CARTA ABIERTA: ¿Hay justicia para las mujeres en Entre Ríos?

A tres años del abuso y asesinato de Micaela García, uno de los acusados, Néstor Pavón,
recuperó su libertad. Una burla para quienes esperamos justicia.

Con esta y otras situaciones del Poder Judicial en Entre Ríos resurge en nosotras, con la
fuerza de una cachetada, la sensación de injusticia, de impunidad. Porque la justicia
entrerriana retrasa procesos, vulnera derechos de las víctimas y profundiza privilegios de los abusadores.

Somos dos hermanas, que vivimos episodios de abuso durante nuestra infancia en
Concepción del Uruguay. Cuando pudimos hablar, cuando nos sentimos seguras para
contarlo, realizamos la denuncia el 1 de noviembre de 2017. Debimos atravesar un extenso
proceso judicial que implicó declaraciones en cámara Gesell, en Fiscalía, frente a distintos
profesionales del Equipo Técnico del Juzgado Penal, Ministerio Pupilar y el COPNAF.

El 16 de octubre de 2019 el tribunal de juicio oral integrado por los Dres. Chaia, Martinez y
Bruzzo lo condenó a 7 años de prisión de cumplimiento efectivo por los delitos de abuso
sexual simple reiterado, agravado por la situación de guarda y aprovechamiento de la
situación de convivencia preexistente y exhibiciones obscenas agravadas, según Legajo: Nº
1160 Folio 168 Libro I (I.P.P. Nº 5220/17 de C. del Uruguay), Sentencia NUMERO
CINCUENTA Y TRES.

El abusador se llama M.N.E., es oficial del Ejército Argentino. Nunca estuvo detenido, ni
durante la instrucción penal, el desarrollo del juicio ni cuando se dio a conocer su condena.
Sigue gozando del encubrimiento en libertad. Presentó un recurso de Casación ante la
Cámara Penal de Concordia, pero hasta la fecha el tema sigue sin resolución.

Esto también es violencia hacia las víctimas, profundizando nuestra vulnerabilidad y
burlándose del dolor que tuvimos que atravesar para llegar a la denuncia y el juicio.
Nos siguen abusando, violentando, sosteniendo la impunidad de quienes nos agreden.
Mientras nosotras recibimos ayuda terapéutica hace 3 años para intentar mitigar los efectos
del abuso y diariamente nos sobreponemos al miedo de encontrarlo en la calle, el condenado sigue trabajando en el Ejército de Zapala (Neuquén) que lo encubre, saliendo, viajando, utilizando redes sociales.

Si existiera en la justicia provincial un compromiso real con la cuestión de género, no deberíamos estar las mujeres pidiendo que nos tomen en serio, que respeten nuestros
sufrimientos, que no nos revictimicen con procesos interminables.

Por eso, con dolor, bronca e impotencia preguntamos a viva voz, ¿no han sido suficiente los
3 años para alcanzar algo de la reparación que las víctimas necesitamos?
Mientras crecen los femicidios, los abusos y la violencia sexual, parece que la vida y la
muerte de las víctimas no es prioridad. ¿Hay justicia para las mujeres en Entre Ríos?.