La moneda está en el aire

El lunes 20 será feriado, y todas las dudas sobre quien será el próximo Presidente de la Nación habrán sido despejadas. Ese día, no laborable para muchos, permitirá un tiempo adicional para pensar en lo que hemos hecho, y encomendarnos a Dios nuevamente, rogando que, de una vez por todas, sea esta la oportunidad esperada para que el país vuelva a un camino de normalidad. Un país en el que se pueda planificar, aunque más no sea, un año hacia adelante sin mayores sobresaltos.

Desde el 13 de agosto pasado, cuando tuvieron lugar las elecciones primarias, se ha recorrido un largo camino que ya lleva casi tres meses. Hemos votado dos veces, han pasado decenas de nombres y de cargos, hubo sorpresa en las PASO, nuevamente nos sorprendimos en las Generales, hubo alegrías, temores, insultos, y alianzas que parecían imposibles.

Después de todo esto, hemos lanzado una moneda que hoy está en el aire.

Hay sólo dos posibilidades para el futuro.

Ya no importa si son buenas o malas opciones. Son las que hay. Y hay que elegir.

Entre las dos caras de esta moneda se juega el tiempo que viene.

No tenemos muchas herramientas para imaginarnos el futuro. Sólo podemos intentar descifrar lo que transmiten cada uno de los dos candidatos que han quedado como depositarios de nuestra confianza.

El 19 de noviembre pondremos nuestro futuro en las manos del candidato que elijamos. Las posibilidades de crecer de nuestras familias, y las oportunidades futuras para nuestros hijos quedarán a merced de las políticas que el nuevo Presidente decida poner en marcha.

En ese hombre depositaremos nuestras esperanzas de paz, de trabajo, de igualdad de oportunidades, de previsibilidad, de sentido común ante las dificultades, y de una mejor convivencia entre los argentinos.

Dos nombres. Dos hombres. Sólo dos formas de gobernar para un país que necesita urgentemente un descanso después de tanta incertidumbre, inflación, grieta, dólar, Cristina, Macri, Alberto.

Todos necesitamos un respiro, y hay sólo dos posibilidades. El voto en blanco no existe.

Votando en blanco no se beneficia a nadie, es solo un mecanismo falso y autoliberador de culpas futuras que solo será útil para alguna charla de sobremesa. Pero el aporte que haga ese voto como ciudadano será absolutamente nulo.

Por eso el cuarto oscuro es tan importante. Permite jugarnos por lo que creemos que será lo mejor, o lo menos peor, o lo que consideremos que debemos hacer sin tener que dar explicaciones a nadie. Es allí donde la verdadera libertad se ejerce. Es en ese momento en que el verdadero deseo queda expuesto ante la posibilidad de que todo pueda ser aún peor de lo que hemos estado viviendo.

El momento en que elegimos la boleta, la metemos en el sobre, y lo cerramos, es el instante previo a que la moneda toque el piso.

Un viejo dicho popular dice que cuando no estés seguro de algo, lanza una moneda, porque cuando esté en el aire, te darás cuenta de qué lado estás deseando que caiga.

Estamos exactamente en ese momento.

El lunes 20 será tarde.

 

Por Héctor De Los Santos
Diario UNO de Entre Ríos.