El edificio donde funcionó el Cine Rocamora vuelve a lucir casi como en sus mejores épocas, tras varias décadas de abandono. Su frente luce pintado de blanco de manera impecable y su sala de ingreso se observa, desde el filtro que permiten las puertas entornadas, renovada, limpia y con barandas colocadas para gente mayor y discapacitados.
De acuerdo a una nota publicada tiempo atrás por los colegas del diario La Calle, un grupo evangélico estaba poniendo en valor el edificio para utilizarlo en sus encuentros religiosos. Lo cierto que está así desde hace un largo tiempo, sin que se observen continuidad en sus arreglos o preparativos para su uso inminente.
Su historia
El 26 de febrero de 1928, en el diario La Juventud se publica que “por cuenta y orden del Sr. Rodolfo M. Miloslavich, el empresario, Sr. Vicente Petrone ha iniciado la construcción de un amplio salón, en la calle Rocamora, frente al domicilio del señor J. Muñoz, el cual será habilitado como cine-teatro con todas las comodidades modernas que puedan servir efizcamente a las necesidades presentes y futuras de la población”. Y sigue: “El proyecto del nuevo edificio pertenece al Sr. G. Andreu, quien en relativa corta actuación entre nosotros, ha acreditado excelentes obras como proyectista”.
Esta es la primera referencia que se puede encontrar sobre el desaparecido Cine Rocamora, que hoy languidece a la espera de su derrumbe final, a la espera de su última película, la que corte definitivamente el último rollo de su existencia.
Cinco meses más tarde, el mismo diario daba cuenta de la venta de Rodolfo M. Miloslavich “a la empresa Max Bocker y Cia. de la Capital Federal, por intermedio del sr. Juan José Canavesi, el cine teatro que se está construyendo en las esquinas de calles Uguarteche y Rocamora”. En la misma nota ya figura el primer film que se vio en las pantallas de esa sala “la inauguración oficial del nuevo Cine-Teatro se proyecta para los primeros días del entrante mes de julio, siendo probable que la cinta destinada a ese acto sea la titulada “Napoleón”.
La primera función fue el 7 de julio “a beneficio total de la Sociedad de Beneficencia, además llamamos su atención que tendremos una espléndida orquesta clásica que amenizará las funciones”.
Publicaciones de época dan cuenta que el edificio fue adquirido el 23 de noviembre de 1943, por la Compañía Exhibidora del Litoral, cuya declaración jurada fue firmada por el Socio gerente, Moisés Baralya, domiciliado en Buenos Aires. Baralya, quien falleció en 2009, formaba parte de la compañía que explotaba cines en toda la provincia de Entre Ríos y en la provincia de Corrientes. Luego de funcionar como Cine, durante la gestión municipal de Carlos Scelzi funcionó el Bingo Municipal y en el año 1991 se reinaugura como Teatro Eva Perón.
Además funcionó la Escuela Municipal de Teatro, presentándose en su escenario innumerables obras de teatro con artistas locales gracias al empuje popular que le dio el entrañable Feliz Gutierrez. También sirvió como lugar de diversos recitales, entre ellos el de la Versuit Bergarabat, cuando promediaba la década del 90 y recién hacían sus primeras presentaciones.
A eso se sumó un grupo de jóvenes intentaron una movida para recuperar el lugar a través de un proyecto en el Presupuesto Participativo pero no prosperó. La idea era ponerlo funcionamiento nuevamente, reacondicionarlo para transformarlo en un centro cultural destinado a las expresiones locales, no solo teatrales sino musicales, títeres, artesanos y todo lo referente a la intensa actividad cultura que se desarrolla en la ciudad.