Un 23 de febrero, pero hace 66 años

 

Seis años atrás, en 2018 al cumplirse 60 años de haber ganado Arturo Frondizi las elecciones presidenciales, un pensador, politólogo y hoy innegable hombre de referencia, peronista de la primera hora, dijo en un programa de Televisión, palabras más, palabras menos “Frondizi fue el último Presidente que pensó un país hacia adelante”. Ese pensador se llama Julio Bárbaro y no se puede negar su filiación peronista. Un 23 de febrero de 1958 –hace 66 años- Arturo Frondizi ganaba las elecciones presidenciales. Fue, sin duda el último estadista que gobernó el país. Hay un abismo de diferencia entre “Político” y “Estadista”. Se puede definir a este último diciendo:

Estadista: Persona de existencia visible que ejerce la política, que por su capacidad intelectual vive física y cerebralmente el tiempo presente en el presente y todos los días vive reflexivamente en el futuro, conociendo con absoluta claridad el pasado. Las oraciones que elabora su intelecto las construye en forma simultánea y coherente usando los tiempos presente y futuro de los verbos. Ensambla y coordina constantemente el presente con el futuro. Vive 50 o más años adelante. Resuelve los problemas de hoy mirando, sintiendo, palpando y viviendo con absoluta claridad los problemas de 40 ó 50 años adelante. Sabe sentarse a discutir con el futuro, como amigo, mano a mano. Con otros se sienta a negociar conociendo perfectamente el futuro de su Nación. Para él, la oposición política es una circunstancia. Y la ve muy positiva. No le molesta la oposición, al contrario, sabe sacar de esa confrontación civilizada resultados e ideas que utiliza constructivamente en provecho de su esquema político.

Arturo Frondizi nació en Paso de los Libres el 28 de octubre de 1908 y murió en Buenos Aires el 18 de abril de 1995. Siendo adolescente vivió en la casa ubicada en la esquina Nor-Este de las calles Lucilo López y Juan Perón de nuestra ciudad.

Fue alumno de nuestra Escuela Urquiza –que en ese momento funcionaba en la casa hoy existente ubicada frente a la suya, en la esquina Sur-Este de las calles de Lucilo López y Juan Perón- y de nuestro Colegio.

Como preclaro Presidente de los Argentinos, el Papa Juan XXIII lo llamó “El Estadista de América” y fue sin duda el último que, como dijo Julio Bárbaro, “pensó una Argentina hacia adelante”. Fue incomprendido por las mentes obtusas de la época y derrocado por un movimiento militar encabezado por el Gral. Raúl Alejandro Poggi, quien pasó por nuestra ciudad como Oficial de la Escuela de Ingenieros donde se lo conoció como “el loco”. Al conocerse el Golpe de Estado, una hábil maniobra del Ministro de la Corte Suprema de la Nación Julio Oyhanarte –que hizo jurar a José María Guido como Presidente en la sede de la Corte Suprema- le impidió asumir a Poggi como Presidente que, según crónicas de la época, se probó la banda presidencial y se sentó en el sillón del Presidente. Fue un acto deplorable porque se perdió la oportunidad histórica de desarrollar el país con industria pesada. Frondizi quiso hacerlo durante su mandato y las fuerzas del status quo local se lo impidieron. Diez años después quien lo destituyó confesó que se había equivocado. Lamentablemente era tarde y el daño a la República estaba hecho.

En mi opinión personal, Frondizi no quiso o no pudo cumplir con los compromisos contraídos en su pacto con Perón, que existió según lo reconoce Albino Gómez. Ese fue el pretexto que tuvo Perón para quitarle su apoyo, pero a mi entender Perón vio que Frondizi lo estaba desplazando como principal protagonista de la política argentina, lo que no le convenía en absoluto.

En particular, ya en el 83, la Academia Nacional de Historia y Ciencias Morales y Políticas, por boca de su decano, Enrique De Gandía, reconoce que «la salida de Frondizi del poder fue el mayor error que cometieron las. fuerzas militares», incluso el mismo ejército lo condecoran con la «Medalla del Ejército Argentino», la mayor reverencia, «para reparar el error histórico que significó su derrocamiento», como dijo el General Mayor del Ejército General Martín Balza, pero nada pudo reparar lo hecho.

Aquella fue la segunda oportunidad de desarrollar al País con Industria pesada. La primera fue en 1946 cuando Perón asumió la Presidencia con elecciones ganadas el 24 de febrero y fue lamentable, pues habiendo oro en barras que llenaba –no hablando con una frase literaria sino con la expresión de un hecho real, que lo atestigua la siguiente foto– los pasillos de la Casa de la Moneda de la Nación, se perdió la oportunidad histórica de desarrollar el país con industria pesada.

1945-Directorio del Banco Central días antes de la llegada de Perón al poder. Detrás de las personas, los lingotes de oro que no entraban en las bóvedas. Con eso se hubiera podido desarrollar la industria pesada. Nuestra inflación anual estaba entre 2 y 3% y 8° puesto entre los países del mundo. Todo fue despilfarrado regalando cocinas, bicicletas o heladeras hechas con acero que se importaba hasta que se terminó la plata y también fue robado. Sin palabras.

Frondizi intentó desarrollar el país en los cuatro años que gobernó atajando los golpes de sable y bayonetas desde los cuatro flancos de su humanidad y al final le fue impedido por las fuerzas conservadoras. El no haber desarrollado la industria pesada con el oro que había en el 46 y la destitución de Frondizi son dos errores que no debe olvidar la sociedad argentina.

Albino Gómez, quien fue Asesor del Gabinete de Arturo Frondizi, con estrecho contacto personal con el Presidente, escribió el libro Arturo Frondizi: el último estadista: la vigencia de un proyecto de desarrollo” basado en un diario personal que llevó durante su gestión. En ese libro afirma, con conocimiento de causa, que el derrocamiento de Frondizi se produjo pues las fuerzas ultra conservadoras –entre las cuales estaban las autoridades de la Unión Cívica Radical del Pueblo- sostenían que el desarrollismo que proponía Frondizi desembocaría en el Comunismo, pues tomaban el ejemplo de Italia donde el Sur no era desarrollado y vivían “sin problemas” y en el Norte, que estaba próspero con sus industrias, el Comunismo se había desarrollado. ¿Cómo podríamos calificar a semejante torpeza académica de nuestros “preclaros” políticos?. Y eso ocurrió, sí, ocurrió. Para su mala suerte política a Frondizi se lo tildaba de Comunista pues “cargaba con la culpa” de tener a su hermano Silvio, teórico ferviente del trotskismo, lo que le valió a éste ser fusilado en Ezeiza con 50 impactos de bala por la triple A de López Rega en 1974.

Sus padres, Giulio Frondizi e Isabella Ércoli, fueron italianos originarios de Gubbio, un pueblo, hoy hermosa ciudad, de la Región de Umbria, en el centro de Italia.

Después de su muerte en Gubbio fue dedicada a Arturo Frondizi, la plaza ubicada frente al complejo de Santo Espíritu, detrás de la Oficina de Correos.

Los argentinos no debemos dejar de lado las enseñanzas de la Historia, para no tropezar dos veces con la misma piedra, cosa que hacemos reiteradamente. Así nos ha ido en estos últimos 80 años.

Gelo Mazzarello, DNI 5.812.093