El futbol y su primer partido

El 19 de diciembre de 1863 se disputó el primer partido de fútbol oficial en la historia, un encuentro que enfrentó al Barnes Football Club contra el Richmond Football Club, y que terminó con un resultado final de empate 0-0. El partido se disputó en Limes Field, barrio de Mortlake, situado a las afueras de Londres, Inglaterra.

Fue el primer partido con reglamento de la Football Association que había sido fundada en Octubre de 1863, ya que el 26 de diciembre de 1860, los 2 equipos de la ciudad de Sheffield, el Sheffield FC y el Hallam, se enfrentaron en el que fue el primer partido de la historia pero aquí nacieron las reglas Sheffield, una alternativa al reglamento de la FA. Después del partido, el equipo de Richmond FC decidió que aquél deporte no era el suyo y optaron por cambiarse al rugby. Consideraban que era un deporte mucho más civilizado y organizado que el fútbol.

Dentro de éstas reglas, se incluían aspectos tan básicos y a la vez tan importantes como las medidas reglamentarias del campo, minutos de juego, el número de jugadores, los colores de las indumentarias, la duración del partido, los fueras de banda o por ejemplo los lanzamientos de pena, falta o córners. Todos o la gran mayoría de estos conceptos son de sobra conocidos por cualquier aficionado al fútbol en la actualidad. Pero por aquél entonces no existía ningún reglamento sobre el que basarse y establecer así un criterio estándar.

Lo curioso del partido disputado entre el Barnes FC y el Richmond FC es que en principio no era el partido que la FA había marcado en su calendario para poner en práctica sus nuevas reglas, pero ante la impaciencia de los dirigentes de ver cómo iba a transcurrir el encuentro con las nuevas bases, adelantaron éste partido a otro que tenían previsto más adelante.

A día de hoy, ambos clubes siguen compitiendo en las categorías inferiores del fútbol inglés.

Primer Mundial de futbol

Casi 70 años después se jugaba el primer mundial de futbol,  Uruguay 1930 con una memorable final, según relata la historia, entre Argentina y Uruguay, donde como no podía ser otra manera el tango estuvo presente, en  esta Carlos Gardel cantó para los dos finalistas, “El morocho del Abasto” cantó  «Con el corazón dividido» frente a los planteles de Argentina y Uruguay antes de que se disputara la final del Mundial 1930. Por reiterados enfrentamientos y amenazas que había entre los equipos, sobre todo para la selección Argentina, Gardel visitó a cada plantel por separado, interrogado por el defensor central Fernando Paternóster sobre si se quedaría a ver el partido, contestando: “No, muchachos. Quise cantarles unos tangos y nada más. ¡No quiero que haya ganadores!”. Como otro dato anecdótico sobre  la rivalidad entre ambos equipos debemos señalar que aquella final se disputó con una pelota hecha en Argentina durante el primer tiempo y con una fabricada en Uruguay durante el segundo porque ambos países querían jugar con pelota propia. Además podemos acotar que la gran figura y capitán de la selección Argentina era Manuel “Nolo” Ferreira, quien en esos tiempos estudiaba para ser Escribano en la UBA, por lo que disputado el primer encuentro regreso a Buenos Aires para rendir  uno de sus exámenes, “Nolo” también apodado ‘Piloto Olímpico’ porque, según El Gráfico, «conducía y terminaba cada avance» celeste y blanco durante los Juegos de Ámsterdam 1928 para guiar al país hacia la medalla plateada, había sido campeón  sudamericano con la selección en los años 1927 y 1929, y si bien es considerado uno de los primeros ídolos de nuestro futbol con destacada participación en el equipo de “los profesores” de Estudiantes de La Plata, durante el mundial no tuvo su mejor actuación, sin embargo quien tuvo que reemplazarlo Guillermo Stábile se lució convirtiendo 8 goles, para ser el goleador de ese primer mundial, y luego como entrenador  de la selección, en 2 períodos: el primero fue entre 1939 y 1958, y  el segundo entre 1960 y 1961,  logró un récord de siete títulos oficiales (6 Copas América y un Campeonato Panamericano), más que ningún otro entrenador en el mundo con una selección mayor.

Jena  Langenus, belga, fue el árbitro de esa primera final mundialista, antes de ese partido hizo su testamento y firmó un seguro de vida a favor de la familia tras las numerosas intimidaciones sufridas por ambos bandos en los días previos al encuentro. El trato con la FIFA también consistía en su embarque inmediato a Europa al sonar el triple pitido, y así fue.

Un caso muy particular es el de Luis Monti, «Doble Ancho», un hijo de  italianos que pasó por Huracán en 1921, entre 1921 y 1922 en Boca  y en San Lorenzo  entre 1922 y 1930. Formó parte del seleccionado argentino de fútbol que se llevó la Copa América del ’27, la medalla de Plata en los Olímpicos de Ámsterdam de 1928 y llegó a la final del primer mundial en 1930 en Uruguay. Un año más tarde se fue a Italia, donde jugó para la Juventud  desde 1931 hasta 1939  y en el mundial de 1934 jugó para el seleccionado italiano, Monti recibió amenazas tanto en Uruguay como en Italia, dado que Mussolini les dio dos alternativas a los integrantes plantel italiano  “Ganar el mundial o morir”, en su visita previa a la final, pasando su dedo índice por el cuello les anuncio que si no ganaban los degollaría, y entregó una nota manuscrita al seleccionador italiano que decía: “Señor Pozzo, usted es el único responsable del éxito, pero que Dios lo ayude si llega a fracasar”; el propio Monti relataba un tiempo después “Mirá lo que son las cosas, pibe. En 1930 en Montevideo, los charrúas me querían matar si ganaba y en Italia cuatro años más tarde, me mataban si perdía”. Monti no era el único argentino jugando para Italia, también estaba Raimundo Orsi, Atilio de Maria y el entrerriano, oriundo de Lucas González, Enrique Guaita, la salvación llego de la mano de František Plánička, el arquero de Checoslovaquia, que en el tiempo suplementario “no alcanzó a propósito” un remate del italiano  Ángelo Schiavio e Italia puso el 2 a 1 final, Schiavio relata que si bien no escucho palabra alguna del portero checo, cuando ambos fueron a buscar la pelota al fondo de la red en la mirada de este se dio cuenta “del favor que les salvó la vida y les dio el campeonato del mundo”. El dictador logró su cometido, y los italianos fueron salvados para volver a consagrarse en Francia 1938, donde también fueron amenazados por Mussolini, en esta ocasión vía telegramas. Plánička jugó toda su carrera en el Slavia Praga (1923-1938). Durante trece temporadas disputó un total de 969 partidos oficiales, con un envidiable récord de 742 victorias, obteniendo 15 títulos. En 16 años de carrera, jamás fue amonestado ni expulsado. Por su extrema deportividad y juego limpio, la UNESCO le premió en el año 1985, y Schiavio le regalo su medalla mundialista en un gesto de agradecimiento por salvarle la vida.

Monti por su parte es el único jugador en la historia de los mundiales que jugó finales para dos selecciones diferentes.

La selección de Argentina en la Copa Mundial de Fútbol de 1934, fue eliminada en primera ronda al caer por 3 a 2 frente a Suecia, se presentó con un conjunto amateur debido a que la Liga Argentina de Football, en la que se encontraban los mejores jugadores nacionales, no estaba afiliada a la FIFA, y además se negaba a prestar a sus jugadores para la selección. Entonces presentó un combinado de la Asociación Argentina de Football (Amateurs y Profesionales), que era la entidad oficial, con jugadores de clubes como Dock Sud, Estudiantil Porteño, Sportivo Barracas, Colon de Santa Fe, Unión, desamparados de San Juan, Godoy Cruz de Mendoza, Sarmiento de Resistencia, Sportivo Alsina, Gimnasia y Esgrima de  Mendoza, Defensores de Belgrano y Sportivo Buenos Aires, dirigidos por el italiano Filippo Pascucci y entre sus jugadores un paraguayo, Constantino Urbieta Sosa.

Elías Almada

Correo electrónico: almada-22@hotmail.com Fuentes: Clarín, El Gráfico