Día Mundial contra el Dolor

 

Especialistas advierten que el tratamiento del dolor crónico debe ser integral, teniendo en cuenta factores médicos y emocionales.

Destacaron la importancia de una atención médica que se respalde en otras disciplinas, como la psicología, psiquiatría, kinesiología, terapia ocupacional y enfermería, entre otras. Afirmaron que es poco probable lograr un alivio completo del dolor con una intervención aislada que no tenga en cuenta aspectos emocionales y la necesidad de rehabilitación, además de la farmacología.

Los expertos advirtieron que, así como la interpretación del dolor puede verse exacerbada por trastornos como la depresión o el estrés postraumático, el dolor crónico afecta la calidad de vida y, por lo tanto, empeora el estado de ánimo.

En el marco del Día Mundial contra el Dolor, que se conmemora cada 17 de octubre y fue establecido en 2004 por la Asociación Internacional para el Estudio del Dolor (IASP, por sus siglas en inglés) con el apoyo de la Organización Mundial de la Salud (OMS), especialistas advirtieron sobre la importancia de la atención integral del dolor crónico, la cual debe estar a cargo de un equipo interdisciplinario y tener en cuenta, además de los factores médicos, determinados cuadros emocionales que pueden influir en la interpretación que el paciente tiene sobre su dolencia.

“Para lograr una buena atención, además de los médicos expertos en dolor, necesitamos de psicólogos, psiquiatras, kinesiólogos, terapistas ocupacionales, enfermeras y otras especialidades. El dolor es multifactorial y esto incluye la interpretación que el paciente tiene de su dolencia”, dijo el Dr. Santiago Guaycochea, médico clínico especialista en dolor y director del Pain Care Center.

El Dr. Guaycochea también explicó que hay cuadros emocionales, como la depresión o la ansiedad, que pueden exacerbar la interpretación del dolor, lo mismo que ocurre con un paciente que tiene insomnio o estrés postraumático. “Muchas veces necesitamos, además de usar fármacos, respaldarnos en profesionales de otras disciplinas para que nos ayuden con lo que le pasa al paciente más allá de lo anatómico”, afirmó.

De acuerdo a la definición de la IASP, el dolor es “una vivencia sensitiva y emocional desagradable” asociada a una lesión tisular, es decir, con la lesión de un tejido, real o potencial. El instituto internacional también afirma que el dolor es una experiencia personal que se ve influenciada en distintos niveles por factores biológicos, psicológicos y sociales.

Según el Ministerio de Salud de la Nación, “la alta prevalencia del dolor lo ubica como el síntoma más frecuente en la medicina” y “el conocimiento de este síntoma permite evaluar la patología y su oportuno tratamiento”. Por su parte, la OMS ha reportado que el dolor crónico afecta a una de cada cinco personas, es decir, al 20% de la población mundial.

Asimismo, el Dr. Guaycochea afirmó que, además de alterar la calidad de vida, el dolor “aumenta la comorbilidad”, es decir la presencia de dos o más enfermedades en una persona, generalmente relacionadas, y en este sentido ejemplificó: “Un paciente con dolor crónico puede tener presión arterial alta, aumento de la frecuencia cardíaca o empeorar sus niveles de glucemia”.

La IASP estableció el 2023 como el “Año Mundial de la Atención Integral del Dolor”, y la definió como la “integración cuidadosamente planificada de múltiples tratamientos basados en la evidencia”, los cuales son ofrecidos de manera individual enfocados en cada paciente.

“Así como algunos cuadros emocionales pueden exacerbar la interpretación del dolor que tiene el paciente, el dolor crónico causa sufrimiento y es posible que impida a una persona realizar actividad física, trabajar como lo hace habitualmente o tener una vida social activa, lo que repercute de manera negativa en el estado emocional”, insistió el Dr. Guaycochea.

También según la IASP, debido a que la presencia de dolor implica manifestaciones como miedo, ansiedad, problemas de sueño y fatiga, así como el deterioro de funciones físicas, sexuales, cognitivas y sociales, “es poco probable que una intervención aislada alivie completamente el dolor”. En esa misma línea, el Dr. Guaycochea afirmó: “Es muy difícil que un solo médico pueda abordar el estado de ánimo, la rehabilitación del paciente y el tratamiento farmacológico”.

Y añadió: “El dolor es subjetivo. Siempre hay que escuchar el relato del paciente, porque eso es lo que le pasa, no es solo un análisis médico o la imagen de una radiografía o resonancia. Después, lo que puede hacer difícil la tarea es que no hay un dolorímetro. El dolor es difícil de objetivar, aunque, por supuesto, hay escalas, como en toda la medicina”.

En opinión del Lic. Martín Javier Martínez Lozano, Gerente General de Upjohn división de Pfizer, para el Cono Sur y Clúster Andino, es importante que se sepa que no se debería vivir con dolor crónico como algo inevitable. “Deben consultar con sus médicos, porque ellos sabrán ahondar en el origen de esa dolencia, y contarán con las herramientas necesarias para su tratamiento. No debemos resignarnos ni acostumbrarnos a vivir con dolor”, destacó.

Según un artículo científico de la Sociedad Española del Dolor, existen varias escalas que se utilizan para valorar el dolor, tanto en contextos de asistencia clínica como en la investigación, y entre ellas se encuentran la escala analógica visual, la numérica y la descriptiva.

La escala analógica visual, por ejemplo, consiste en una línea horizontal de 10 centímetros en cuyos extremos se encuentran las expresiones extremas de un síntoma: en el izquierdo se ubica la ausencia y en el derecho la mayor intensidad.

En tanto, en la escala numérica, con un rango del 0 al 10, el 0 es la ausencia de dolor y el 10 es la mayor intensidad; allí, el paciente debe seleccionar el número que mejor evalúa la intensidad de su síntoma. En la escala descriptiva, en cambio, el paciente califica su percepción del dolor de acuerdo a 6 grados, no dolor, dolor leve, moderado, intenso, muy intenso e insoportable.

“Un paciente puede decirnos que tiene dolor de 8 o 9 en una escala de 10. Le hacemos un tratamiento integral y seis meses después vuelve y nos dice que continúa con el mismo grado de dolor, pero a su vez vemos que camina 15 cuadras mientras que antes se movía en silla de ruedas. Por eso, muchas veces, el dolor se mide también por funcionalidad, por cómo el paciente mejora. Debemos evaluar el relato y la funcionalidad, en este aspecto, suele ser importante lo que dicen los familiares que acompañan al paciente a la consulta”, explicó el Dr. Guaycochea, y añadió: “El paciente que tiene un dolor crónico tiene un sufrimiento crónico y puede verse sesgado en su evolución. A menudo no ve la mejoría debido a su estado anímico. El dolor es una experiencia propia, no todos sienten el dolor de la misma forma teniendo la misma patología”.

Por último, el especialista describió que el tratamiento del dolor “tiene tres pilares básicos: farmacología, rehabilitación y tratamiento mínimamente invasivo. Debemos encaminar al paciente por uno, dos o tres de estos pilares”, dijo.

Upjohn División de Pfizer

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