David Cáceres*: “En nuestros días, ser peronistas es un deber”

 

El patético desfile de personas que integraron el peronismo pasándose al oficialismo afecta más a los actores implicados que al peronismo. Pero además, es un pésimo ejemplo para nuestra sociedad que necesita reconstruir su confianza en los políticos y en la política, no ver como se jactan de salir de shopping con la estructura del Estado a comprar voluntades.

Se equivoca el gobierno de Frigerio si cree que es innovador el show de la traición que viene montando. Ya Perón hablaba de estos personajes que son leales cuando no les conviene ser desleales, porque esos que hacen posar para la foto como si fueran un trofeo, en su gran mayoría no son nuevitos, le deben todo al peronismo, llegaron con la estructura y los recursos del peronismo, hicieron sus armas en el peronismo, los votaron porque iban con el peronismo. Las críticas a la conducción política durante 20 años de gobiernos peronistas en la provincia, prácticamente no existieron, pero ahora les entran las dudas y los cuestionamientos ideológicos.

Tanto le deben al peronismo que el único valor que tienen para ofrecerle al gobierno provincial para que los sume es que están dispuestos a renegar de sus convicciones, a traicionar a sus votantes, y a prestarse a un desfile humillante frente a la sociedad, sin que se les caiga la cara de vergüenza. Cuando hicieron su campaña repartieron una boleta, la del peronismo; me pregunto si habrán ido a charlar con las bases militantes para comunicarles que ahora se van con los que compitieron.

El colmo del ridículo es que algunos dicen que siguen siendo peronistas, que mantienen sus convicciones, no se sabe si las de antes o las de ahora, porque se ve que tienen varias. Lo cierto es que nunca fueron peronistas, y no porque lo diga yo, sino porque si hay algo que caracteriza a los peronistas es que aguantamos el chirlo, enfrentamos la adversidad, eso es lo que aprendí de la militancia, de los que se le plantaron al menemismo y se bancaron el desierto sin poner ni medio pie afuera del PJ y sin jamás haberse prestado a semejante manoseo. Y ese es el ejemplo que nos dan todos los días las y los militantes que ponen el cuerpo en el barrio, en los comedores comunitarios, en los clubes, en las vecinales, en los sindicatos, los que todavía no tuvieron la oportunidad de ocupar cargos en el Estado, esos no flaquean.

Esta situación no tiene que ver con los nuevos tiempos ni los nuevos paradigmas de la política, porque a la par de esa gente que se va con el oficialismo, en el peronismo tenemos una liga con más de 30 intendentes e intendentas activos, con mucho trabajo en equipos de gestión, y también un grupo de intendentes jóvenes que organizan encuentros convocando a la dirigencia y a la militancia, y a la vez hacen un enorme esfuerzo cotidiano para llevar adelante sus gestiones, para dar respuestas a sus comunidades en un escenario desastroso. A esos intendentes, ni se les cruza por la cabeza pasarse al oficialismo provincial del PRO y sus aliados.

El flaco argumento de los que salen sonriendo en las fotos, es que el peronismo no los contiene, no los escucha, pero es una excusa que ya se ha escuchado en otras oportunidades. En el justicialismo venimos de un proceso interno muy complejo donde se llegó a un gran consenso para elegir candidatos en la provincia y en algunas localidades con internas muy competitivas y este año se logró un gran acuerdo para designar autoridades partidarias integrando a la inmensa mayoría las expresiones, también con elecciones en aquellas departamentales y básicas donde no hubo consenso, es decir que la posibilidad de participar y competir siempre estuvo. Además se realizó un Congreso Partidario que fue histórico, que duró más de cinco horas en las que tuvimos la posibilidad de expresarnos y decirnos las cosas en la cara. Se definieron cosas importantes y se estableció la integración de las minorías que es un hecho trascendente. El peronismo hoy está en una instancia de reorganización y esa es una acción colectiva, lo hacemos entre todos.

Creo que el momento exige elevar el nivel de la discusión, de cómo queremos llevar adelante la política en la provincia y cuál es nuestro compromiso con la democracia. Hay que tener una conducta ética y partidaria sólida, que dé certezas a la población. En ese sentido vale reflexionar sobre el mensaje que le quiere dar el gobierno de Frigerio a la sociedad, porque no se puede estar todo el tiempo haciendo campaña y creando nuevos cargos políticos. Y parece que el mensaje es que están dispuestos a cualquier cosa para atacar al peronismo, inclusive auto percibiéndose como peronistas, sumando oportunistas que abandonan fácilmente sus convicciones, que estuvieron décadas viviendo a la sombra del peronismo y cuando hubo que poner el cuerpo, salieron corriendo y dejaron en banda a sus compañeros y a quienes los votaron. Visto así, es una mala foto y un pésimo aporte al fortalecimiento de la democracia que es un compromiso irrenunciable para quienes ocupamos cargos de gobierno.

Mientras, el peronismo verdadero seguirá transitando su camino de unidad y de construcción de una alternativa distinta al actual modelo nefasto de Milei y sus aliados porque, como dijo Evita: “Si el pueblo fuera feliz y la Patria grande, ser peronista sería un derecho; en nuestros días, ser peronista es un deber. Por eso soy peronista”.