De Plumerillo a Chacabuco

La travesía épica del Ejercito de Los Andes se inició a mediados de enero de 1817 y luego de 15 días de marcha, escalando montañas, yendo por desfiladeros  y vadeando cursos de agua,  se  encontró con el enemigo  en diferentes sitios, así tuvo sus primeras escaramuzas, hasta la primer gran batalla en Chacabuco.

BAUTISMO DE FUEGO EN PICHEUTA Y POTRERILLOS

El 24 de enero de 1817, el coronel Juan Gregorio de Las Heras se encontraba acampado en Uspallata cuando recibió un aviso de que una avanzada de un cabo, 5 soldados de línea y 8 milicianos, fue sorprendida en el Fortín Picheuta. El gobernador realista de Chile, Francisco Casimiro Marcó del Pont tenía 1000 hombres en el Valle del Aconcagua y dispuso que un destacamento de 250 hombres avanzara por el camino de Uspallata, previo pasar la cumbre, e hiciera un reconocimiento a fin de recabar noticias ciertas sobre los movimientos de las tropas sanmartinianas. La vanguardia de este grupo, compuesta por 60 hombres, era la que había sorprendido a los soldados en Picheuta. De los 14 soldados, 7 quedaron prisioneros y los otros 7 lograron huir y llevaron la noticia a Uspallata, donde estaba Las Heras. Inmediatamente envió al sargento mayor Enrique Martínez y el teniente Francisco  Aldao con 110 hombres (la compañía de granaderos del Batallón 11 con 83 hombres y 30 granaderos a caballo) que alcanzaron a los realistas el día 25 en Los Potrerillos. Allí se peleó durante más de 2 horas debiendo los españoles repasar la cumbre de la cordillera y llevar la noticia a Los Andes. Esta es la primer victoria en territorio chileno del Ejercito Libertador. Enterado San Martín de lo ocurrido en Picheuta y Potrerillos envió al mayor de ingenieros Antonio Arcos con 200 hombres a que ocupara la garganta de Achupallas y se fortificara.

COMBATES DE GUARDIA VIEJA, ACHUPALLAS Y LA VEGA DE CUMBEO.

El 4 de febrero de 1817, en un frente que sobrepasaba los 300 Km, el Ejército de los Andes conducido por don José de San Martín obtuvo otros tres  triunfos en suelo chileno. Uno por cada una de las tres columnas más numerosas, siendo éstas de norte a sur, son las siguientes:

COMBATE DE GUARDIA VIEJA

El 2 de febrero de 1817, a las 3 de la mañana, Juan Gregorio de Las Heras con sus hombres traspusieron la Cordillera de los Andes por el Paso de Uspallata y avanzaron por donde está ubicado actualmente el Cristo Redentor de los Andes (en la falda del cerro Aconcagua). El 3 de entraron en territorio chileno y el 4, al ponerse el sol, el batallón del mayor Enrique Martínez atacó el puesto español de Guardia Vieja (actual localidad chilena del mismo nombre) con 150 fusileros y 30 jinetes. El combate duró una hora y media a sable y bayoneta, los españoles en número de 94, tuvieron 25 muertos y 43 prisioneros. Se tomaron 57 fusiles, 10 tercerolas, municiones y víveres.

Luego de este combate, por orden del capitán general José de San Martín, el mayor Martínez se replegó a Juncalillo a la espera de que el grueso del Ejército de los Andes descendiera de la cordillera. Las Heras volvió el día 6 a Guardia Vieja y avanzó sobre Santa Rosa de los Andes (actual Los Andes), Entrando el 8 y apoderándose de los depósitos de armas, municiones y víveres abandonados por el ejército realista.

COMBATE DE LAS ACHUPALLAS

El día 3, luego de pasar las cumbres por el paso de las Llaretas, Soler alcanzó el campo de los Piuquenes y de allí destacó por orden de San Martín, al sargento mayor Antonio Arcos a ocupar la zona de Las Achupallas, a fin de facilitar el pasaje del grueso de las tropas. Arcos con 200 hombres debía pasar por el portezuelo de Valle Hermoso cayendo sobre la guardia realista de Ciénago, luego debía continuar por el portezuelo del Cuzco y caer sobre la guardia de las Achupallas.

Los realistas, en número de 100 hombres, que habían tenido noticias del avance de Arcos, se emboscaron en el Valle de Chalaco al norte de Las Achupallas, con la intención de envolver a las fuerzas patriotas por los flancos. Ante tal situación, el mayor Arcos ocupó una posición defensiva con parte de sus efectivos y mantuvo a retaguardia una importante reserva de caballería. Producido el ataque realista, el mayor Arcos ordenó un violento contraataque que concluyó exitosamente obligando la retirada realista el 4 de febrero.

En este combate que fue un éxito para las fuerzas patriotas, se destacó el teniente Juan Lavalle que cargara con sus 25 granaderos a una fuerza mucho mayor. Los realistas huyeron, siendo perseguidos por más de dos leguas. A las 12 de la noche el mayor Arcos enviaba al jefe de la vanguardia el parte de la victoria y le hacía saber que el Valle de Putaendo se encontraba en su poder

COMBATE DE LA VEGA DEL CUMPEO

La columna que era conducida por el Capitán de Granaderos Ramón Freire, avanzó por el Paso del Planchón.

Al llegar el 4 de febrero a un paraje llamado la Vega de Cumpeo (caserío al noreste de Talca), ataca a un destacamento enemigo de unos 100 hombres, los que al llegar la noche se retiraron dejando en el campo de batalla 18 muertos y tomando 20 prisioneros. La victoria de Freire es total.

COMBATE DE LAS COIMAS

Luego de los combates de Las Achupallas y Guardia Vieja, Gregorio de Las Heras envió uno de los prisioneros tomados a proponerle un intercambio de los mismos  a los realistas con los que ellos tenían luego de Picheuta, haciéndole creer que se estaría replegando, enterado el Coronel José María de Atero movilizo sus tropas con la intención de sorprenderlo por el norte de las posiciones patriotas, mientras tanto el Brigadier Soler forzó la marcha de las suyas para establecerse  en las primeras planicies El Putaendo con su cuartel general, desde allí  destaco a uno de sus comandantes,  Melián, con la misión de tomar la Villa de San Antonio de Putaendo  y a Mariano Necochea en exploración a San Felipe, al llegar  este  a Las Coimas, el 7 de febrero, si bien comprobó la presencia de un enemigo muy superior en número , alrededor de 700 hombres comparado con los 110 granaderos y 30 escoltas del jefe del con los que contaba decidió no esperar refuerzos y atacarlos dividiendo sus fuerzas en 3 grupos, a cargo de Manuel Soler el ala derecha, la izquierda de Ángel Pacheco y el la del centro, simulo un  avance y retroceso logrando que la caballería  realista saliera en persecución de ese primer pequeño grupo y cayéndoles encima desde tres direcciones la destrozo en breve pero cruento combate, conto a su favor la debilidad de los sables españoles que se rompían la chocar con los de sus granaderos y la endebles de las tercerolas enemigas  que impidieron el accionar de los fusileros que junto con la infantería se replegaron a San Felipe, El comándate español decidió  abandonar la provincia con destino a Santiago ordenado destruir el puente sobre el río Aconcagua, el 8 se reunieron la  fuerzas de Soler y O’Higgins en San Felipe, el puente fue reconstruido el día 9 y de inmediato el comandante Melián  a cargo de la avanzada partió rumbo a Chacabuco

COMBATES DE BARRAZA Y SALALA

El Cnel.  Juan Manuel Cabot  había salido del Plumerillo el 9 de enero al mando de un  contingente de 60 hombres en total, debía pasar por San Juan y de ahí por el paso de Guana dirigirse a la provincia de  Coquimbo y provocar un levantamiento en favor de las fuerzas patriotas en La Serena, contaba con 20 soldados del Batallón N° 8 al mando del teniente Escolástico Magán;20 del Batallón N° 1 de Cazadores al mando del teniente Simón Santucho y 20 del Regimiento de Granaderos a Caballo al mando del teniente Eugenio Hidalgo, en San Juan se le unió  un contingente de 80 milicianos de caballería provincial al mando del capitán Juan Agustín Cano y otros 6 oficiales. El día 5 cruzo la cordillera y al día siguiente sorprendió a la guardia de la cañada de Los Patos, a la que tomo prisionera siguiendo  su marcha, Cabot  adelanto al capitán Patricio Zeballos y Egaña, patriota coquimbano  que se  les acababa de unir con más tropas y detrás de él envió a Hidalgo con refuerzos, a  los efectos de cortarle los caminos para que no huyeran los realistas,  siguiendo el luego la marcha, el día 11 arribaron a Barraza una aldea a orillas del río Limarì donde se produjo el combate, los españoles huyeron rumbo a Salala, donde  les dan alcance el día 12  y los derrotan totalmente, produciéndoles más de  40 bajas entre muertos y heridos, tomando otros tantos prisioneros y todos los bagajes que llevaban, a consecuencia de estos triunfos y del arribo de la columna del capitán Francisco Zelada todo el norte quedó en poder de los patriotas.

BATALLA  DE CHACABUCO:

Tras reunirse el 9 de febrero en el Campamento de Curimón las columnas que cruzaron los Andes por «camino de Los Patos» junto con las que cruzaron por el «camino de Uspallata», se resolvió atacar en la madrugada del día 12. Con el fin de emplear una táctica de pinzas por el frente y la retaguardia, se dividieron a las tropas disponibles en dos divisiones, quedando el ejército organizado de este modo:

Estado Mayor del ejército

Comandante en jefe del ejército: General José de San Martín

Ayudantes de campo: Coronel Hilarión de la Quintana, Teniente coronel Diego Paroissien

Sargento mayor José Antonio Álvarez Condarco.

 

División O’Higgins:

Comandante General Bernardo O’Higgins

Infantería: Compañías de fusileros del Batallón nº 7 del Teniente coronel Pedro Conde, Compañías de fusileros del Batallón nº 8 del Teniente coronel Ambrosio Crámer

Caballería 3 escuadrones de Granaderos a Caballo, jefe Coronel José Matías Zapiola

Escuadrón I, del Teniente coronel José Melián; Escuadrón II, del Teniente coronel Manuel Medina; Escuadrón III, del Mayor Nicasio Ramallo

Artillería: 2 piezas de artillería.

División Soler

Comandante: General Miguel Estanislao Soler

Infantería: Batallón nº 1 del Coronel Rudecindo Alvarado; Batallón nº 11 del Coronel Juan Gregorio de Las Heras.

Compañías de Granaderos y Volteadores del Batallón nº 7

Compañías de Granaderos y Volteadores del Batallón nº 8

Caballería: Escuadrón de escolta del Coronel Mariano Necochea; Escuadrón IV de Granaderos a Caballo del Teniente coronel Manuel Escalada

Artillería: 2 piezas de artillería.

Mientras Soler rodeaba a los realistas por el camino de Montenegro, más suave pero mucho más largo, O’Higgins lo hacía por Cuesta Vieja, más corto pero en pendiente y mucho más peligroso, dirigiéndose en dos columnas, y enfrentándose con los adelantados realistas hasta encontrarse frente a frente con el grueso del ejército realista, por lo que decidió avanzar hacia el cerro Los Halcones y desplegar allí sus fuerzas, al tiempo que despachaba un mensajero para informar de la situación al general San Martín. El sorpresivo avance de Maroto con el Real Regimiento de Talavera de la Reina, cambiaba por completo el panorama. O’Higgins, sin ayuda de Soler, tendría que batirse con la totalidad de las fuerzas realistas o retroceder a una catástrofe segura. O’Higgins al no recibir respuesta ante esta situación a las 11:45 y contraviniendo las órdenes de San Martín de no comprometer fuego, aconsejado por Crámer, (ex oficial de Napoleón), ordenó a la infantería cargar a la bayoneta, organizando dos columnas de ataque, siguiendo el modelo napoleónico y lanzándolas sobre el ala derecha enemiga (Batallón Talavera) apoyada por la caballería del coronel José Matías Zapiola, pero los granaderos tropezaron con el profundo cauce de Las Margaritas, que no habían visto, no pudiendo pasar en formación de ataque y retrocedieron tras una andanada de fuego enemigo, sin sufrir muchas bajas, hasta el cerro de los Halcones, donde se reorganizaron. Cuando San Martín se da cuenta de esto envía a un mensajero para que Soler comience el ataque. No había tiempo hasta que Soler atacara y San Martín decide ir él por el frente junto a O’Higgins. De nuevo O’Higgins y Cramer  lanzaron el asalto, dirigiendo ahora la caballería contra el flanco derecho y la infantería contra el centro. Un pelotón de caballería rompía la línea realista entre la extrema izquierda del Talavera y la derecha del grueso del batallón Chiloé, arrollando a los artilleros. La infantería ya casi vencedora, acudió en auxilio de la caballería. Zapiola, después de romper el cuadro formado por los talaveras, rebasó el ala derecha realista y una segunda carga sobre la infantería y la caballería enemigas produjo la dispersión, hasta que luego una división de adelantados de Soler arribó produciéndose el envolvimiento completo del flanco izquierdo y de la espalda, y destrozando la retaguardia realista, consolidándose así una aplastante victoria a favor de los patriotas. La batalla concluyó a las 14:00 horas. Los restos del ejército realista huyeron a la desbandada hacia las casas de Chacabuco distante a pocos kilómetros, y dejando en el campo la tercera parte de sus efectivos.

Si bien San Martin destaco tanto a  Soler como a O’Higgins en el parte de batalla el primero se mostró muy disgustado con el proceder del chileno en la misma y terminaría renunciando  a su cargo y regresando a Buenos Aires.

Elías Almada- DNI 14936811