Cambio climático: certificaron en la Argentina la primera producción de carne vacuna carbono negativo del mundo

Todo comenzó en medio de la pandemia, cuando dos empresarios italianos que tenían establecimientos ganaderos en el país se acercaron al INTA para ver si podían tener un estudio sobre el impacto de la carne que producían en sus respectivos campos, uno ubicado en Federal (Entre Rios) llamado San Esteban y otro en Villa Huidobro (Córdoba), de nombre Ralicó

Se trata de un protocolo que llevó adelante el INTA y el INTI en dos campos ganaderos en Entre Ríos y Córdoba que obtuvieron una Declaración Ambiental de Producto (EPD) de un kilo de peso vivo bovino.

“Dato mata relato”. Con esa frase, Rodolfo Bongiovanni, investigador y coordinador del proyecto “Diseño y desarrollo de sistemas de producción sostenibles” del INTA, buscó resumir el resultado de un trabajo llevado a cabo por el instituto, con el INTI (con la ingeniera agrónoma Leticia Tuninetti) y con el sector privado.

Según dijeron en el organismo, se trata de la “primera Declaración Ambiental de Producto carbono negativa de la producción de un kilo de peso vivo”. En detalle, estas tres patas del proyecto mancomunado lograron por primera vez en el mundo certificar la producción de un kilo de peso vivo bovino en un campo ganadero, a través del sistema de certificación y ecoetiquetado más exigente del planeta, que es la Declaración Ambiental de Producto (EPD), con una validez de cinco años.

Todo comenzó en medio de la pandemia, cuando dos empresarios italianos que tenían establecimientos ganaderos en el país se acercaron al INTA para ver si podían tener una constatación del impacto de la carne vacuna que producían en sus respectivos campos, uno ubicado en Federal (Entre Ríos) llamado San Esteban y otro en Villa Huidobro (Córdoba), de nombre Ralicó.

“En Europa, ellos también son productores y están muy avanzados con las declaraciones ambientales de productos, donde todo lo que es la huella de carbono y otros impactos están muy presentes en el mercado y en la demanda de los consumidores. Es gente que se dedica a la producción primaria tanto en la Argentina como en Italia y pasan la mitad del tiempo allá y la otra mitad del año aquí. Nos dijeron que venían haciendo una ganadería teniendo en cuenta la huella de carbono y querían que nosotros la midiéramos, le pongamos números y la certificáramos, con la idea de mejorar su imagen, tener el liderazgo en lo ambiental y además darle un valor agregado a su producto. La idea de ambos ganaderos, que realizan ciclo completo en sus campos, es exportar en un futuro su carne envasada al vacío que producen en el campo”, contó Bongiovanni.

Según describió, en el país las empresas utilizan el sistema silvopastoril, con un monte nativo, donde le incorporan una especie en la parte de abajo del bosque para que brinde forraje a la hacienda, “que se parece a muchos trabajos que se hacen a nivel mundial para hacer una ganadería carbono neutro, carne carbono cero”. En estos dos casos, utilizan siembra aérea de semillas forrajeras para los animales, que además comen las ramas y chauchas que caen de los árboles de la zona.

Fue así que dos años atrás se pusieron manos a la obra para evaluar in situ los ocho impactos ambientales necesarios para la certificación, de los cuales el más conocido de todos es la huella de carbono y, donde en particular, el principal factor de emisión es el propio animal, a través de emisión de gases de metano entérica.