Las abejas, las mariposas y, en general, un 40% de los insectos polinizadores invertebrados se encuentran amenazados, mientras que el 16% de los polinizadores vertebrados están en peligro de extinción a nivel mundial.
Así lo revela un estudio de la Plataforma Intergubernamental de Biodiversidad y Servicios Ecosistémicos (IPBES), en el que han participado dos científicos catalanes, que ha puesto de relieve la importancia de la polinización de las 20.000 especies de abejas y miles de especies de mariposas, moscas, polillas, escarabajos, pájaros, murciélagos y otros animales.
El investigador del Centro de Investigación Ecológica y Aplicaciones Forestales (CREAF) Jordi Bosch ha trabajado en los últimos dos años como revisor y experto de diversos capítulos, y el representante del Centro Tecnológico y Forestal de Cataluña (CTFC) Lluís Brotons ha colaborado en la aprobación del documento.
El trabajo señala que los descensos en los polinizadores silvestres regionales han sido ya confirmados en el norte de Europa Occidental y en Norteamérica, y que la tendencia se encamina hacia la expansión.
Las causas
Según el estudio, «la disminución de los polinizadores se debe a los cambios en el uso del suelo, a las prácticas agrícolas intensivas y al uso de pesticidas, al impacto de las especies exóticas invasoras, a las enfermedades y plagas, y al cambio climático».
Por su parte, la codirectora de la evaluación y profesora de la Universidad de Sao Paulo Vera Lucia Imperatriz Fonseca ha asegurado que «los polinizadores contribuyen de forma importante a la producción mundial de alimentos y la seguridad nutricional, por lo que su salud está directamente vinculada a nuestro bienestar, ya que aportan vitaminas y minerales, sin los cuales el riesgo de malnutrición podría crecer».
Entre 235.000 millones y 577.000 millones de dólares de la producción alimentaria mundial, que incluye frutas, hortalizas, semillas, frutos secos y aceites vegetales, dependen directamente de la contribución de los polinizadores como las abejas y otros insectos, según el estudio.
El volumen de la producción agrícola dependiente de la polinización animal se ha incrementado un 300% durante los últimos 50 años, y casi el 90% de las plantas con flores salvajes dependen de ella, lo que ha generado una situación de dependencia de más de tres cuartas partes de los cultivos del mundo.
Además de los cultivos alimentarios, los polinizadores contribuyen a los cultivos de biocombustibles como aceites de colza y palma, de fibras como el algodón, de medicinas, de forraje para el ganado y de materiales de construcción.
¿Qué pasaría si desaparecen las abejas?
El impacto de la desaparición de los insectos, en especial de las abejas, sería por tanto dramático, ya no solo a causa de su función como polinizadores. Como base de la cadena trófica, los insectos son el alimento de miles de especies de pequeños mamíferos, que a su vez son el alimento de otros mamíferos, y así hasta completar una cadena alimenticia que se derrumbará si no actuamos ya.
“A corto plazo, el primer paso es prohibir los productos tóxicos para las abejas”, exigen desde Greenpeace en su informe. “Y la solución definitiva es la adopción de la agricultura ecológica como única vía para una producción de alimentos respetuosa con todos los habitantes del planeta”.
La biodiversidad, la agricultura y nuestra alimentación dependen en gran medida de los insectos polinizadores. “Su salvaguarda es un reto importante para la humanidad que se debe afrontar sin más demora”.