“Dr., y ahora como sigue esto” interrogó el Almte. Masera a Antonio Cafiero, minutos después que los médicos informaran que Perón había muerto, que ya no había nada para hacer. Cafiero dio las explicaciones correspondientes de acuerdo a lo normado por la Constitución Nacional. “Usted sabe que la fuerzas armadas a esto no lo vamos a aceptar” cerró el dialogo Masera.
Se ponía en ese mismo momento en marcha el golpe de estado y Masera era el principal impulsor, había intentado un acercamiento al Gral. Perón, pero sin éxito y ahora el buscaba hacerse con más poder por otra vía, sin embargo en ese momento, si bien sabia de las antipatías que Maria Estela Martinez generaba en gran parte de la oficialidad superior (generales, almirantes y Brigadieres), Masera contaba con un apoyo endeble del Gral., Anaya y ninguno del Brig. Fautario, los comandantes respectivos de las otras dos fuerzas.
No obstante los conspiradores hicieron trascender sus propósitos y casi de inmediato obtuvieron el apoyo subrepticio de algunas organizaciones empresariales que hicieron estallar el transitorio plan económico (en esos momentos se aguardaba que el Presidente Pudiera anunciar el Plan Trienal, que contenía su verdadero plan de gobierno), comenzando una lucha constante entre empresarios y C.G.T. por el nivel de los salarios. Paralelamente las Organizaciones Terroristas incrementaron su accionar golpeando al Gobierno y Militares, en su lucha por acceder al poder, no querían la Democracia, Montoneros se había acercado a Perón con el principal objetivo de captar desde la Juventud Peronista militantes y futuros combatientes para su organización. Tuvieron una participación en el gobierno de Campora que el líder justicialista considero excesiva y esto provocó la renuncia de Campora y luego las sucesivas desavenencias entre Perón y Montonero provocaron que el General terminara echándolos del seno del Movimiento. Muchos hablaban de lealtad y hasta obediencia, cuando en la práctica gestaban o contribuían al deterior y posterior caída del Gobierno. Y se completaba la escena con el accionar de la Triple A que organizada por José López Rega irrumpía a los fines de reprimir al terrorismos de izquierda con terrorismo de derecha.
Si bien las fuerzas de seguridad tenían la capacidad para controlar y reprimir el accionar terrorista, las fuerza armadas, imbuidas de la Doctrina de La Seguridad Nacional, que se irradiaba desde E.E.U.U., presionaron hasta lograr ser involucradas, en febrero de 1975 se pone en marcha el Operativo Independencia, poco después el Gobierno remplaza a Anaya por Numa Laplane, un general con ideas de modernización y profesionalización del Ejército, y alejado de la política, les resultaba más confiable, pero el pensamiento de este no cuajó dentro de sus pares, y sufrió un golpe interno y esto permito el acceso a la comandancia de Videla, ahora ya había dos golpista comandando sus respectivas fuerza, si bien desde el gobierno se intentó un acercamiento a través de las esposas de los comandantes y con algunos gestos de la Presidente, todo fue infructuoso; ante el pedido, denegado por el Justicialismo de desplazar a Maria Estela Martinez de la presidencia, los tiempos del golpe se aceleraron, pero Fautario seguía siendo un obstáculo, rápidamente sufrió una sublevación interna y fue desplazado, aunque intentó resistir, y no fue oído en sus advertencias, solo pudo dejar un mensaje en la casa de Gobierno en el que decía “Cuídese, Señora, porque a usted la van a echar en marzo.”. Fue precisamente Masera quien recomendó a Agosti para que asumiera la conducción de la Fuerza Aérea. El trio ahora estaba completo.
En tanto las organizaciones guerrilleras atentaban contra el ejército principalmente con ataques a cuarteles y dependencias por un lado y al gobierno por otro con secuestros de empresarios, principalmente de directivos de multinacionales con el objetivo de que estas, como ocurrió con Chrysler, abandonara el país, dejando cientos de desocupados. Y la Triple AAA se despachaba amenazando y matando intelectuales, profesionales, docentes, estudiantes y trabajadores de los que se tuviera aunque más no sea sospecha de su pensamiento más socialista o progresista.
Y el 24 de marzo se dio el golpe, un pueblo angustiado por la violencia cotidiana mucho más que por las peripecias económicas, recibió con alivio la irrupción una vez más de las Fuerzas Armadas, todos creían que los militares podrían pacificar al Nación, muchos opositores se alegraron y festejaron la caída “del peor gobierno de la historia” que dejaba 5.000 millones de deuda externa y casi 8% de pobres. Las organizaciones terroristas de izquierda celebraron la caída de uno de sus enemigos y las de derecha que ahora tendrían “más trabajo”.
Masera fue quizás más poderos que Videla en algún punto, sus fuerzas de tareas de las más sanguinarias, pero con carisma, que le permito reunirse, sin empacho, con los líderes guerrilleros en Francia, aventar toda posible acción durante el mundial de futbol de 1978, recibir de estos dinero productos de los secuestros y robos y hasta que los mismos delataran sus camaradas como ya lo hacían otros estando detenidos, y más durante la amenaza de guerra con Chile vinieron a colaborar preparando atentados, que no se llevaron adelante al final, en la nación trasandina. Tiempo después reiterarían su colaboración en la guerra de Malvinas.
Fue además este almirante quien intento que la señora de Perón, desde su lugar de detención lo ungiera como jefe del peronismo a cambio de su libertad, ella prefirió la cárcel.
El latrocinio que se cometió a las arcas de la Nación, hizo que Alfonsín recibiera más de 50.000 millones de deuda externa, cometido por los funcionarios del régimen y sus empresarios aliados, socialmente un cumulo de presos, exiliados, muertos, y casi 10.000 desaparecidos (oficial de la CONADEP) y las consecuencias de una guerra (Malvinas); entre tantos males.
Memoria sin mentiras, justicia para todos.
Elías Almada Correo electrónico: almada-22@hotmail.com
