Crónica del Golpe militar más anunciado y más cruento de la Argentina

Apenas los médicos confirmaron la muerte del Gral. Perón, el 1° de julio de 1974, se tuvo el primer indicio de un nuevo golpe militar, fue el Almirante Masera quien interrogó al Dr. Antonio Cafiero sobre la situación que sucedería a la muerte del Presidente y al recibir la respuesta de que se seguirán los paso institucionales previstos en la Constitución, le hizo saber que las fuerzas armadas  “a esto no lo aceptamos”,  y el “esto” era sencillamente que no aceptaban una mujer como Comandante en Jefe. Esta noticia no se conoció públicamente sino hasta años después, pero si se la dejó trascender en los ámbitos que a la Marina le interesaban. Ciertos sectores empresarios dejaron de lado los acuerdos firmados para mantener precios y salarios, con beneficios impositivos incluidos, mientras se terminaba, se prepara el Plan Trienal, con que Perón encararía el gobierno los años venideros. Solo el sector de la CGE, más cercano al ministro Gelbard y la CGT, mantuvieron su apoyo.  Por otro lado las organizaciones de Izquierda Montoneros y ERP, y de derecha Triple A, incrementaron exponencialmente sus acciones, buscando dirimir por las armas sus irreconciliables diferencias debilitando aún más al gobierno de María Estela Martínez de Perón.

Mientras la violencia ganaba las calles y la economía hacía estragos en los bolsillos de los trabajadores y sectores menos pudientes, la fuerzas armadas fueron definiendo primero su interna de cara al golpe militar, al tiempo que sectores de la prensa vinculados históricamente a ellas exacerbaban las críticas al gobierno, predisponiendo a la población a darle la bienvenida a la asonada militar. Se alentaba y se pedía la intervención de las Fuerza Armadas en la lucha contra la subversión pese a que las fuerzas de seguridad,  sobre todo las federales, tenían la capacidad necesaria de sobrellevar la misma. Finalmente en enero de 1975 obtuvieron lo que querían y se lanza en Tucumán el “Operativo Independencia” por orden de la Presidente.

En agosto de ese año Alberto Numa Laplane el comandante en jefe, que se había pronunciado por un Ejército profesional y alejado de las cuestiones políticas sufrió la sublevación de los miembros del generalato  y al perder el mando fue reemplazado por Jorge Videla, de quien equivocadamente muchos miembros del gobierno, pensaban que estaba en la misma línea de su predecesor cuando en realidad era el principal impulsor de la intervención militar.  A tal punto llegó al situación de la intromisión de los militares en la política que le exigieron al presidente provisional del senado, Ítalo Luder, que desplazara a la Señora de Perón del cargo y asumiera él la presidencia del gobierno, luego de que el primero en ejercicio provisional del cargo de Jefe de estado había ya ordenado extender a todo el país las acciones emprendidas durante el operativo independencia, con algunas disposiciones muy cuestionables o peligrosas, era evidente que no solo pretendían involucrase en la lucha contra la subversión sino inmiscuirse  en otros aspectos de la vida política del país, muy posiblemente basados en su visión de la política cotidiana a través de la Doctrina de la Seguridad Nacional. Ante la negativa de Luder de dar ese golpe institucional, Videla y Masera decidieron emprender la acción que ya venían preparando pero chocaron con la Postura del jefe de la Fuerza Aérea, Brigadier Fautario que hasta  el pedido a Luder los acompañó.

Mientras en la calle, todo seguía igual o peor, todo los días había, o enfrentamientos, o supuestos enfrentamiento, o secuestros o muertos, las páginas  de sangre aumentaban día a día el volumen de la muerte.

Diciembre sería un mes clave, en los primero días se produce un inesperado repunte de la Bolsa de Buenos Aires, la explicación fue vista por unos pocos, casi nadie observo que en el departamento del camarista Horacio García Belsunce se encontraron Videla y José A. Martínez de Hoz.

¿El motivo?  Videla le ofreció y Martínez de Hoz aceptó el Ministerio de economía, los “inversores” le daban la bienvenida al golpe y la Sociedad Rural, la Unión Industrial y la Banca se subían al mismo.

El 18 de diciembre se subleva el Brigadier Capellini, que había manifestado su  disconformidad  con la postura del jefe de la Fuerza Aérea por lo que este lo puso de la lista de los oficiales que a partir del 31 de ese mes pasarían a retiro, acción que promueve  la remoción de Fautario y el ministro de Defensa Tomás Vottero consulta con Masera y Videla, quienes le sugieren a Agosti como nuevo jefe, este en una acción de distracción y congratulación hacia la presidente  aplasta la sublevación y detiene Capellini, quien luego seguiría su carrea hasta diciembre de 1981, Fautario intenta ser recibido por el gobierno, no lo  logra, pero de todos modos le avisa que en marzo se dará el golpe, no le creen.

El 24 de diciembre de ese año desde Tucumán Videla  le anuncia al país, lo que serán los lineamientos del “Proceso de Reorganización Nacional”.

“El Ejército Argentino, con el justo derecho que le concede la cuota de sangre generosamente derramada por sus hijos héroes y mártires, reclama con angustia pero también con firmeza una inmediata toma de conciencia para definir posiciones. La inmoralidad y la corrupción deben ser inmediatamente sancionadas. La especulación política, económica e ideológica., deben de dejar de ser los medios utilizados por grupos de aventureros para lograr sus fines” (…) “El orden y la seguridad de los argentinos deben vencer al desorden y la inseguridad. (…) “Así no cejaremos hasta el triunfo final y absoluto que será, a despecho de injustificadas impaciencias o intolerables resignaciones, el triunfo del país.” Jorge Rafael Videla, discurso en Tucumán, 24 de diciembre de 1975. Muchos han dicho que  en el mismo emplazo al Gobierno para que en 90 diera satisfacción a estas demandas, sin embargo Mario Wainfeld para Página  12, en un análisis del mismo desmiente que  tal  afirmación se manifestara en forma explícita, pero aun sin plazos el discurso si es una verdadera exigencia impropia de un  comandante militar a su comandante en jefe  y presidente de la Nación.

Enero, febrero y marzo fueron tiempos donde no había día que no se hablaba del golpe, cada ciudadano tenía una versión propia, mientras los comandantes en jefe negaban en cada oportunidad que tenían la existencia de dichos planes, lo cierto era que avanzaban en la organización de sus gabinete, intervenciones municipales y provinciales, preparaban la detenciones de los miembros del gobierno y de algunos opositores, “no confiables para sus  fines”, como así mismo de  sindicalistas y empresarios hasta que llego el día.

El 24 de marzo de 1976 asumieron el poder la Fuerzas armadas. Muchos pobladores lo vieron como un alivio, creían que estas podrían pacificar el país, por supuesto mucho empresarios también, pero ellos ya tenían acordado los negocios que harían y como se desembarazarían de  sindicalistas y empleados “molestos”  y la organizaciones terroristas de izquierda lo celebraban pues el enemigo ya era uno solo pues gobierno y militares (antes separados) eran su objetivo a derrotar desde siempre, nuca creyeron en la democracia y sus acercamientos al peronismo tuvieron carácter de infiltración para captar militantes y conspirar desde dentro, mientras que el terrorismo de derecha pasaba a ser mano de obra de los  grupos de tareas  militares.

El cierto había algo así como un aire festivo en el ambiente social y político, pronto se conocerían las miserias, las lealtades transformadas en traiciones, la esperanza en desasosiego, y las sonrisas en lágrimas. Y  entre otras cosas los jefes de organizaciones de izquierda compartirían botines espurios con alguno de los  comandantes y hasta  entregarían a sus propios compañeros  y para coronar esa nueva relación participaron de  los preparativos de la casi guerra con Chile y la guerra de Malvinas, mientras los que creían en la revolución pasaban a ser torturados en centros clandestino de detención correspondientes a las cárceles del pueblo del terrorismo. El estado paso a ser terrorista.

La ex presidente  fue calificada como la peor jefe de estado de la historia Argentina, debjab un país con casi el  7% de desocupados y pobres, y una pesada deuda externa de  alrededor de 5.000 millones de dólares, fue encarcelada y pese a tener todo el aparato judicial subordinado a su antojo, la Junta Militar no logró condena alguna contra ella, a la luz de los resultados de la gestiones posteriores tanto del proceso como de los sucesivo  gobiernos democráticos a  la fecha quizás sea oportuno repasar las calificaciones que ellos nos merecen.

Por todo el pueblo argentino Memoria, Verdad y Justicia, sin retaceos ni medias tintas.

 

Elías Almada – DNI 14936811

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