Días atrás indignaron las imágenes que se tomaron en Cambacuá de la rotura de huevos de aves silvestres protegidas (rayadores, atí, chorlito).
Esto es a raíz de muchos navegantes que llegan en sus embarcaciones con su familia y mascotas (perros), a los que mientras disfrutan de las playas de este lugar prácticamente exclusivo, los dejan sueltos.
Lamentablemente el perro (que no tiene la culpa) provoca estos daños irreparables a la fauna autóctona, sin que sus dueños se hagan cargo y tomen conciencia del daño que generan.
Sin dudas es lindo tener estos lugares paradisíacos a los que no todos pueden llegar, pero todos sí debemos entender que hay cosas que debemos respetar y cuidar, como el medioambiente y la fauna.
Proteccionistas hicieron llegar su justo y entendible reclamo, señalando que “Es una lástima la desaprensión mostrada por aquellos que visitan ésos lugares y tienen tan poca empatía con el cuidado de la fauna silvestre y en las autoridades que no reconocen que esto debe ser protegido, pues no sólo son los verdaderos dueños del ambiente sino que pueden ser un atractivo turístico”.