Las nubes no solo embellecen el cielo, también nos indican el clima y fenómenos atmosféricos que pueden estar ocurriendo.
Los cirros, delgados y altos, anuncian cambios en el tiempo, como la llegada de frentes cálidos o tormentas.
Los cirrostratos forman un velo blanco que puede cubrir todo el cielo y causar halos alrededor del Sol o la Luna.
Los cirrocúmulos parecen copos pequeños agrupados y suelen indicar inestabilidad en niveles altos de la atmósfera.
Los altocúmulos, más bajos, aparecen como masas algodonosas y pueden asociarse a lluvias si se vuelven densos.
Los estratocúmulos son nubes grises y bajas que rara vez producen lluvias fuertes, pero cubren el cielo.
Los cúmulos son nubes esponjosas y blancas, típicas del buen tiempo, aunque pueden crecer si hay calor y humedad.
Las nubes de tormenta y los cumulonimbos son las más peligrosas, capaces de generar truenos, lluvias intensas y hasta granizo. Fuente @comunidad_biologica
