Columna de Astronmomía. Voyager 1 y Voyager 2

La Voyager 2 fue la primera de las dos sondas lanzadas por la NASA para investigar los planetas exteriores de nuestro Sistema Solar.

Fué lanzada el 20 de agosto de 1977 a bordo de un Titan IIIE-Centaur desde el Complejo de Lanzamiento Espacial 41 de Cabo Cañaveral. La Voyager 1 fue lanzada aproximadamente dos semanas después, el 5 de septiembre.

Pero…. qué tiene que ver ésto con Astronomía ???: ambas sondas pasaron rasantes a los planetas exteriores y enviaron imágenes y datos que permitieron comprender mejor el espacio que nos rodea, pero, más que nada, ambas llevan un disco de  oro con la posición de la Tierra, la idea es que si la sonda es recuperada por alguna inteligencia, pueda, con las instrucciones y el audio saber de donde proviene el artefacto.

Aquí vemos el disco que lleva en uno de sus costados:

Foto del disco de oro que se envió al espacio en ambos Voyagers 1 y 2. Imagen crédito: NASA/JPL-Caltech

Bien, ¿ y ?.

Resulta que hubo y aún hoy existe un acalorado debate si es conveniente hacer saber el lugar de donde proviene la sonda.

Veamos, actualmente, la Voyager I está a más de 23 300 millones de kilómetros de la Tierra, una distancia que la luz tarda 20 horas  y 33 minutos en recorrer, mientras que la Voyager 2 está a más 19 000 millones de kilómetros y 18 horas luz de distancia de nuestro planeta.

Los que piensan de este modo no comprenden las dimensiones del universo ni las probabilidades de que el Voyager 2 ó la Voyager 1  sean encontradas por alguien.

 

Tomemos la Voyager 2: tardó doce años en ir de la Tierra a Neptuno, y ahora está mucho más allá.

¿Adónde irá en lo sucesivo?¿Qué mundos alcanzará?

Bien,  Voyager 2 está navegando,  sometido a la fuerza decreciente del campo gravitatorio del Sol (al alejarse de éste ) y de los cada vez más débiles efectos de los campos gravitatorios de diferentes estrellas. Podemos emplear estos efectos de gravitación para intentar saber exactamente adonde irá el Voyager 2.

Conocemos todas las estrellas más próximas y probablemente el Voyager 2 no chocará con ninguna de ellas. Desde luego puede haber cuerpos oscuros de los que no se tenga conocimiento, o un planeta errante, o un asteroide con los que podría chocar, pero las probabilidades son tan ínfimas que es inútil pensar siquiera en ello.

 

El Sol emite un «viento solar», un flujo de partículas cargadas, en todas direcciones. El flujo se hace cada vez más débil al alejarse del Sol, hasta que se desvanece en el espacio interestelar. El Voyager 2 dejó la influencia del Sol en el 2012, se dice que dejó atrás la “heliosfera” (esfera en el espacio en la cual la influencia del Sol predomina).

En el año 8571 (casi dentro de 6600 años), estará a 0,42 años luz del Sol. Esto representa unos 4 billones de kilómetros. Pero incluso la estrella más próxima está diez veces más lejos.

Entonces el Voyager 2 hará su máxima aproximación a la estrella Barnard, que ahora está a 5.9 años luz de nosotros (56 billones de kilómetros), el Voyager 2 sólo estará a 4.03 años luz de ella (unos 38 billones de kilómetros). Después de pasar cerca de ella, si podemos llamarlo así, continuará su viaje.

En el año 20319, el Voyager 2 se encontrará a una distancia de 1 año luz del Sol ( 9,4 billones de kilómetros) y hará su mayor acercamiento a Próxima Centauri, que es la estrella más cercana a nosotros. Próxima Centauri dista de nosotros 4.1 años luz (unos 40 billones de kilómetros), pero desde luego el Voyager 2 no va en su dirección. Se está moviendo hacia un lado, y cuando se acerque más estará a 3.21 años luz (30 billones de kilómetros).

Sólo 310 años más tarde hará su máxima aproximación a Alfa Centauri, una estrella doble situada sólo un poco más lejos que Próxima Centauri. Esta máxima aproximación será a 3.47 años luz (unos 32 billones de kilómetros).

 

A pesar de haber dejado la heliósfera, aún está en el Sistema Solar.

Mucho más allá del planeta enano más lejano que conocemos, Plutón, puede haber uno o dos planetas más, aunque tan lejanos que no tenemos señales de ellos. Pero se está muy seguro de que allá afuera hay 100 000 millones o más de pequeños cuerpos helados es decir, de cometas. Es la llamada nube de Oort, por el nombre del astrónomo que primero expuso la teoría de que estaba allí.

El Voyager 2 entrará en la nube de Oort aproximadamente en el año 26 262 y continuará moviéndose a través de ella durante unos 2 400 años. Podrá parecer que

si el Voyager 2 pasa por una región que contiene cien mil millones de cuerpos helados, de al menos 19 kilómetros de diámetro cada uno, forzosamente tiene que chocar con uno de ellos y resultar destruido.

Pero no es así. El volumen de la nube de Oort es tan enorme que incluso con 100 000 millones de cuerpos moviéndose lentamente dentro de ella la probabilidad de que choque con uno de ellos es prácticamente nula. Hacia el año 28 635, el Voyager2 saldrá de la nube de Oort y se encontrará en el espacio interestelar.

Después de un millón de años de viaje, el Voyager 2 estará a unos 50 años luz del Sol (que a distancias estelares es como si aún estuviese en nuestro patio trasero). En todo ese tiempo la estrella a la que se habrá aproximado más será la Próxima Centauri, de la que habrá estado sólo a 3.21 años luz. En un millón de años nunca se acercará a una estrella más de 30 billones de kilómetros , y la probabilidad de que un cuerpo extraño se interponga en el camino de esta pequeña y silenciosa sonda, en las profundidades del espacio entre las estrellas es realmente demasiado pequeña para que tenga que preocuparnos.

Así que, si por un lado, se tiene la “suerte” de que sea encontrada por alguna inteligencia, habrá pasado tanto tiempo que cabe preguntarse: ¿ estará la Humanidad aún en la Tierra ?? y por otro lado, en un millón de años sólo habrá estado “cerca” de una estrella, nuevamente, qué probabilidad existirá que justo en ese rincón del espacio haya una inteligencia que pueda hallar y decodificar los datos para saber de qué región del espacio viene ése artefacto ??. En matemáticas se dice: la probabilidad tiende a cero, es muy, muy, muy pequeña, tan pequeña como uno la quiera hacer.

Mientras tanto, sigamos aprendiendo.

 

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Hasta la semana que viene.