En la columna pasada, comentamos de que el telescopio espacial Hubble había descubierto, el 31 de marzo pasado, la estrella más lejana jamás vista.
Hoy, seguimos con el mismo tema: el Hubble, en enero pasado, hizo el espectacular descubrimiento de una agujero negro que propicia la formación de nuevas estrellas:
El Hubble ha localizado un agujero negro en el corazón de Henize 2-10, una galaxia enana situada a 30 millones de años luz de distancia de la Tierra, con la décima parte de las estrellas de la Vía Láctea (entonces, ésta “pequeña galaxia” tiene unos 40 000 0 00 000 – cuarenta mil millones – de estrellas !!) que se destaca por todo lo contrario a lo que se conoce como agujero negro: su papel como “creador de estrellas”.
Las observaciones logradas gracias al Hubble han permitido a un equipo de investigadores liderado por Amy Reines, de la Montana State University, comprobar que —en vez de engullirlas— el agujero negro situado en el centro de Henize 2-10 ha contribuido a la formación de astros. En concreto, el telescopio les ha proporcionado una imagen clara de la conexión existente entre el agujero negro y una región vecina de formación estelar de la que dista unos 230 años luz:
“Henize 2-10 está lo suficientemente cerca como para que el Hubble pudiera captar tanto las imágenes como la evidencia espectroscópica de un flujo de salida de un agujero negro con mucha claridad. La sorpresa adicional fue que, en lugar de suprimir la formación de estrellas, el flujo de salida estaba desencadenando el nacimiento de nuevas estrellas”, señala Zachary Schutte, estudiante de posgrado de Reines y autor del estudio, que se publicó en la edición de enero del 2022 de la revista Nature.
La agencia espacial de EE. UU. compara esa “conexión” entre el agujero negro y la región de formación estelar con un flujo de gas que se extiende por el espacio igual que “un cordón umbilical hacia una brillante guardería estelar”. La espectroscopía muestra que ese potente “chorro” que parte del agujero negro impacta contra un denso cúmulo de gas preexistente.
Aquí vemos la imagen sobre la cual se trabajó y en la parte inferior, aumentada la región del agujero negro y la zona donde están naciendo nuevas estrellas:
“Los datos del Hubble sobre la velocidad del flujo de salida del agujero negro, así como la edad de las estrellas jóvenes, indican una relación causal entre los dos.
Hace unos millones de años, la salida de gas caliente se estrelló contra la densa nube de un vivero estelar y se extendió. Ahora los cúmulos de estrellas jóvenes están alineados perpendicularmente al flujo de salida, revelando el camino de su propagación”, aclara la NASA, que subraya como, aparentemente, el agujero negro está contribuyendo al estallido de la formación de nuevas estrellas que tiene lugar en la galaxia.
La clave estaría en el tamaño del agujero negro de Henize 2-10: aunque estos objetos astronómicos ejercen una atracción gravitacional brutal, el material que cae hacia ellos puede en ocasiones acabar redirigido por los campos magnéticos hacia corrientes de gas y chorros.
En el caso de los agujeros negros supermasivos más grandes del centro de la galaxia esos “flujos de salida” son demasiado rápidos para permitir la formación de estrellas, pero en el de Henize 2-10, su menor tamaño permite que el suyo sea también más lento.
Resultado: comprimió la acumulación de gas lo suficiente como para favorecer la generación de estrellas. Según precisa la NASA en un comunicado, el flujo de salida se movía a cerca de 1,6 millones de kilómetros por hora.
Los expertos estiman que el agujero de Henize 2-10 tiene una masa de un millón de masas solares, bastante lejos de las galaxias más grandes, que pueden acoger agujeros negros con más de mil millones de veces la masa de nuestro Sol.
Para Reines este tipo de objetos pueden ser cruciales para ayudarnos en una tarea compleja: resolver el misterio de cómo se formaron los agujeros negros supermasivos en el universo primitivo. “Es un rompecabezas persistente para los astrónomos. La relación entre la masa de la galaxia y su agujero negro puede dar pistas”, detalla la agencia de EE. UU.
El Hubble, ya tiene más de 30 años en el espacio, para ser un dispositivo que se esperaba durase solo 15 años, aún hoy, no deja de sorprendernos.
Esperemos un tiempo a que el James Webb esté en funcionamiento, quien sabe cuántas cosas nuevas aparecerán en el vasto universo !!
Fuente: NASA.
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