Origen del conflicto: La crisis económica dada al finalizar la primera guerra mundial produce diversos estragos en la economía que repercuten en todo el mundo, causando la baja del precio de la lana echo que incide en nuestro país. Esto afecta gravemente a las haciendas ovejeras de la región de la Patagonia sur, principalmente en la provincia de Santa Cruz. Los estancieros responden a esta crisis con una serie de despidos y con una reducción generalizada de las condiciones laborales. Don Prudencio Moreno llegó de España en 1920. Venía desde Barcelona y así relataba la situación cuando lo entrevistó Osvaldo Bayer “»Yo llegué en el año ’20 y entré a trabajar aquí en la sucesión. Yo era el ovejero que tenía que recorrer el campo y también por arriba de la meseta. Parece que les pagaban muy poco. Se abusaban mucho de la gente. Entonces por eso es que fue general en toda la parte sur de Santa Cruz. Pagaban mal y les daban cueros nomás para que durmieran. Si hubieran sido cueros limpios no era nada… No desinfestaban nada.” La jornada normal de los obreros de ese entonces era de 12 horas, la de los esquiladores y los arrieros rondaba las 16 horas; los salarios eran ínfimos y frecuentemente eran pagados en bonos o en moneda extranjera que al cambiarla en los comercios era tomada por un valor menor. A esto se sumaba que el único día de descanso laboral era el domingo. Estas miserables condiciones de trabajo llevaron a los peones rurales a la huelga, la que comienzan con una serie de acciones independientes distribuidas en la región, más luego intervinieron organizaciones sindicales anarquistas cómo la Sociedad Obrera de Río Gallegos y FORA (Federación Obrera Regional Argentina) incitando a los obreros por medio de campañas de propaganda y un empuje a la sindicalización de los obreros, también intervienen fuerzas paramilitares reaccionarias como la Liga Patriótica bajo contacto de los estancieros. La protesta de septiembre de 1920 contra las arbitrariedades de la autoridad policial, el boicot a tres comerciantes ligados a la Sociedad Rural y la detención de los dirigentes de la Sociedad Obrera profundizaron el enfrentamiento. Acudieron delegados de toda la provincia a la asamblea, que discutieron las medidas a exigir a la Sociedad Rural. En esta situación, los obreros congregados en la Sociedad Obrera de Río Gallegos presentaron a la patronal un pliego de reivindicaciones exigiendo un mejoramiento de las condiciones laborales, los cuales fueron rechazados por los estancieros y la sociedad Rural.
Primera Huelga General – Primeros Crímenes
El 1 de noviembre de 1920 se declaró la huelga general. El 3 de noviembre intentaron asesinar al dirigente Antonio Soto, pero logró escaparse. El 18 de noviembre en una asamblea en la Sociedad Obrera se hizo una nueva propuesta a la Sociedad Rural, que sería aceptada por un reducido grupo de estancieros el 2 de diciembre. En Puerto Deseado y en Puerto San Julián también se declaró la huelga general, liderada por anarquistas, plegándose los ferroviarios y los empleados de La Anónima. El 17 de diciembre la policía asesinó al huelguista Domingo F. Olmedo.
La Sociedad Obrera, en una asamblea en que se discutían los pasos a seguir, radicalizó su posición al prevalecer la tendencia de la FORA del V Congreso (anarquista) sobre la de la FORA del IX Congreso (sindicalista). Antonio Soto viajó clandestinamente a Buenos Aires buscando apoyo y solidaridad en el Congreso de la FORA que se realizaba en esos días.
Los huelguistas continuaron tomando ahora como rehenes a policías, estancieros y al personal administrativo de los establecimientos rurales, incautando las armas y los alimentos para el sustento de las columnas movilizadas. Hasta ese momento no habían ocurrido hechos de violencia graves, con excepción de los protagonizados por una banda anarquista liderada por Alfredo Fonte alias «El Toscano». El presidente Hirigoyen reemplaza al Gobernador coronel Edelmiro Correa Falcón, secretario de la Sociedad Rural, por el capitán Ángel Ignacio Yza y envía al jefe del regimiento “Húsares de Pueyrredón” teniente coronel Héctor Benigno Varela, al frente de un contingente militar a los efectos de pacificar la región, Yza logra imponef su criterio de no represión y luego de varios intentos arriba a un acuerdo por el cual los rehenes son liberados y la Sociedad Rural accede a mejorar salarios y condiciones laborales, al mismo tiempo que Inglaterra presionaba diplomáticamente para que se protejan los interese económicos de sus ciudadanos, dueños de las mayores extensiones de campos en el sur. Con el acuerdo firmado, el que solo no es recocido por Fonte, que huye con un grupo de peones llevándose las armas, el Ejército se retira luego de la homologación del mismo por el Departamento de Trabajo de la Nación (22 de febrero de 1921).
Nada más retirarse las tropas y la sociedad Rural con apoyo policial y los para militares de la Liga Patriótica inicia una feroz persecución de los trabajadores echando por tierra el acuerdo firmado, como así también contra los radicales yrigoyenista liderados por José María Borrero y el juez Ismael Viñas, formalmente nucleados alrededor de la figura del gobernador Yza.
Los sindicalistas de la FORA del IX Congreso y de la FORA del V Congreso enfrentados entre sí contribuyeron a la división gremial en varios sectores y no solo el rural. Si bien los dirigentes de la FORA del IX Congreso enviados desde Buenos Aires fueron estrepitosamente derrotados en asamblea, demostrando una nula capacidad de movilización, la Sociedad Obrera comenzó a dar algunas muestras de debilidad. La Sociedad Rural comenzó a mover sus influencias en Buenos Aires, e impulsó una campaña en los periódicos La Prensa, La Razón y La Nación para denunciar el peligro anarquista, el bandolerismo y la posibilidad de que el Gobierno chileno intentase apoderarse de la región de Santa Cruz. Paralelamente propiciaron la inmigración de trabajadores «libres», es decir, rompehuelgas traídos desde otras regiones, que serían objeto de graves agresiones por parte de los obreros locales.
Recrudecimiento del conflicto, Represión
Durante el mes de octubre la situación llegó a un punto de no retorno. Uno de los puntos conflictivos fue la actuación del grupo El Consejo Rojo, capitaneado por Alfredo Fonte alias «El Toscano», que comenzó a perpetrar asaltos, saqueos y toma de rehenes en las estancias de la provincia. A principios de octubre se entrevistó con Antonio Soto para exponerle su plan: huelga general, asaltar las estancias y tomar rehenes, de forma sorpresiva y violenta. Soto se opuso y sostuvo que había que hacer huelga o boicot solamente a aquellos estancieros que no hubieran cumplido con el pliego de condiciones y argumentó que era darle argumentos a la Sociedad Rural. Ambos rompieron relaciones por completo. «El Toscano» fue capturado el 8 de octubre por el comisario Vera, paradójicamente, denunciado por los obreros. Hirigoyen decide el envió nuevamente del teniente coronel Varela y su regimiento al sur.El 10 de noviembre Varela arribó a Río Gallegos. Allí fue informado por los miembros de la Sociedad Rural, las autoridades policiales y el Gobierno local que:
«…todo el orden se halla subvertido, que no existía la garantía individual, del domicilio, de la vida y de las haciendas que nuestra Constitución garante; que hombres levantados en armas contra la Patria amenazaban la estabilidad de las autoridades y abiertamente contra el Gobierno Nacional, destruyendo, incendiando, requisando caballos, víveres y toda clase de elementos…”
Si bien se discuten las razones que lo llevaron a hacerlo, si fue por órdenes del Gobierno Nacional o guiado por su propio criterio, lo cierto es que Varela impuso la «pena de fusilamiento» contra los peones y obreros en huelga, Chile colaboró cerrando las fronteras para impedir la huida de los huelguista y cuando lograron hacerlo le permitió al Ejercito ingresar a su territorio en persecución de los mismos. Fue una verdadera caza de brujas, no importaba nada, todo paisano era considerado un enemigo y merecedor de la muerte, se realizaron emboscadas para asesinarlos, y cuando lograron rodearlos y apresarlos aun a los más pacíficos se los fusiló de inmediato, pese a que a muchos se les prometió que si se rendían se les respetaría la vida, los más mesurados hablan de 300 muertos pero algunos llegan a calcular en 1500 los hombres asesinados por el Ejército, la policía, y los asesinos al sueldo de la Sociedad Rural.
“Facón Grande”
José Font, más conocido como Facón Grande o el Entrerriano nace en Concepción del Uruguay, Entre Ríos en 1883, aunque no hay certeza absoluta de este dato, y es fusilado en el Cañadón de la Muerte de Jaramillo, provincia de Santa Cruz, el 22 de diciembre de 1921 fue un obrero y carrero anarcosindicalista argentino de origen entrerriano, radicado en la Patagonia Argentina. Era un hombre de buen pasar económico: era el dueño de una tropa de carros laneros que transportaban los fardos de lana de las estancias desde la pre cordillera a puerto Deseado y a San Julián. Sin embargo, su único lujo era un facón que llevaba cruzado en la espalda.
Cuando algunos peones rurales se presentaron frente a Facón Grande para que los representara sindicalmente, el gaucho no dudó un minuto en hacerlo: en ese momento, Yrigoyen ya había mandado a l Teniente Coronel Varela a reprimir a los revolucionarios patagónicos, y Gran Bretaña también había amenazado con enviar buques desde las Islas Malvinas para defender las propiedades de los estancieros. Varela había recibido la información de que la columna de Facón Grande acampaba en Tehuelches, y allí les ordena a sus soldados una descarga cerrada contra ellos, aunque el gaucho los enfrenta y hace que las tropas se retiren rápidamente hacia Jaramillo. En ese hecho mueren tres huelguistas y un soldado. Varela, entonces, hace atraer a Facón grande hacia Jaramillo con la propuesta de negociar las condiciones de la huelga. Cuando se encuentra, el militar ordena su detención. Facón Grande siempre le reprochó a Varela su falta de hombría por la forma en que lo detuvieron. Luego es llevado junto a un grupo de compañeros a un cañadón de la estancia de Cimadevilla, y allí son fusilados. Ese lugar es recordado con el nombre «cañadón de la muerte.» Por su parte, Varela envía un comunicado diciendo que Facón Grande fue muerto en combate, y sus pertenencias fueron dadas en administración al Estado, aunque a algunos administradores, «se les pierden» algunas cosas. Años después, dos chatas de Facón que quedaron abandonadas en el camino sirvieron para la orientación de viajeros. Junto a ellas, el herrero Kuney levantó una herrería, y ese lugar será el pueblo de «Cañadón León», aunque oficialmente lleva el nombre de un militar de la Década Infame: Gobernador Gregores.
Sobre el Prudencio Moreno le relata a Bayer “¡Facón Grande! Estaba junto con el herrero … eran muy amigos con Kuney. Antes de venir aquí habían trabajado en la zona de Deseado. Siempre fue hombre de la huella. Él fleteaba con tres chatas.
Muy buen hombre era. A él lo mataron en la huelga en Jaramillo. Se fue con dos peones que tenía como jefe del grupo. Era fiel. Nunca se abusó de un hombre. Y si era de poco espíritu menos… aunque le hubiera hecho algún daño. Él tenía la costumbre de usar un facón grande en la cintura. Y como andaba sin saco, ahí se le veía que atravesaba un tremendo facón. Era bravo. Cuando tenía razón era bravo. Pero no mató a nadie… ni con facón grande ni con facón chico. Era un trabajador. Era valiente. No le habían puesto de gusto el nombre.
La cosa que a Facón Grande fue una muerte criminal la que le dieron. Él mismo fue a buscar la muerte. Él pensaba que iba a arreglar.»
Los crímenes de la Patagonia rebelde quedaron impunes, la única respuesta concreta de repudios contra los asesinos fue al negación dela s prostitutas de San Julián a atender a Varela y su tropa. La Sociedad Rural lo agasajo con un cena celebratoria de los asesinatos y al final de la misma le cantaron “he is a really good feller” y “Good save the queen” , traducido “Es un buen cazador” y “Bien salve a la reina”.
Elías Almada DNI 14936811
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