Se cumplieron 50 años del ataque a la guarnición militar de Azul

Prólogo de la acciones: El general Juan Domingo Perón llevaba apenas tres meses en el poder, en lo que sería su tercera y última presidencia de la República. Con el acuerdo firmado entre el Gobierno, los empresarios y trabajadores  mantenía cierta paz social mientras tal lo acordado  se daban los últimos detalles al plan trienal, sin embargo las organizaciones guerrilleras  que veían en ese acuerdo un debilidad del líder no querían desaprovechar esa oportunidad y lanzaron una fuerte arremetida contra el Gral. Perón, su gobierno y los militares. Algunos miembros de Montoneros y E.R.P.,  coincidían en que tenían dos enemigos  por delante  el gobierno y los militares, estos por otra parte no tenían coincidencia políticas plenas, mientras los comandantes del Ejército y Aeronáutica  buscaban  sacar esta instituciones de la injerencia en la vida política del país, el de  la marina buscaba conseguir protagonismo político y por ese motivo buscaba aliados en los mandos por debajo de  las conducciones de las otras dos armas. Es así que Montoneros  en septiembre de  1973 asesina a  Josè Rucci casi como dándole a una bienvenida  a Perón  e indicándole el camino que debería enfrentar. Por otro lado en el invierno del 73 el Buró Político (BP) del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) abandonó el Gran Buenos Aires y se estableció en Córdoba y ahí permaneció hasta entrado el verano del 74. La razón para tal decisión, según Luis Mattini (sucesor de Mario Roberto Santucho), fue que Córdoba “era la región más proletaria del país (y) la dirección del Partido debía estar allí donde estuviera el centro de la vida política nacional y experimentar la sana ‘presión proletaria’”. Era una verdad a medias. Córdoba como centro geográfico de la Argentina ahorraba tiempo para los desplazamientos clandestinos de los miembros del E.R.P., además, allí en Córdoba los jefes del PRT-ERP se sentían más protegidos por una infraestructura de complicidades que en Buenos Aires no tenían. Desde estamentos de la administración provincial hasta sectores del sindicalismo clasista que hacían la vista gorda. También existía otra razón que justificaba el traslado hacia Córdoba: Santucho desde 1973 quería pasar a otro nivel de la escalada del conflicto y eso significaba crear un foco guerrillero rural que permitiera en el futuro declarar una “zona liberada”. Ese foco iba a estar en Tucumán. Para hacer posible la formación de la Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez era necesario contar con un gran arsenal y esas armas las podían obtener de la Guarnición de Azul.

Esta acción se hizo más necesaria a partir de la negativa de Cuba a brindarles apoyo económico y entrenamiento militar. Fidel Castro, con sutileza, le dijo que no porque Cuba había establecido relaciones diplomáticas con la Argentina y ello “impedía cualquier forma de apoyo militar a una guerrilla opositora al gobierno”. En un momento, cuenta Mattini que Castro le dijo: “Admiro la tenacidad de ustedes, componente indispensable de la pasta de los revolucionarios. Pero muchachos, más flexibilidad y astucia”. Sin embargo  Castro que ya había apoyado las primeras formaciones guerrilleras durante los gobiernos de Guido e Ilia,  continúo brindando ese apoyo pero no de manera tan abierta entre otras razones porque gozaba de un crédito blando (que nunca devolvió) del Gobierno Argentino que le permitió renovar el parque automotor de la Isla.

 

Daniel Osvaldo González, alerta y muerte

Era sábado a la noche, ya cerca de las 23:30. Daniel estaba haciendo su Servicio Militar Obligatorio tal lo estipulado por la Constitución  y la de Ser5vicio Militar Obligatorio. Le había tocado como puesto de guardia, uno de los más alejados, al fondo, en el polígono de tiro del Regimiento de Tanques 10 “Húsares de Pueyrredón”, en Azul, Provincia de Buenos Aires. Era una noche calurosa de verano. Entre las sombras seguramente los vio venir. Eran muchos guerrilleros del E.R.P., entrando al Cuartel, quizás ni alcanzo a cargar su fusil y dar la voz de alto, recibió 2 tiros, ahí dejo la vida, pero el estruendo de los disparos alerto a su regimiento y al lindero Grupo de Artillería Blindada Nº 1. Si bien por las vacaciones el personal militar era mucho menor que en el resto del año, los que estaban reaccionaron de inmediato, la guardia, el retén y todo el personal a continuación.

El ataque

El operativo estuvo conformado por tres grupos. Un grupo central, al mando del jefe del operativo, Enrique Gorriarán Merlo, atacaba la zona de tanques. Otro grupo, al mando de Hugo Irurzun, “Capitán Santiago”, que se desplaza en profundidad en el cuartel. Irurzun sería el futuro jefe de la “Compañía de Monte Ramón Rosa Jiménez” y años más tarde intervino junto a Gorriarán Merlo en el asesinato del ex Dictador de Nicaragua Anastasio Somoza. Un tercer grupo, al mando de Jorge Molina (a) “Pinturita”, tenía como misión atacar las casas de los jefes militares y secuestrarlos. Todos formaban parte de la companía reforzada “Héroes de Trelew. El objetivo era “dar un golpe fuerte a las FFAA y obtener, al menos, entre seis y ocho toneladas de armamentos” que iba a ser destinado “a la preparación de las guerrillas rurales.” “Nosotros teníamos la facilidad de tener un conscripto que permitió el operativo. De no haber estado ese chico, probablemente no lo hubiéramos hecho. Los conscriptos eran nuestra fuente de información fundamental. El conscripto de Azul hizo toda la descripción de los puntos débiles de la guardia”. Era un tal “Néstor”,  no identificado (para algunos,  muerto el lunes 29 de marzo de 1976).  La acción duro hasta entrada la mañana del día siguiente, antes de retirarse, fueron asesinados el comandante del regimiento Camilo Arturo Gay, su esposa Irma Caseaux de Gay, que murió abrazada a su hija de 13 años, y la cual se suicidaría  al cumplir 33 dejando una carta en la que decía “no aguanto más,  extraño mucho a mamá y papá”. El jefe del Grupo de Artillería Blindado 1, teniente coronel Jorge Roberto Igarzabal, fue tomado prisionero en la acción y luego de pasar 10 meses  en una de las denominadas “cárceles del pueblo” ejecutado el 19 de noviembre de ese mismo año  cuando era trasladado y la policía intercepto la caravana que lo llevaba. Dentro de la estructura del E.R.P. tronó el escarmiento  aunque no llegó a correr sangre. La conducta de Gorriarán Merlo  fue muy criticada y  fue desplazado del lugar que ocupaba, se le cuestionó la retirada,  y el abandono a quienes quedaron  combatiendo dentro del cuartel,  y algunos  hasta sostienen que su proceder fue similar al que tuvo durante el ataque al Regimiento de La Tablada durante el gobierno de Raul Alfonsín, es decir dirigió las acciones sin involucrarse plenamente en el combate. Según Juan Bautista Yofré, periodista  y ex jefe de la SIDE mientras los militares fueron ascendidos post mortem al grado inmediato superior, los familiares  de Mario Santucho, el panificador  dela taque y jefe máximo del E.R.P.,  fueron indemnizados con 32.000.000 millones de pesos luego del retorno a la democracia por haber  fallecido en un enfrentamiento con una patrulla irregular del Ejercito.

El saldo fue de  4 muertos, (un militar, su esposa, un soldado conscripto y un terrorista atacante),  el E.R.P., denuncio además la desaparición de  2 de sus miembros detenidos. Además de las tropas del cuartel participaron de la defensa  otras provenientes del Arsenal Naval Azopardo, Policía Federal, Policía Provincial y efectivos del Regimiento 2 de Tiradores Blindados de Olavarría, y del Batallón logístico Número 1 de Tandil.

 

La reacción de  Perón

Perón reacciono indignado  y al dirigirse al pueblo  en cadena nacional para referirse a los hechos, lo hizo vistiendo su informe de Gral. De La  nación.

“Nuestro Ejército, como el resto de las Fuerzas Armadas, que han demostrado su acatamiento a la Constitución y a la ley en provecho de una institucionalización, no merecen sino el agradecimiento del pueblo argentino que, frente a lo ocurrido, deba sentirse herido en lo más profundo de sus sentimientos patrióticos…Ya no se trata sólo de grupos de delincuentes, sino de una organización que, actuando con objetivos y dirección foráneos, ataca al Estado y a sus instituciones como medio de quebrantar la unidad del pueblo argentino…. No es por casualidad que estas acciones se produzcan en determinadas jurisdicciones. Es indudable que ellos obedecen a una impunidad en la que la desaprensión e incapacidad lo hacen posible, o lo que sería aún peor, si mediara, como se sospecha, una tolerancia culposa…” Así dice J.D. Perón y en otro párrafo:

“Ha pasado la hora de gritar Perón; ha llegado la hora de defenderlo”

Ya no habría retorno y en julio de ese mismo año Perón muere, luego de expulsar a los Montoneros y muy lejos de alcanzar la paz.

 

Elìas Almada

Correo electrónico:   almada-22@hotmail.com

Fuentes: Clarín, Infobae, La izquierda Diario, Juan Bautista Yofré (declaraciones)