Can aduanero de nariz afilada desarticula contrabando de 200 cuchillos a Uruguay

 

Los inspectores de la Aduana los descubrieron ocultos detrás de los paneles del vehículo de un ciudadano uruguayo que ingresaba a la bodega de una embarcación de Colonia Express. LA mercadería se secuestró el automóvil utilitario y la totalidad de la mercadería, valuada en más de un millón de pesos. De ser encontrado culpable de tentativa de contrabando, al ciudadano apuntado podría caberle una pena de dos a ocho años de prisión. La denuncia tramita ante el Juzgado Nacional en lo Penal Económico N°4.

Agentes especializados de la Dirección General de AFIP-Aduanas se encontraban realizando controles no intrusivos de vehículos que ingresaban a la bodega de un barco Colonia Express cuando una actitud del can que los asistía les llamó la atención.

Ocurre que India (tal es el nombre del can) se comportó de manera extraña frente a un utilitario cuyo conductor había dicho no tener nada para declarar. La situación resultaba desconcertante, dado que, además, el automóvil del ciudadano uruguayo parecía estar vacío.

Sin embargo, confiando en la reacción del can, los agentes aduaneros decidieron inspeccionar el vehículo con mayor atención y pronto empezaron a encontrar cuchillos ocultos detrás de sus paneles. Para cuando finalizó el procedimiento, contaban 200 ejemplares de diversos modelos y tamaños.

Así las cosas, el ciudadano uruguayo tuvo que prestar declaración por tentativa de contrabando: confesó que había encargado la fabricación de los cuchillos en Tandil y que pretendía comercializarlos luego en su país de origen. Cabe señalar, de ser hallado culpable del delito del que se lo acusa, podría caberle una pena de dos a ocho años de prisión.

El organismo que dirige Guillermo Michel presentó ante la justicia la correspondiente denuncia, que ya tramita ante el Juzgado Nacional en lo Penal Económico N°4. Éste ordenó el secuestro del vehículo y de la mercadería y, a su vez, dispuso la prohibición de salir del país del ciudadano uruguayo.

Los delitos de los que se lo acusa se encuentran tipificados en los artículos 863, 864, 871 y 872 del Código Aduanero y se estima que el valor de la mercadería secuestrada —que también incluía 197 tenedores artesanales— asciende a $1.191.000.