Destacada investigación científica de la UNER con pacientes en radioterapia

 

La doctora Mercedes Pascuccio dirige un equipo que estudia el efecto de la terapia de oxígeno, como modificador de la respuesta clínica.

Días atrás se realizó la Feria de la Salud en Concepción del Uruguay y uno de los paneles tuvo como título “Radiaciones y salud: ¿Efectos beneficiosos o nocivos?” y sus dos coordinadoras de la temática fueron la doctora Alba Güerci (doctora en Ciencias Naturales, especialista en genética toxicológica del Instituto de Genética, Universidad Nacional de La Plata y Conicet) y la doctora María Mercedes Pascuccio (médica especialista en Oncología Radiante, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Nacional de Entre Ríos).

Diario UNO entrevistó a la doctora Pascuccio tras la grata repercusión alcanzada, desde la óptica de la radiobióloga Güerci, que la felicitó por el trabajo de investigación clínica, que se lleva adelante en la sede de la Asociación de Lucha Contra el Cáncer (Alcec) en Concepción del Uruguay.

—¿En qué consistió su presentación sobre Radiaciones y salud? ¿Por qué centrarse en conocer los efectos de los rayos?

—Nosotros tenemos un equipo de investigación formado en UNER, con docentes de esta casa, asesores externos y alumnos relacionados al tópico de estudio que es el efecto de la terapia de oxígeno hiperbárico en varios aspectos relacionados con el efecto de radiaciones, uno de ellos es la radiosensibilización, es decir, el aumento de la sensibilidad de los tumores con el oxígeno y otro aspecto, es la radioprotección de tejidos sanos, o sea, disminuir los efectos adversos a través del uso de oxígeno en altas concentraciones y a alta presión. Otro protocolo de investigación que tenemos en curso es como coadyuvante para el manejo del dolor. Una de las principales figuras que nos acompaña y nos apoya y nos da un espaldarazo con su experiencia es la doctora Alba Güerci, ella es bióloga, en realidad es radiobióloga. Justamente, hay toda una disciplina que es la radiobología, que se desarrolla hace 50 años y que estudia el efecto molecular y celular de los rayos en organismos vivos, entonces hay mucho de investigación básica al respecto, lo que se conoce como investigación de laboratorio y lo que nosotros pretendemos hacer con este equipo de investigadores que tenemos en UNER, que es trasladar esas investigaciones básicas a la clínica, que las investigaciones sean realizadas en contextos clínicos. Estas investigaciones pueden tener significancia o cambiar las prácticas habituales de la radioterapia actual.

—¿Qué se busca mejorar en la radioterapia?

—Siempre está la intención en la ciencia de ir mejorando, de ir avanzando. La radioterpaia como especialización ha mejorado drásticamente en los últimos 20 años, se ha transformado, la tecnología permitió ese avance, esa transformación. Entonces, hoy por hoy, los tratamiento son cada vez más personalizados, son más rigurosos, tienen mayor punto de control de calidad y en ese aspecto se intenta agregar cualquier otro factor o evento que pueda mejorar su respuesta o su tolerancia. En este caso, la línea que dirijo nos referimos a oxígeno, el oxígeno es un radiosensibilizante que es conocido de hace un siglo, tuvo un momento de auge en la década del 70, lo que se volvió complejo en ese momento era universalizar las indicaciones porque la tecnología que requería la oxigenoterapia hiperbárica era muy alta o muy compleja, eran máquinas hidráulicas, ingenierilmente muy complicadas y eso con el transcurso del tiempo se ha mejorado. Hoy tenemos cámaras hiperbáricas que son muy ergonómicas, transportables, portátiles, livianas, son de otra clase de tecnología, que permite la universalización del servicio. Por otro lado, en los años 70 empieza el auge de la quimioterapia, entonces en ese momento se desplazó mucho el foco de atención hacia las quimioterapias en vez de otros modificadores de la respuesta clínica como podía ser el oxígeno.

—¿Cómo es la implementación de la investigación?

—La investigación básica es la de laboratorio y la clíncia sobre pacientes. Esto muchas veces requiere para que los estudios tengan jerarquía y rigor científico que haya dos ramas. Una rama experimental que son los pacientes que realizan la terapia que se pretende evaluar su eficacia o la intervención que uno pretende evaluar en su eficacia y una rama control, es aquellos pacientes que realizan una terapia similar o placebo pero que no tiene efecto terapéutico; en el caso de los fármacos esto es muy conocido, o de las vacunas, hay un grupo de pacientes que recibe fármaco verdadero y otro que recibe una pastilla que no tiene nada; la idea de eso es evitar el efecto placebo, es decir, mejorar sólo por el convencimiento o el aspecto actitudinal del paciente y del médico, el efecto placebo también involucra al médico; en los estudios que tenemos en curso que son con dos ramas de pacientes, ni el médico ni el paciente sabe en qué rama están o dónde han sido asignados. El sorteo a una rama u otra es al azar, sacando el papelito de una bolsa, donde hay un montón de papelitos mezclados, así que es totalmente azaroso.

—¿Se hace primero la radioterapia y depués la oxígenoterapia?

—Se puede hacer así pero hay menos tiempo de coordinación. Así que nosotros hacemos primero la terapia de oxígeno y después la irradiación y tienen que estar coordinados esos turnos poque el tratamiento hiperbárico se hace en un lugar y Alcec está en otro lado, hay que manejarse en remise y coordinar los tiempos para que el paciente pueda recibir las terapias dentro de un período. No es como en los hospitales, por ejemplo, de Estados Unidos o los grandes hospitales en Buenos Aires que está todo en una misma institución, hay que trasladarse.

—Igual es muy importante ya que esta investigación se esté desarrollando.

—Sí, totalmente. En muchas cosas estamos haciendo historia. No hay muchos lugares en el país en que se haga investigación clínica. Hacer investigación clínica es difícil porque tenés que explicarle al paciente, al familiar, tienen que estar de acuerdo, tiene que poder ir, tienen que arbitrarse los medios para que concurran a todas las cosas que tiene que hacer y se requiere a mucha gente para organizar todo.

—¿El paciente realiza normalmente la terapia indicada y si accede a ser parte de la investigación se le realiza la terapia de oxígeno?

—Exactamente. El tratamiento de rayos y quimioterapia que tenga indicado se hace como siempre. Lo que se le ofrece es a participar voluntariamente de alguno de estos estudios de investigación, si cumple los criterios de inclusión. Si está de acuerdo tiene que firmar un consentimiento informado y después puede revocar ese consentimiento, no es que si te enrolas estás preseo y tenés que hacerlo sí o sí; si decidís no continuar podés retirarte en cualquier momento. Mi equipo en UNER tiene tres protocolos en curso, uno es manejo de dolor crónico; otros es para la prevención o disminución de las incidencias de las dermatitis vinculadas a radiación y el último es de radiosensibilización donde son pacientes que tienen patología oncológica presente y están realizando tratamiento radiante para potenciar el efecto del tratamiento.

—¿Qué tiempo lleva realizar el tratamiento de cámara hiperbárica?

—Es una terapia larga, de una hora y cuarto, tres veces a la semana. En general los rayos son todos los días, de lunes a viernes, es decir cinco días; un día de esos el paciente tiene quimioterapia, entonces no hace cámara para que no tenga tanta actividad en un mismo día. Así que sería tres veces por semana oxigenoterapia y radioterapia, un día quimio y rayos y otro día hace rayos solamente.

—¿Por qué se modifican las cantidades de sesiones de radioterapia? ¿Son igual de eficaces?

—La forma que teníamos años atrás de mejorar la tolerancia era darle al paciente de la dosis total necesaria, una fracción, es decir, un pedacito de esa dosis cada día y que esa dosis sea bajita. Entonces cada día el paciente realizaba una sesión, con una determinada cantidad de centigrade o de dosis y eso permitía que las células normales -que resultaran dañadas- se recuperaran en un plazo de 6 u 8 horas; por eso el tratamiento de radioterapia históricamente se fracciona en días consecutivos. Con el correr del tiempo, mejorando la prescripción, la exactitud de los tratamientos, se pudo empezar a aumentar esa dosis por día, hacer fracciones más grandes, eso se llama hipofraccionamiento y llegó para quedarse. Ocurrió en el mundo, ocurrió de la mano de la tecnología y gracias a que se pudo mejorar la exactitud en el posicionamiento, en el error de setup diario, en los planificadores computados, en el traslado de la información del equipo a la computadora directamente sin intervención humana, esos fueron factores que potenciaron que la radioterapia empezara a ser de más dosis por día mucho más limitada al sector de tratamiento, protegiendo los órganos que están cercanos o vecinos. Por otro lado, hubo una necesidad por la cantidad de unidades de radioterapia que existen en el mundo, había países muy complicados como el Reino Unido que tenía menos equipos de los recomenados para la cantidad de demanda de tratamientos, entonces generaron protocolos para acelerar los tratamientos. Así que mejor tecnología, con más dosis diarias y menos días totales permitió que los pacientes en vez de tardar 6 u 8 semanas para completar su tratamiento, hoy lo puedan hacer en 4, 3 o 2 y en algunos casos una semana. Empezó a existir la fracción única que se llama radiocirugía o bien las fracciones que son muy grandes, no son únicas pero son poquitas de tres a cinco fracciones que se llama Radioterapia Estereotáxica Fraccionada. Mejoró la tecnología, la exactitud, se pudo planificar asistidos por computadora, se empezó a conocer mejor la biología de los tumores, se utilizaron otros modificadores como las quimioterapias o inmunoterpias (de 2019 en adelante) y lo que nosotros estamos intentando hacer en este equipo de investigación es agregar un factor más que es la oxigenoterapia como modificador de la respuesta clínica.

—La doctora Alba Güerci destaca la posibilidad que tiene de llevar adelante la investigación en la cotidianeidad del día a día, con los pacientes. ¿Qué relevancia tiene ese trabajo? ¿En qué consiste ese muestreo?

—Ella habla de investigación clínica, siempre lo importante es que todo lo que uno investiga en el laboratorio, con cultivos celulares, con concentraciones de químicos o con concentraciones de óxigeno, de gases, puedan trasladarse en algún momento a la investigación clínica. Y en nuestro país, la investigación clínica es muy escasa, la investigación sobre pacientes es limitado. En el mundo, está súper instaurada, en Estados Unidos hay protocolos de investigación clínica vigentes en casi todos sus hospitales y sus instituciones, pero para nosotros es raro. Cuántas veces te ocurrió que vayas al médico o acompañes a un familiar y te hayan ofrecido un protocolo de investigación. Me atrevería a decir que quizás ninguna. Bueno, esta es la mentalidad que tenemos que empezar a cambiar, la ciencia progresa gracias a la participación de los pacientes en estudios de investigación; así se consiguen vacunas, medicamentos, se va testeando la eficacia de las acciones que tomamos, así se evalúan herramientas o índices para valorar determinadas condiciones de salud, de respuesta, de tolerancia, de los indicadores que se vayan necesitando. La intención es que la gente empiece a acostumbrarse a que es algo normal o habitual participar en estudios de investigación y que contribuye a la ciencia y al beneficio de la población. Quizás al paciente que participa en el estudio de investigación no lo beneficie ese estudio o no tenga ningún impacto, está invirtiendo su tiempo y su esfuerzo y poniendo su cuerpo en definitiva en algo que no sea para él, pero el tratamiento que hoy está validando que se aplique, requirió de mucha gente que participó voluntariamente de otros estudios antes, sin esos voluntarios no existiría la evidencia y sin evidencia no existe la indicación. La idea es que empecemos a acostumbrarnos todos a participar, a prestar nuestro consentimiento y a colaborar con la construcción colectiva de la ciencia.

—¿Qué tienen que saber los pacientes que tienen indicada una radioterapia?

—Cuál es el objetivo del tratamiento, si persigue un objetivo curativo, neoadyuvante o sea reducir la enfermedad para luego una segunda intervención que en general es quirúrgica o si el objetivo es paliativo, calmar un síntoma. Eso es fundamental, es la primera información que debería manejar el paciente. Y la segunda es qué efectos adversos o complicaciones puede tener ese tratamiento. La radioterpia como tecnología y como técnica tiene dos efectos adversos fundamentales, los que son agudos que ocurren cuando el paciente realiza la terapia o en las siguientes semanas inmediatas a terminarla, como son los efectos inflamatorios, cistitis, esofagitis, inflamación de la piel, caída del cabello o bien efectos que son crónicos o cicatrizales, son las secuelas que deja el tratamiento. Este es un dato fundamental, porque el paciente no lo va a encontrar de forma inmediata sino en el transcurso del tiempo, si es que aparecen.

—También usted realiza un trabajo de detección temprana de algunos tipos cáncer. ¿Qué valoración realiza de esta posibilidad de desarrollar un abordaje global y permanente?

—Respecto al proyecto de detección precoz de patologías prevalentes oncológicas es fundamental, es la verdadera función de la medicina, la de intentar detectar precozmente (cuando recién esta empezando a pasar) o prevenir (evitar que ocurra) no cuando ya es polisintomático y complicado de resolver. Los proyectos que tienen que ver con el tamizaje de la población en general, de screening, hacer exámenes que sean sencillos a determinados pacientes según su perfil de riesgo, que son asintomáticos y no tienen ninguna patología, son pacientes sanos. Que uno pueda detectar de esas personas quién está enfermo sin que lo sepa, o sea, aquel que todavía no ha tenido síntomas y podamos detectar una patología oncológica muy inicial o preneoplásicas, ese paciente se va a llevar un beneficio importantísimo y el sistema sanitario también.

—En su radio de atención ¿qué números se manejan? ¿Hay aumento de diagnósticoS?

—Las estadísticas de Alcec sobre cuáles son los tumores más frecuentes son los mismos catalogados por la Organización Mundial de la Salud, que son los que son con los que más se trabaja en detección precoz: tumores de colon, tumores de mama, tumores de cuello uterino, tumores de próstata, tumores de pulmón y de piel; esas serían las patologías más frencuentes en nuestra región. No podría decir que hay un aumento en la detección; la patología oncológica es muy frecuente, cuando uno se hace más grande es más frecuente aún, o sea, la edad es un factor de riesgo; después hay historia familiar que hace que uno tengo más riesgo que otras personas o determinadas mutaciones genéticas. Creo que no hay un aumento en la incidencia, que siempre tenemos los mismos casos, nuestro objetivo principal como agentes sanitarios es esos casos encontrarlos en estadíos más precoces. FUENTE UNO