Buenos Aires, 6 de mayo de 2025 – Es una de las enfermedades crónicas no transmisibles más frecuentes del mundo. Afecta a más de 250 millones de personas.1 El asma, no controlado adecuadamente, empeora el sueño, impide correr, saltar, bailar o subir una escalera. En casos severos, puede requerir hospitalizaciones y poner en riesgo la vida.
A pesar de los avances en su diagnóstico y tratamiento, el desconocimiento y la circulación de información errónea siguen siendo barreras para su manejo eficaz. En el marco del Día Mundial del Asma, que se conmemora el primer martes de mayo, profesionales de la salud alertan sobre la necesidad de desmitificar creencias que impiden actuar a tiempo. Estos son las diez más frecuentes:
1. “El asma es cosa de niños”
Falso. Si bien es habitual que los primeros síntomas aparezcan durante la niñez y el asma es más frecuente en los primeros años de vida, puede desarrollarse a cualquier edad, inclusive en adultos mayores. Además, puede persistir durante toda la vida, con distintos grados de severidad. Los controles periódicos con el neumonólogo o alergista son fundamentales para ir ajustando el tratamiento y prevenir recaídas.
2. “No es una enfermedad grave”
Falso. El asma es una enfermedad crónica que puede tener consecuencias graves si no se trata adecuadamente. En ocasiones, para brindar una falsa tranquilidad a los padres, algunos profesionales de la salud minimizan el cuadro o evitan usar la palabra asma, eligiendo en su lugar expresiones como ‘tiene broncoespasmos’, ‘bronquitis frecuente’ o ‘se le cierra el pecho’.
Puede limitar actividades diarias, provocar ausentismo laboral y escolar, y propiciar cuadros de ansiedad y depresión2 . En los casos más severos, las exacerbaciones -episodios agudos que empeoran significativamente- pueden requerir acudir de urgencia a la guardia o incluso hospitalizarse. Se calcula que hay unas 15.000 hospitalizaciones y cerca de 400 muertes al año por asma en el país.3
De hecho, entre 1980-2022 hubo una disminución progresiva de la mortalidad por asma en Argentina, aunque 2023 muestra ese número de 400 muertes anuales, que representa un incremento del 30% respecto del año anterior.4
3. “Es solo una alergia”
Falso. Minimizarlo es un error, pero -de todos modos- si bien a veces es de origen alérgico, es una afección compleja que involucra inflamación persistente de las vías respiratorias. En muchos casos, interviene en su desarrollo un mecanismo inmunológico conocido como inflamación de tipo 2, en el que hay una sobreexpresión de unas proteínas específicas. Conocer qué tipo -y gravedad- de asma presenta cada paciente orienta las decisiones terapéuticas.
4. “Sin síntomas, no necesito tratamiento”
Incorrecto. El asma puede tener períodos de calma, pero la inflamación subyacente suele estar presente, aunque no haya síntomas evidentes. En parte por estos periodos sin síntomas las personas no van al neumonólogo o alergista y se calcula que cerca de la mitad de los pacientes no están diagnosticados.5
Realizar una consulta e iniciar y cumplir un tratamiento preventivo es el mejor camino para evitar el desarrollo de síntomas e, inclusive, de crisis severas.
5. “El asma se cura”
Falso. En la actualidad no existe una cura definitiva para el asma, pero sí hay tratamientos muy eficaces para controlarla, inclusive para los cuadros más graves. Muchas personas con asma bien controlada llevan una vida completamente normal, sin limitaciones de ningún tipo.
6. “Usar medicamentos a diario genera dependencia”
Mito; y uno muy perjudicial. Los medicamentos para el asma no generan adicción. Dejar de usarlos por miedo a la dependencia puede aumentar el riesgo de complicaciones potencialmente graves.
7. “Si tengo asma no puedo hacer ejercicio”
Falso. Con el asma controlada, la actividad física es posible y recomendable. “De hecho, el ejercicio mejora la capacidad respiratoria y la calidad de vida. Existen estrategias médicas para prevenir los síntomas durante la actividad”, explicó el Dr. Ricardo Del Olmo, médico neumonólogo, Jefe de Departamento de Diagnóstico y Tratamiento del Hospital María Ferrer.
8. “El diagnóstico requiere estudios invasivos”
Incorrecto. El diagnóstico de asma se realiza a través de una combinación de historia clínica, examen físico y pruebas simples como la espirometría, que mide la función pulmonar y es indolora y no invasiva.
9. “El asma se pasa solo con el tiempo”
Incorrecto. En algunos niños los síntomas pueden disminuir con los años, pero esto no significa que la enfermedad haya desaparecido. En muchos casos, el asma permanece latente y puede reactivarse más adelante.
10. “Solo necesito el tratamiento cuando tengo una crisis”
Depende. Esto depende del tipo de asma y de la indicación médica. En general, los especialistas recomiendan un tratamiento de base para reducir la inflamación, junto con el uso del broncodilatador de rescate solo para cuando sea necesario. Excepto en las formas más leves de asma, en donde es posible un tratamiento inhalatorio a demanda, las recomendaciones actuales son realizar un tratamiento de mantenimiento antiinflamatorio cuando el paciente está asintomático a fin de evitar las crisis. Si solo se trata al paciente en crisis, se ha llegado tarde.
Hacia un mejor control
“Uno de los grandes problemas que enfrentamos es la subestimación del asma. Muchas personas conviven con síntomas como tos crónica o falta de aire durante décadas sin tomar la determinación de hacer algo por su salud y visitar un médico. Una vez que lo hacen y recuperan su salud respiratoria, no pueden creer que soportaron tanto tiempo con síntomas”, advirtió el Dr. Del Olmo.
“El desafío está en consultar al profesional de la salud, que puede ser un clínico, un neumonólogo o un alergista, y seguir el tratamiento adecuado. Inclusive en las formas más severas del asma, contamos con nuevas terapias biológicas innovadoras que han transformado la vida de los pacientes. El control del asma es posible y no es necesario resignarse a vivir con limitaciones por falta de aire”, concluyó.
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