Una calle con cariño popular

En el medio día de hoy quedó inaugurada la calle que recordara por siempre a Luis Juan María Puchulu,  El Gordo, el entrañable Gordo Puchulu. El acto contó con la presencia de autoridades de la radio AM LT11, donde el Gordo fue un faro periodístico, municipales y de organismos provinciales. A través de audios, llegó la palabra del ex gobernador Jorge Pedro Busti. También lo recordaron desde la Asociación de Periodistas de Concepción en las palabras de Américo Schwartzman y Atahualpa, uno de sus hijos. Omar León interpretó una hermosa chamarrita en su memoria.

El acto comenzó cerca de las 13 en la esquina de esa calle que apenas recorrerá dos o tres cuadras, en el barrio que se encuentra detrás del Centro de Salud Giacomotti.

Los discursos versaron en recuerdos, vivencias personales compartidas con el Gordo, su legado, sus enseñanzas y su don de gente, reales, palpables, verdaderas para cualquiera que lo haya conocido.

Pero me voy a quedar, entre tanta gente destacada presente en el acto, con la figura de Juan Enrique Reduello, el popular Cocoia y de Jacinto Fabre, dos personajes populares de Concepción, laburantes, buscavidas, de la diaria eterna, de patear la calle para parar la olla. Dos personajes a los que el Gordo quería mucho, puedo dar fe cierta.

Cocoia fue el impulsor del nombre de la calle y el aniversario de LT11 el motorizador del asunto. Cocoia saludó a todos “buenos días o buenas tardes para algunos. Para mi buenos días porque todavía no comí”, hermoso y sincero, Cocoia repaso algunos pasajes de su vida, a Juancho Luna, al fútbol en Don Bosco, a sus viajes a Concordia y de ahí su apodo. Jacinto no habló. Con amabilidad, le acercó una silla a una señora mayor que estaba apartada del resto. No habló pero estuvo, como estuvo siempre con el Gordo.

Atahualpa dejó dos sentencias sabias. “A papá esto no le hubiera gustado. Pero es válido cuando el calor popular impone su cariño”, palabras más palabras menos, esa idea del cariño popular imponiéndose ante el deseo del Gordo seguramente sería aprobado por el.

Y nada más. La calle. Humilde, con poco recorrido pero en barrios populares le hubiera gustado al Gordo. Está cercada por una pared de árboles, en cercanía de lo que fue el viejo Hospital y del centro de salud Giacomotti.

Omar León calzó la guitarra para una hermosa chamarrita para el Gordo que en uno de sus versos plasma la impronta del homenajeado y el abrazo fraternal de Patricia, la compañera del Gordo.