Satto presentó proyecto del programa de contención para deportistas federadas de Entre Ríos durante la maternidad

Jorge Satto diputado provincial de Juntos por el Cambio presentó ante la legislatura entrerriana un programa destinado a mujeres y personas con otras identidades de género con capacidad de gestar que sean deportistas federadas en el ámbito de la Provincia de Entre Ríos y que, encontrándose desarrollando su actividad profesional, transite la maternidad en todas sus etapas.

El proyecto otorgará un subsidio equivalente a dos (2) salarios mínimos, vitales y móviles mensuales a todas las deportistas federadas, desde el 3er mes de embarazo y hasta el sexto mes luego del nacimiento.

Según Satto para el acceder al subsidio, la deportista deberá presentar ante el Club que desarrolla las actividades un certificado médico que acredite su condición, siendo la entidad la responsable de su gestión ante la Secretaria de Deportes de la Provincia, a su vez informó que se declaran nulas y sin ningún valor jurídico las cláusulas de rescisión por razón de embarazo que aparezcan incorporadas en los contratos que se celebren con los deportistas, el gasto que demande la implementación de la presente Ley, será imputado a las partidas específicas del presupuesto General de Gastos y Cálculo de Recursos de la Administración Pública Provincial vigente, y a realizar las compensaciones y adecuaciones que estimen pertinentes.

El Poder Ejecutivo reglamentará la presente Ley en el plazo de noventa (90) días contados a partir de la fecha de su promulgación. Destacó el legislador Jorge Satto.

 

 

 

 

FUNDAMENTOS DEL PROYECTO

La lucha de las mujeres por el acceso a los distintos lugares de la sociedad ha tomado particular relevancia en estos últimos años, más allá de ser un legítimo reclamo desde hace siglos.

De esta manera, así como en la política, la ciencia, la investigación y todas las áreas de la vida social, la mujer ha ido incrementando su participación en el mundo del deporte exhibiendo grandes éxitos en el plano profesional del mismo.

Por tanto, no se trata de una casualidad este intento de contribuir a tal práctica por parte de las autoridades púbicas, sino de la debida atención al propio deseo de las mujeres de participar de lleno en un fenómeno único, como es el hecho deportivo.

Es complejo desentrañar los desafíos por los que ha tenido que transitar la mujer deportista profesional hasta llegar a tener su espacio propio en el denominado mundo del profesionalismo. Pero podemos imaginarlos. De hecho, casi todos los días leemos en distintos medios de comunicación, como se le va ganando al pasado respecto a su incursión en instituciones y eventos deportivos.

Según diferentes encuestas datadas en la última década, la práctica deportiva entre las mujeres ha experimentado un avance de más cinco puntos porcentuales, subiendo hasta alrededor del treinta por ciento de la población. Aumentando también la práctica deportiva y su presencia en el deporte federado y de alta competición. Según estas mismas encuestas este incremento se verifica tanto de forma lúdico-saludable como a nivel
competitivo.

Acorde a los mismos datos, hasta hace poco las deportistas de alto nivel debían posponer su maternidad para cuando finalizaran su carrera deportiva.

 

 

Esto empieza a cambiar en el año 1965 ya encontramos un primer informe de la profesora Zahareiva, uno de los primeros estudios dedicados a las atletas de élite y el embarazo con resultados de entrevistas acerca de los efectos de la gestación y el parto de trece mujeres que compitieron en las olimpiadas de Tokio de 1964. Once de ellas señalaron haber tenido embarazos normales.

En general, las atletas olímpicas reiniciaron su entrenamiento intensivo entre tres y seis meses postparto y casi todas alcanzaron similares o mejores marcas en los dos años siguientes al nacimiento de sus hijos. Dos décadas después, la misma autora publicó resultados de veinte años de observación y vigilancia de atletas de élite y olímpicas, donde hubo algunas observaciones interesantes. De las atletas que compitieron en olimpiadas sucesivas, el 27% dio a luz en los cuatro años de intervalo entre una y otra. Casi todos los embarazos se consideraron normales, y algunas atletas señalaron sentirse mejor adaptadas que antes del parto.

El período de trabajo de parto era más breve en las atletas que en el resto de las mujeres de la población, en general, por su mayor desarrollo de músculos abdominales y capacidad de ejercer compresión.

Y así, día a día observamos cada vez más casos en relación a compatibilizar el hecho de ser o haber sido madre con la vuelta a la competición.