los tiempos y uno de los mejores futbolistas sudamericanos del siglo XX, algunos, incluyendo Alfredo di Stéfano lo consideraron, en su momento, el mejor futbolista de la historia. Ostenta el récord en la actualidad de ser el máximo goleador de toda la historia de la Primera División de Argentina, con 295 tantos,  relegado al segundo lugar al máximo ídolo riverplatense, Angel amadeo Labruna. Erico se encuentra entre los máximos goleadores paraguayos de todos los tiempos, ocupando el segundo lugar detrás de  Óscar Cardozo, con un total de 344 goles en 418 partidos (promedio de 0,87 por partido).

Erico inició su carrera futbolística en el Club Nacional a los 15 años, debutando en la Primera División de Paraguay. En 1932, durante la guerra del Chaco —entre Paraguay y Bolivia—, Erico, aún menor de edad para el servicio militar, acompañó a una selección de la Cruz Roja en una gira con fines de recaudación de fondos. Durante esta gira, destacó notablemente en Argentina, captando la atención de directivos de River Plate e Independiente. Finalmente, fueron los dirigentes de Independiente  quienes lograron firmar un contrato profesional con él. No obstante, Erico debía cumplir con el servicio militar en Paraguay, que estaba en conflicto. Los directivos argentinos obtuvieron un permiso especial del Ministerio de Defensa de Paraguay, permitiendo así a Erico iniciar su destacada carrera en Argentina. Debutó con Independiente el 5 de mayo de 1934 contra Boca Juniors sin anotar goles, a los 19 años. En el siguiente partido contra Chacarita Juniors, marcó el primero de sus 295 goles. A lo largo de su carrera, recibió numerosos apodos como: “El Saltarín Rojo”, “El Hombre de Goma”, “El Paraguayo de Oro”, “El Hombre de Mimbre”, “El Mago”, “El Aviador”, “El Duende Rojo”, “El Diablo Saltarín”, “El Rey del Gol”, “Mister Gol”, “El Hombre de Plástico”, “Virtuoso”, “El Semidiós”, “El Trampolín de América”, entre otros. La prensa de la época no escatimaba en elogios sobre su estilo de juego. Registró la acrobacia “escorpión”, el 12 de agosto en 1934 frente a Boca Juniors, jugada esta que luego realizaron: Alfredo di Stéfano (1957), Roberto Cabañas (1983), René van Eck (1985), Víctor Hugo Aristizábal (1993) y que  popularizó el arquero colombiano Higuita. Luego de un periodo de inactividad debido a lesiones, en 1937 Arsenio Erico desplegó todo su potencial, anotando 48 goles en 34 partidos,​ lo que lo convirtió en el máximo goleador en un torneo largo y estableció un promedio de 1,43 goles por partido, el más alto en un campeonato. En 1938, lideró a Independiente hacia su primer título nacional en la era profesional, repitiendo su rendimiento goleador con 43 tantos en el año. Al siguiente año, marcó 41 goles, asegurando el bicampeonato para los “Diablos Rojos”. Durante estos dos años, Independiente jugó 66 partidos, ganando 52, empatando 5 y perdiendo 9. Algunos expertos consideran al equipo de Independiente de 1938-39 como uno de los mejores en la historia del fútbol mundial, junto al Real Madrid de Alfredo Di Stéfano y la selección brasileña de 1970 con Pelé. Erico formó parte de una delantera excepcional junto a José Vilariño, Vicente de la Mata, Antonio Sastre y Juan José Zorrilla. Su capacidad para anotar goles era extremadamente creativa y variada. En 1942, tras disputas con los nuevos dirigentes de Independiente, Erico regresó a Paraguay y cumplió su sueño de llevar al Nacional al campeonato. Independiente recibió ofertas de River Plate y San Lorenzo de Almagro por su traspaso, pero la afición se opuso a verlo en un equipo rival, por lo que se le renovó el contrato y regresó en 1943, finalmente vendió el pase de un Erico ya maduro y lesionado a Huracán, donde jugó siete partidos oficiales sin marcar goles antes de retirarse del fútbol argentino.

Domingo 6 de mayo de 1945.

Por la 3ª fecha del Campeonato de Primera División de AFA. En Avellaneda. El local Independiente caía derrotado por River Plate por 2 a 1. Ese día debutaba en la primera de River Plate, y bajo los tres palos, Amadeo Raúl Carrizo. Con la banda roja disputó un total de 522 partidos entre los años 1945-1968. Acaso, el mejor arquero argentino de todas las épocas. Un intuitivo, adelantado en su tiempo. El hombre que consolidó la trascendencia del guardavalla-jugador. Lo llamaban «maestro» y a veces «payaso» por sus recursos. Era arquero, pero gambeteaba, atajaba con una mano, achicaba sensacionalmente, cabeceaba. Era único.

En la jornada del debut de Amadeo, el local Independiente formó con:

Antonio Cammarata; Omar Crucci y Antonio Arrigó; Oscar Sastre, Leonardo Lemmi y José Batagliero; Camilo Cervino, Vicente De la Mata, Arsenio Erico, Norberto Pairoux y Reinaldo Mourín.

La visita River Plate alistó a:

Amadeo Carrizo; Ricardo Vaghi y Eduardo Rodríguez; Norberto Yácono, Manuel Giúdice y José Ramos; Juan Carlos Muñoz, Alberto Gallo, Adolfo Pedernera, Ángel Labruna y Félix Loustau.

Goles  PT. 17` Camilo Cervino (I),  18` Ángel Labruna de penal. ST. 33` Alberto Gallo(R).

Amadeo Raúl Carrizo, nació el 12 de junio de 1926 en la localidad de Rufino, provincia de Santa Fe, debutando en 1945 a los dieciocho años de edad. En total intervino en 595 encuentros (teniendo en cuenta los partidos con Alianza Lima y Universitario, en carácter de refuerzo): 551 en u River Plate y 20 con la selección argentina. A los cuarenta y dos años de edad mantuvo su valla invicta 769 minutos. El récord se registró el 14 de julio de 1968. Su estilo de juego formó escuela entre otros afamados guardametas latinoamericanos. Jugó ininterrumpidamente en River Plate durante veinticuatro años, desde 1945 hasta 1968, siendo el jugador que más años permaneció en el club y uno de los que tiene más partidos disputó (solo superado por  Reinaldo Carlos Merlos con 563). Jugó el Mundial de Suecia del 58, siendo duramente criticado por su actuación, sobre todo en la dura derrota por 1-6 ante Checoslovaquia, pero tuvo su revancha cuando ganó la Copa de las Naciones, disputada en Brasil en el 64, terminando con la valla invicta, ante equipos de la envergadura de Portugal, Inglaterra y Brasil, el, en ese momento Campeón del Mundo (Chile 62), teniendo Carrizo una destacada actuación en todos los partidos, pero sobre todo ante el dueño de casa, en donde Amadeo fue enorme, al frustrar uno tras otro los intentos del equipo de Pelé, y coronando su tarea con un penal que contiene, con  mano cambiada, pateado por Gerson al ángulo izquierdo, una noche de aquellas, para Argentina y Carrizo. Amadeo Carrizo también fue gran protagonista de la final de la Copa Libertadores de 1966 frente al Peñarol, algo que fue una marca negativa para él, ya que detuvo la pelota con el pecho, que desataría la garra de los Aurinegros, que le propinaron 4 goles para remontar el marcador, 2 a 0 al término del primer tiempo. En los años 1969 y 1970 jugó por Millonarios de Colombia antes de su retiro definitivo. En 1973 dirigió al Once Caldas en ese mismo país. El arquero soviético Lev Yashin, lo llenó de elogios y en el único partido que se enfrentaron, Yashin le regaló como homenaje sus guantes. Fue compañero entre otros de Alfredo Di Stéfano, Pedernera, Labruna, toda la delantera apodada “La máquina”,  grandes jugadores de River Plate y Millonarios. Recibió el apodo de Tarzán, por sus espectaculares acrobacias en la defensa de la meta. También fue definido en medios europeos como el mejor guardameta del siglo XX en Latinoamérica. La revista especializada El Gráfico, en una nota lo calificó como: “Un Maestro Sin Época”. Pasó sus últimos años en el barrio de Villa Devoto en la ciudad de Buenos Aires, donde falleció el 20 de marzo de 2020.

Elìas Almada

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