Cuanto tiempo fue pasando y que lejos estamos de aquellos días cuando la familia iba a la cancha a pasar un domingo de fútbol. Uno al lado del otro, con tu abuelo, tu madre, padre y hermano y en frente la misma escena visitante. Canticos, cargadas y gritos de euforia colmaban las tribunas y después a casa, para seguir la fiesta o lamentar el resultado, todo eso, pero sin violencia.
Ir al trabajo o a la escuela, sabiendo que venían los chistes de quienes te derrotaron en el campo de juego, cargadas en las reuniones semanales y luego el otro fin de semana, con la oportunidad de revancha.
Que lindo era el fútbol antes y como la codicia, la ambición de poder, el exitismo y otras tantas cosas, fueron matando eso y hoy tenés que ir a la cancha con el temor de que algo malos sucede, donde mandan los violetos, los corruptos, los “Barras” y esa violencia que se trasmite uno a otros, en una sociedad enferma.
Partidos sin visitantes, facciones de barras divididas, jugadores que no tienen códigos y pegan como si fuera una batalla campal, tecnología que llegó para mejorar y es todo lo contrario, árbitros de dudosa honestidad con fallos impresentables, todo eso y mucho más, se ve “cada fin de semana” y nada ni nadie toma el toro por las astas para que se frene esta locura.
Un finde de terror
La violencia volvió a aparecer este fin de semana en el fútbol y con ella los riesgos de todos los que concurren a las canchas, en todo el país que sumaron un muerto más a la larga lista con el deceso del hincha de Lanús en la previa al encuentro ante Barracas Central. En Concepción también.
También “Barras” de Independiente atacaron la sede de Racing, algo repudiable y que nada tiene que ver con los verdaderos hinchas del Rojo, que repudian estos actos vandálicos de personajes que se creen dueños del poder.
En Concepción este fin de semana en un par de canchas locales también se vivieron episodios de violencia entre hinchas y árbitros, así como entre jugadores entre sí, como pocas veces hemos visto.
Particularmente, esta situación preocupa a todos los involucrados en el fútbol uruguayense, que trabajan día a día en todos los clubes de los barrios, realizando tareas de contención. Además, en muchas instituciones se brinda una merienda para los gurises y se aportan ropas y alimentos para sus casas.
Por eso, es tarea entre todos de poner freno a estas situaciones de violencia, sin estigmatizar ni levantando los dedos acusadores de manera inmediata.
Denunciar y asistir para que todo se encauce en la normalidad de un partido de fútbol y en el respeto al otro, nada más que eso.
Solo así se salvará a este deporte “popular” y talvez se puede ver de nuevo a la familia llenando las tribunas, que piden a gritos es paz y esa sana pasión que nuestros viejos nos mostraron y contaron.
POR Pablo Bianchi
