Cultura del trabajo: Con solo 11 años, Francisco cultivó sandias con sus propias manos y cumplió su sueño

Sin dudas la historia de este niño de la ciudad de Concordia, es un ejemplo a la cultura del trabajo para todos, en una sociedad donde muchos esperan recibir sin sacrificio o salir a delinquir. Francisco tenía un sueño por querer cumplir y estaba relacionado a la agricultura y les confesó a sus padres que deseaba plantar sandías y tener su propia producción.

Tras varias charlas con sus progenitores, acordaron que la propuesta estaría aceptada siempre y cuando el joven cumpla con sus obligaciones en la escuela. Finalmente, el nene cumplió su parte del trato y se esmeró para pasar de grado a finales de año en la escuela Capuchinos tras las clases virtuales de por medio.

Con la idea en camino, toda la familia puso manos a la obra y empezaron a trabajar cada uno aportando con trabajo y dedicación casi diaria. Luego de preparar la tierra en la zona de Benito Legerén compraron semillas y plantínes, que fueron plantadas en septiembre para esperar la cosecha en diciembre.

Entre el estudio diario y las tareas escolares fue ayudando a su papá que le fue indicando los pasos esenciales para poder llegar a tener buenas plantas y los secretos del campo.

Su mamá nunca dejó de vigilar las clases virtuales o las tareas escolares que debía cumplir su hijo diariamente. Cada día Francisco caminaba entre la tierra sembrada mirando al cielo, pidiendo que llegarán las primeras lluvias que ayudarían a las plantas en su crecimiento. Aplicado en la escuela, amigo y excelente compañero este chico tenía su objetivo en vista.

Las primeras gotas de noviembre trajeron la esperanza que la producción iba por buen camino y las plantas tomaban el tamaño necesario. También, llegaron las noticias de que había aprobado el año y que en el 2021 cursaría su 6º año de la escuela.

En diciembre el pequeño tuvo que ser operado de apendicitis y se ausentó por varios días de la chacra, pero él sabía que su mamá y papá estarían cuidando la tierra.

No pudo ayudar en la primera cosecha debido a que tenía que estar en reposo, pero pudo ver con satisfacción que lo aprendido en su casa llegó con sandías dulces y de gran tamaño.

La cosecha fue todo un éxito, con frutos de buen color, sabrosos y en el punto justo, todos festejaron con mucha alegría que se podía empezar a consumir y vender el producto de su propio trabajo.

Luego de ofrecer las sandías a familiares, amigos, vecinos y los que pasaban por el camino, fueron vendiendo de a poco parte de la cosecha ya que siguen cosechando. Entre todos fueron promocionando de boca en boca la venta que es un éxito en la zona por la calidad y el gusto. Laura Díaz junto a Cristian Dri, los padres de Francisco, comentan que se sienten muy orgullosos de su hijo y que están felices que esto haya sido por iniciativa propia de su hijo.

Comentan que “Francisco tiene un gran espíritu, es solidario y muchas ganas de hacer cosas siempre. Ama el campo y hace preguntas sobre máquinas, el tiempo y los tractores que son su pasión. La producción continúa y quedan varias sandias para vender y los cliente siempre vuelven muy contentos a comprar nuevamente”. La pequeña familia de productores sabe que el sacrifico de estos meses les dio una gran alegría que deja una enseñanza al pequeño Francisco que se perfila a ser un productor de gran potencial.

Fuente Diario UNO