La jornada nacional de lucha reafirma las necesidades urgentes insatisfechas por el gobierno de Alberto Fernández.
En Entre Ríos hubo acciones de lucha en Concepción del Uruguay, Paraná y La Paz.
El movimiento piquetero independiente y combativo impulsó una jornada de lucha nacional en 22 provincias del país contra el ajuste del gobierno de Alberto Fernández y por trabajo genuino, alimentos y un seguro universal al desocupado. Denuncian que el gobierno cortó el suministro de alimentos dos meses antes de las recientes elecciones.
Desde temprano, las columnas piqueteras concentraron en el microcentro porteño y en las principales ciudades del país, manifestándose una vez más contra el rumbo de ajuste emprendido por este gobierno, que ha sufrido un duro revés en las Paso, con un voto de rechazo al hambre, la pobreza y la desocupación producidos por la política del acuerdo con el FMI, el ajuste fiscal y la reducción del gasto social: un coctel explosivo en tiempos de crisis.
Desde las organizaciones convocantes, como el Polo Obrero, señalan que el gobierno carece de una política para enfrentar la desocupación, la cual ha ido creciendo al calor de los despidos de las patronales, aún bajo el periodo de cuarentena y la supuesta prohibición de despidos. El acceso a los planes sociales se encuentra restringido y solo se abre episódicamente bajo la presión de la lucha callejera.
Quienes logran acceder a un plan, como el Potenciar Trabajo, reciben sumas de dinero ínfimas e insuficientes para costear al menos una canasta alimentaria de indigencia. El Potencial Trabajo representa hoy la mitad de un salario mínimo devaluado por la inflación, llegando a unos escasos $14.000.
No existe plan alguno de inserción laboral y trabajo genuino para las millones de personas que engrosan las filas de los desocupados: la obra pública intensiva se encuentra paralizada y el gobierno no pasa de amagar con proyectos de “empalme” o “empleo joven” precarizados, que consisten en subsidios y facilidades para las patronales y que incluso así ya vienen de fracasar en el pasado.
Los recortes alimentarios también se han convertido en una constante de este gobierno. Ni bien asumido el gobierno, la crisis del exministro Daniel Arroyo con los sobreprecios en la compra de alimentos implicó un recorte de las partidas y un desentendimiento, durante meses, de las entregas alimentarias cuando más lo necesitó la población vulnerable: durante la cuarentena y la pandemia. Ahora, con la asunción del nuevo ministro Juan Zabaleta, vuelve a replicarse esta delicada situación, con demoras de hasta 70 días en la entrega de los alimentos, privando de comida a las familias pobres de los barrios obreros.
Los comedores populares han sido parte fundamental de la asistencia a las familias pobres y a los trabajadores durante toda la pandemia, registrando un aumento de comensales conforme crece la crisis social y económica y la medidas del gobierno llevan a más ajuste y desocupación.
La organizaciones convocantes vienen de presentar ante el ministro de Desarrollo Social un plan integral contra la desocupación, que estipula la creación de un millón de puestos de trabajo, vinculados a la obra pública y a un plan de viviendas para satisfacer las necesidades habitacionales de la población, y ofreciendo una bolsa de trabajo de 100.000 desocupados, cuestión que no ha tenido ninguna respuesta concreta por parte del gobierno.
La movilización piquetera fue convocada con antelación a la exteriorización de la crisis al interior del gobierno ante la derrota electoral, pero contrasta en el método con otras convocatorias que sirven a apuntalar a la actual orientación ajustadora que va detrás de la agenda del FMI, ya que desde estos sectores se pone en primer lugar las necesidades y reivindicaciones inmediatas de millones de trabajadores, cuya satisfacción depende de una ruptura con los intereses del capital financiero y un reordenamiento de la política económica y social bajo otras bases sociales.
Por estas razones, desde las organizaciones piqueteras están impulsando la realización de un congreso piquetero, para discutir un programa de salida y un plan de lucha para todo el movimiento de desocupados y los trabajadores.