Una mamá explica como se deben respetar los lugares públicos destinados a personas con problemas sensoriales y discapacidad. Esos espacios inclusivos pueden ser utilizados por todos, respetando a quienes más lo necesitan, cumpliendo la función por la que fueron construidos
«La Plaza Blanda que se construyó en la plaza Urquiza fue diseñada con el objetivo de atender y recibir a personas con dificultades sensoriales y discapacidad. Si bien, por supuesto es un espacio público, es un lugar que debería considerarse con tal prioridad.
Las hamacas hacen un ruido insoportable para personas con hipersensibilidad auditiva, al no tener mantenimiento el objetivo de la plaza pierde sentido.
Por otro lado, los padres aprovechan que el espacio está cercado para q los chicos griten y corran mientras ellos se alejan (inclusive de esos mismos ruidos) y no hay nadie ni nada (cartel por ejemplo) que pueda explicar o comunicar que hay muchísimas opciones de espacios para que los nenes puedan disfrutar, pero que ESTE en particular, hay que intentar que tenga la menor contaminación sonora posible.
De todas maneras, lo peor de todo, es ver a personas ADULTAS y aparentemente sensatas, USANDO la hamaca para discapacitados.
Como mamá de un nene con autismo, todo lo que menciono indigna a niveles altísimos.
Construir espacios inclusivos no sirve de nada si la comunidad no empieza a reflexionar sobre qué significa que los derechos de uno terminan cuando no involucran las posibilidades de otros». Profesora Daiana Reyes – La mamá de Lolo – @guiartea
