Nacido en Quilmes, Provincia de Buenos Aires el 21 de julio de 1912. Cantor, músico guitarrista, poeta y compositor. Conformo con el “Vasco” Víctor Abel Giménez, un dúo llamado “Tierra querida”. Entre sus obras podemos contar: De regreso (con Víctor Abel Giménez) – Desde el pozo de fuego (con Víctor Abel Giménez) – Domingo de carnaval (con Víctor Abel Giménez) – El poncho de Dorrego (con Víctor Abel Giménez) – El regreso (con Víctor Abel Giménez) – Quiero ser luz – Soy de Arbolito (con Víctor Abel Giménez) – Tus celos (con Pedro Sánchez).
Dedicó parte de su tiempo a promover y difundir a otros colegas en festivales y medios de comunicación, y gran parte de su vida a compartir con sus amigos, a vece quitándole horas y días a su familia, pero era un amante de la noche y los amigos. Llevando siempre abraza a él a su enamorada, su guitarra. Peñas, canto, guitarra, amigos, asados y vino; todo lo que lo hacía feliz estaba minando su salud, la noche le iba llevando la vida hacia una madrugada sin sol.
Este quilmeño de nacimiento adoptaría Mar del Plata como su ciudad y en el otoño-invierno del 63 tuvo dos episodios cardíacos que marcaron el comienzo del final de su vida.
Su médico fue terminante: “O usted se cuida o se muere
-Si me cuido, ¿cuánto puedo vivir? -preguntó.
-Dos años, tres años o cinco años o cien…pero cuidándose sobre todo de la noche, del frío o de las emociones –contestó el médico.
¿Y sí no me cuido? insistió Reguera.
Un año, dos meses, un mes.
-Bueno, me quedo con lo último. Yo no nací paro durar sino que vine al mundo para vivir y prefiero vivir un mes y no durar cien.
“Daniel Reguera, en su cotidiana ensoñación salpicado por las olas marplatenses, supo que había comprado a plazo fijo el vuelo de las palomas, la caricia de las arenas bajo sus pies, el silbido del viento junto a las rocas. Sabía que debía guardarse de un tirón todo ese sol marino adentro, para llevárselo consigo, sabía que a veces su guitarra se ponía más triste que de costumbre y que no ero justo que sus amigos le dedicasen más horas a su compañía que a su propia familia, como lo hacía Víctor Abel Giménez, su amigo del alma. Daniel Reguera dialogaba con su destino y no entendía nada, No entendía por qué a veces no volvían las barcas de los pescadores. Por qué el hermoso niño de rostro angelical apuntaba con su honda al casal de pájaros y disparaba alegremente. Por qué debía cesar alguna vez de florecer el naranjo al que todos tendían su mano.” Revista Folklore
Y estado de reposo obligatorio luego del segundo ataque cardíaco, un tarde comenzó escribir los versos de quizás una de las zambas más bonitas que halla escrito un autor nacional:
Se me está haciendo la noche
En la mitad de la tarde
No quiero volverme sombra
Quiero ser luz y quedarme
Me fui quemando en la noche
Siguiendo la misma senda
Siempre atrás de una guitarra
Apagué la última estrella
Siempre atrás de una guitarra
No sé qué dicha busqué
Qué quimeras
Qué zamba me quitó el sueño
Qué noche mi primavera
Hoy que me le pongo a pensar
Solo converso en silencio
Me miran los ojos de antes
Llenos de ausencia y de tiempo
La misma mirada siempre
De aquellos años tan lejos
Por fin me duermo en la noche
Que alumbra el lucero viejo
No sé qué dicha busqué
Qué quimeras
Qué zamba me quitó el sueño
Qué noche mi primavera
Apenas la término llamó a su amigo Victor Giménez y le silbó la melodía, haciendo que este la repitiera tantas veces hasta memorizarla, ninguno de los dos tenían estudios de música. Pocos días después el 18 de Agosto Daniel muere y seria su amigo quien lo despidiera en la páginas de la revista Folklore. “Cuenta de los desvelos de ambos, para abrirse paso en una nueva ciudad con la música nativa y a pesar de ello Daniel Reguera fue un buen impulsor de Nuevos Conjuntos como “Los de la Costa” y “Los Vallistos””. Un año antes de morir Reguera conoce a don Atahualpa Yupanqui que en 1965 del dedicará un poema.
Soneto Para Reguera (poema)
Atahualpa Yupanqui
Si una guitarra triste me dijera
Que no quiere morir entristecida,
Me pondría a rezar sobre su herida
Con tal de recobrar su primavera.
Si un trovador me pidiera
Un poquito de luz para su vida,
Toda la selva en fuego convertida
Para su corazón yo le ofreciera.
Más, de poco valió la proclamada
Pujanza de mi anhelo, si callada
La muerte te llevó, Daniel Reguera.
Pasa tu zamba por la noche oscura,
Y el eco de tu voz en la llanura
Sigue buscando luz y primavera.
(Mar del Plata, febrero de 1965)
Inmediatamente de su muerte Giménez llamo a Pedro Sánchez que sí era músico para que este transformara el silbido que Daniel le dejara en música en su guitarra y con la autorización de la esposa de Reguera la inscribió con el nombre “Quiero Ser Luz”. Y que fuera grabada entre otros por: Mercedes Sosa, Antonio Tormo, Atahualpa Yupanqui, Los Tucu Tucu, Enrique Espinosa, Argentino Luna, Los Vallistos, y César Isella.
Quiero ser luz, un poesía triste que emociona al leerla, como se habrá emocionado los amigos de Reguera al escucharla, es sin dudas la despedida de reguera en la que expresa su deseo de quedarse sabiendo que se iba por decisión casi propia. A 60 años de su muerte y celebrando el día del Folklore este 22 agosto, vaya el recuerdo de este magnífico autor, promotor y difusor de nuestra música folklórica y mejor amigo de los amigos.
Elìas Almada
DNI 14936811
Correo electrónico: almada-22@hotmail.com
