El agosto de San Martin

 

Jura de la independencia

El 8 de agosto de 1816, en la ciudad de Mendoza, el General don José de San Martín juró defender la “…emancipación absoluta de las Provincias Unidas del Sud en esta parte de América, de la dominación del Rey de España Fernando VII, sus sucesores y Metrópoli, y de todo otro poder extranjero”, proclamada por el Soberano Congreso reunido en Tucumán, y tomó luego el mismo juramento a todos los jefes, oficiales y tropa que formaban el Ejército de los Andes. Pronto el ejército de Los Andes inicia su gesta  como fuerza armada de un país independiente como lo deseaba El Libertador.

Nacimiento de la Infanta Mendocina

Mercedes Tomasa de San Martín y Escalada (Mendoza, 24 de agosto de 1816 – Brunoy, 28 de febrero de 1875) fue la hija del general José de San Martín y de María de los Remedios de Escalada. Mercedes Tomasa nació en Mendoza el 24 de agosto de 1816, un año más tarde como San Martín dejaría la Gobernación de Cuyo para emprender la campaña Libertadora, se mudaron con su madre a la casa de sus abuelos José Escalada y Tomasa Quintana en Buenos Aires. Su padre no pudo acompañarlas debido a trabas puestas por el presidente Bernardino Rivadavia, quien no quería que San Martín entrara en la ciudad. En el año 1818 San Martín regresó, tras la victoria de la campaña Libertadora en Chile, a la capital porteña en donde una vez reunido con su familia partieron para instalarse otra vez en Mendoza en la Chacra de Barriales. Cuando Mercedes tenía alrededor de dos años, la salud de su madre Remedios empeoró, y esto obligó a San Martín a retornar nuevamente a Buenos Aires para dejar a Mercedes al cuidado de sus abuelos mientras el partía a Chile para continuar la campaña Libertadora esta vez hacia el Perú.  Acompañó a  su padre al exilio, estudiando en él  Hampstead College de Londres y se casó con Mariano Severo Balcarce, el 13 de septiembre  de 1832, El 14 de octubre de 1833 tendría a su primer hija María Mercedes y el 14 de julio de 1836 nacería Josefa Dominga.

Aniversario del fallecimiento de María de los Remedios Carmen Escalada de San Martín

María de los Remedios de Escalada nació en la ciudad de Buenos Aires el 20 de noviembre de 1797. Era hija de Tomasa de la Quintana y de Antonio José de Escalada, en el seno de una familia porteña de gran prestigio social y solvencia económica y, según el genealogista Narciso Binayán Carmona, era descendiente del conquistador, explorador y colonizador español Domingo Martínez de Irala (1509-1556); sus antepasados tenían un remoto origen mestizo guaraní, que compartía con muchos próceres de la época de la Independencia y con grandes personajes paraguayos y argentinos. Se crió en un hogar que luego de la Revolución de Mayo fue centro de reuniones de los patriotas. A pesar de que Remedios era una adolescente de 14 años, tras un muy corto noviazgo, el 12 de septiembre de 1812 se desposó con San Martín —«por palabras de presente», lo que hacía legítimo al matrimonio de acuerdo a las normas de la Iglesia católica de la época— en una ceremonia privada en la Iglesia de la Merced, tuvo como testigos, entre otros, a Carlos María de Alvear y a su esposa, Carmen Quintanilla. Contrajeron matrimonio el 12 de noviembre del mismo año en la Catedral de Buenos Aires. Sus Hermanos Manuel y Mariano se incorporaron al Regimiento de Granaderos  que comandaba su cuñado, (Manuel galopó 14 días para traer a Buenos Aires el parte de la victoria de Chacabuco y llegó a jefe de Granaderos). Remedios falleció el 3 de agosto de 1823, lejos de San Martín (con 25 años), cuya presencia solicitó hasta su último instante. Su viudo sólo pudo acudir meses más tarde y dispuso la construcción de un mausoleo en mármol en el Cementerio del Norte (Recoleta) para que descansaran sus restos, junto con una lápida, en la que reza: «Aquí descansa Remedios Escalada, esposa y amiga del general San Martín».

 

Los últimos días del General

Casi ciego, a causa de sus cataratas que habían comenzado a afectarlo desde 1845, anda entre tinieblas, ayudado por su hija, sus nietas y su yerno. Ya no puede leer los diarios, ni sus libros amados. Tiene que esperar a que su familia se los lea. El haber perdido el maravilloso placer de leer, lo ha deprimido profundamente.

El día 6 de agosto de 1850, salió a hacer un paseo en carruaje  y volvió tan cansado que tuvo que ser auxiliado para descender del coche y subir las escaleras hasta su habitación.

Tomado del brazo de su amada Mercedes, camina por la cima de los acantilados de Boulogne Sur Mer, mientras la brisa marina, le depositaba en los labios el sabor salado del mar. Lo oye, lo huele, y lo saborea. Sabe que el mar está allí. Pero no puede verlo, de repente, percibió que algo pasaba no se sintió bien, una puntada en el pecho, un mareo, el adivinar que la Parca lo besaba. Y en francés le dijo a su hija amada: ¡C’est I´ourage qui mène au port! («¡Es la tempestad que lleva al puerto!») En la noche de ese día 13, fue atacado por agudos dolores de estómago y debió recurrir a una fuerte dosis de opio para calmarlos.

    El día 14 amaneció afiebrado, amortecido, pero aun así, pudo reponerse levemente.

Lejos de la añorada tierra que lo vio nacer, tierra que le debía su Libertad e Independencia, se iba muriendo, a la edad de 72 años, Don José, el Libertador de la América del Sur. El 17 luego del medio día se siente mal, presagiando que son sus últimos momento se dirige a su yerno “Mariano a la habitación” y las 3 de la tarde el mas grande argentino de la historia  pasa a la inmortalidad”

Perú y Chile declaran duelo nacional y tres días de luto, el gobierno argentino ejercido por Juan Manuel de Rosas solo se limitó a publicar la comunicación que hiciera llegar Balcarce, recién el 16 de julio de 1851 se le rindió el primer homenaje en suelo argentino, en su residencia del Palacio San José lo hizo Justo José de Urquiza.

 

Elías Antonio Almada

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