Consecuencias de la pandemia: el sedentarismo y el aislamiento afectaron severamente la calidad de vida y la recuperación de los pacientes con fracturas por osteoporosis
· Fragilidad, dificultades en la recuperación y mayor inestabilidad clínica dadas las enfermedades crónicas preexistentes. Estos fueron los principales resultados de “Aislamiento social prolongado durante la pandemia de COVID-19 y la epidemiología de la fractura de cadera”, una investigación realizada por el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires en la que analizaron un grupo de pacientes internados por fracturas causadas por osteoporosis entre los meses de abril y julio de este año.
· Un estudio realizado por el Instituto de Investigaciones Metabólicas (IDIM), indicó que el número de consultas por osteoporosis se redujo casi a la mitad y que la realización de densitometrías se redujo en un 81%. Se estima que 1 de cada 2 mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura ósea a causa de la osteoporosis.
Fragilidad, dificultades en la recuperación y mayor inestabilidad clínica dadas las enfermedades crónicas preexistentes. Estos fueron los principales resultados de “Aislamiento social prolongado durante la pandemia de COVID-19 y la epidemiología de la fractura de cadera”, una investigación realizada por el Hospital Italiano de la Ciudad de Buenos Aires en la que analizaron un grupo de pacientes internados por fracturas causadas por osteoporosis entre los meses de abril y julio de este año.
“Comenzamos a percibir que el paciente que sufría una fractura de cadera llegaba a la internación en otras condiciones, con más comorbilidades. Dado que nuestro trabajo hospitalario es siempre multidisciplinario, pudimos recoger la experiencia de diferentes sectores. Y así fue que observamos una mayor fragilidad, incluso el equipo de kinesiología señaló que durante el postoperatorio inmediato, los pacientes no se movían, no se podían parar o les costaba mucho más hacer las actividades que habitualmente realizan. Todo ello producto de una mayor fragilidad” explicó el doctor Bruno Boietti (M.N. 129768), médico clínico y geriatra miembro del servicio de clínica médica del Hospital Italiano.
“Además, dado el contexto, hubo cambios en la atención hospitalaria: el familiar ya no podía acompañar al paciente internado, no lo podía asistir para alimentarse y se redujo el número de ingresos a las habitaciones para la realización de los controles diarios,” describió el especialista. “Lo que observamos es un problema multifactorial, dado que muchos factores que se vieron modificados. El estilo de vida de los adultos mayores cambió: dejaron de hacer ejercicio, no se exponen al sol, cambiaron sus hábitos alimentarios, reciben menos visitas, están angustiados porque no ven a los nietos. El producto final es mayor fragilidad,” resumió.
El número de consultas por osteoporosis se redujo casi a la mitad
Por otro lado, un relevamiento realizado por el IDIM señaló que el número de consultas por osteoporosis se redujo en un 49% y la cantidad de densitometrías descendió en un 81%, en comparación con el mismo periodo de 2019. “Estos resultados son una muestra del impacto de esta situación en la salud de los pacientes con enfermedades crónicas” reflexionó la doctora María Belén Zanchetta (M.N. 106937), médica endocrinóloga, especialista en osteología y directora médica y académica de IDIM. “En este contexto, los pacientes no toman sol y, por lo tanto, vemos cada vez más déficit de vitamina D, no hacen ejercicio… Los pacientes notan que perdieron masa muscular. La masa muscular esquelética disminuye casi el 50% entre los 20 y los 90 años. Y una de las consecuencias de este sedentarismo prolongado será la pérdida de masa muscular en los adultos mayores. La cual es crucial para el hueso, para el metabolismo de los hidratos de carbono… La masa muscular es un tesoro para el adulto mayor y va a ser muy difícil de recuperar”, indicó la experta.
“Un estudio que publicamos recientemente muestra que, antes del periodo de aislamiento, el 12,5% de las mujeres que evaluamos mayores de 60 tenían sarcopenia, es decir, baja fuerza muscular y masa muscular. Estas mujeres presentaron significativamente mayor frecuencia de caídas, osteoporosis y fracturas vertebrales. El riesgo de fracturas por fragilidad se vio incrementado 6 veces. Por eso es que su diagnóstico podría considerarse una herramienta útil para identificar a aquellos adultos con riesgo incrementado de caídas y fracturas» explicó.
“Desde el inicio del aislamiento social preventivo y obligatorio, estuvimos en contacto con los pacientes, mandándoles información y poniendo a disposición recetas digitales para evitar la interrupción de los tratamientos” concluyó Zanchetta.
El hogar, el espacio donde se producen más fracturas
“La situación de confinamiento no causó ni un menor ni un mayor número de fracturas de cadera. La mayoría de las fracturas de cadera ocurren luego de una caída en domicilio y este porcentaje aumentó ante esta situación de confinamiento” describió Boietti. En este sentido, el IDIM recomienda adoptar una serie medidas para acondicionar el hogar y convertirlo en un entorno seguro dado que “la osteoporosis es la principal causa de fracturas en mujeres posmenopáusicas y ancianos en general. Evitar las caídas y golpes es de mucha importancia para disminuir traumatismos que puedan generar fracturas por fragilidad, con la consecuente afectación en la calidad de vida por trastornos en la movilidad u hospitalización”. “En el Hospital Italiano trabajamos, hace muchos años, en la evaluación de los adultos frágiles y mensualmente se realizan talleres para evitar caídas. Estas actividades presenciales fueron afectadas por la pandemia con el consecuente deterioro de la salud física y psíquica como hemos observado en las consultas por telemedicina que realizamos durante esos meses” concluyó Boietti.
El Hospital Italiano, donde funciona una Unidad de Coordinación para pacientes con fractura (FLS, sigla en inglés de Fracture Liaison Service), cuenta con un registro institucional de ancianos con fractura de cadera del que participan aproximadamente 2.000 pacientes con fractura de cadera desde 2014.
Algunas de las de recomendaciones que favorecen seguridad en el espacio doméstico son:
· Por las noches, dejar una luz tenue encendida en baños y dormitorios.
· Fijar los bordes de las alfombras.
· Eliminar hilos o cables sobrantes en cortinas, teléfonos o lámparas.
· Evitar la colocación de felpudos y trapos de piso.
· No caminar sobre pisos mojados o encerados.
· Sentarse en la cama antes de levantarse e incorporarse lentamente.
· No caminar en chinelas, ojotas o medias.
· Evitar que las mascotas circulen de noche por la casa.
Una enfermedad subdiagnosticada que causa una fractura cada tres segundos
“Osteoporosis significa “huesos porosos”. Los médicos la definimos como una enfermedad esquelética difusa que se caracteriza por una pérdida de la masa ósea, es decir, de la cantidad de hueso; y por una disminución de la calidad de los huesos, lo cual lleva a una mayor fragilidad ósea y a un aumento en el riesgo de fracturas por fragilidad” explicó la doctora Lorena Brance (M.P 16826), miembro de la Comisión Directiva de la Asociación Argentina de Osteología y Metabolismo Mineral (AAOMM) y Coordinadora del grupo de estudio en osteoporosis de la Liga Panamericana de Asociaciones de Reumatología (PANLAR).
Se estima en nuestro país que la osteoporosis afecta a 1 de cada 5 mujeres postmenopáusica y que una de cada dos mujeres mayores de 50 años sufrirá una fractura ósea a causa de la osteoporosis. Según cifras de la International Osteoporosis Foundation (IOF), a nivel mundial, esta enfermedad causa una fractura cada tres segundos.
“Es una enfermedad que se da con más frecuencia en las mujeres cuando ocurre la menopausia, ya que los estrógenos, entre otras tantas acciones, mantienen la densidad mineral ósea. Con lo cual, al disminuir los estrógenos en menopausia, la densidad mineral ósea se ve afectada” explicó Brance. “Hoy, la osteoporosis es una enfermedad subdiagnosticada, no tenida en cuenta, aun cuando los pacientes presentan una fractura por fragilidad: son pocos los pacientes que reciben el tratamiento y seguimiento acorde. Antes de comenzar cualquier tratamiento, todos los pacientes deben presentar un consumo de calcio adecuado, se deben evaluar los niveles de vitamina D que presentan los pacientes y corregirlos si es necesario, y realizar un plan de actividad física acorde a cada caso. Hábitos como el cigarrillo, el alcohol, y el consumo aumentado de café afectan negativamente la masa ósea” concluyó la especialista.