El prontuario de los asaltantes: La Justicia definirá la situación de Jorge Ríos por la muerte del delincuente

Mientras la sociedad se debate entre la aprobación y el rechazo a la actitud del jubilado oriundo de Concepción del Uruguay, Jorge Adolfo Ríos (70), se espera que la Justicia se defina respecto a la legítima defensa o el homicidio.

Por el momento el entrerriano radicado en Quilmes, sigue con prisión domiciliaria y serios problemas de salud que venía arrasando desde hace tiempo, agravados por la golpiza recibida y el terrible momento que le toco vivir.

“Nos arruinaron la vida” dijo su hijo Federico a los medios de prensa de Capital Federal, durante diferentes entrevistas, apuntando a los delincuentes con frondosos prontuarios que asaltaron a su padre.

Respecto a esto, un periodista de la ciudad de Quilmes, tras el incidente comenzó a recopilar datos de los acusados del atraco a Ríos, logrando confirmar sus antecedentes y vinculaciones con barras del Club Cervecero.

Se trata de Claudio Héctor Gentiluomo, que realizó un completo informe en su red de Facebook, donde detalla la participación de estos sujetos en hechos de suma gravedad y responsabiliza a quienes llevaron a cabo las causas penales a las que fueron sometidos.

Qué hay detrás del robo al jubilado de Quilmes Oeste

Los nombres se repiten. Me dan vueltas en la cabeza, saltan del archivo Word que por fin encontré después de revisar CD, pen driver y libretas.. Son los mismos que escuche en agosto de 2018 cuando el Tribunal Oral N° 3 de Quilmes juzgó a los asesinos de Adrián “Chubi” Novillo; un pibe de 16 años que murió después de agonizar de 13 días, luego que una banda de delincuentes de la villa La Vera lo masacrara a golpes y patadas. Son los mismos que aparecen en las infografías caseras que Karina Baez –la mamá de Chubi- hizo durante años de recopilar aquello que la justicia no se encargó de recopilar.

Ahí está dando vueltas el nombre de Franco “Piolo” Moreyra; el “barra brava” que asaltó a Jorge Ríos, y terminó muerto en la calle por el disparo del jubilado hastiado de los robos, de escuchar pasos en el techo, de perder desde una bordeadora hasta las herramientas de su taller de herrería.

Ese nombre; y los Lucas López; de Fernando y Alejandro Amaro, Liliana Cárdenas (o la Gorda Lili) , Lionel “Rasta” Luna, los “Peques” Damer, Lucas Rodríguez, Enzo Mamani; el “Dibu” Chara, Martín Salto , y Manuel y Alan Vargas.

Están en el archivo donde guardo las anotaciones de aquel caso que conmocionó a Quilmes y que obligó al entonces jefe de Gabinete, Aníbal Fernández; a “sacarse el lazo con la pata” en un canal de noticias, cuando Marcelo Novillo lo implicó con el grupo de delincuentes que asesinó vilmente a su hijo.

“No seas boludo Claudio. No te metas ahí; tienen protección política” –me dijo cuando investigaba un comisario en su despacho mientras le pedía información sobre “La Banda de La Vera”. … tenía razón.

Con el tiempo me di cuenta que él no era boludo y por eso no se metía. Fue a finales de julio del 2018, cuando el Tribunal Oral N° 3 de Quilmes comenzó a juzgar al grupo de imputados por el crimen de Adrián. Ahí los vi a Luis Omar Daer (uno de los abogados más caros de Quilmes); defendiendo a Fernando Amaro; quien hoy cumple una pena de 12 años y 8 meses por ese crimen.

Amaro vivía en una casa de ladrillo de canto y chapa cuyo valor multiplicado por diez es lo que se necesita para sentarse a conversar con “El Turco Daer”. ¿Quién le pagó los honorarios? , es la pregunta que los padres de Adrian , yo y unos cuantos nos hacemos.

En mis apuntes aparece “El Piolo” Moreyra. Fue nombrado en el juicio. Se lo señalaba como partícipe del hecho y de otro más que el mismo Tribunal juzgaba: Un robo cometido atrás del supermercado “Jumbo”; junto al condenado y a Lionel Luna, otro de los acusados que zafó de la cárcel por ser menor de edad.

En aquel juicio escuché de boca de un testigo (creo); el nombre de “Dibu” Chara; el que hoy está preso por integrar la banda que asaltó y golpeó al jubilado Ríos, junto a “Piolo” Moreyra y Martín Salto; a quien la Policía busca por formar parte del grupo que ingresó en la casa de Ríos, lo golpeó en todo el cuerpo y le puso un destornillador en la garganta.

Todos tienen prontuarios más altos que las viejas guías telefónicas. Sin embargo estaban en libertad: Chara desde abril pasado, gracias al Coronavirus que lo sacó de la cárcel, donde purgaba penas por robo agravado. “Ese si que es muy jodido” , me había dicho el comisario en su momento. Para el juez o la jueza que lo soltó seguramente no era “tan jodido”.

Revolviendo mierda

“Karina: Disculpa la hora y que te revuelva mierda” –le digo por teléfono a la mamá de Adrián Novillo. Son las 10 de la noche y quiero hacer esta nota. Tengo los nombres, tengo los recuerdos; pero necesito confirmarlos….ubicarlos en cada casillero del esquema bicéfalo que tenía a Liliana Cárdenas (la Gorda Lili) y a Ramiro Bustamante como jefes de esta banda de lúmpenes que mataron a Adrián y asaltaron a Jorge Ríos.

Karina llora al minuto y medio. Le vuelvo a pedir perdón. Quiero cortar…dejarla dormir porque sé que le cagué la noche. Por suerte es docente y está de vacaciones. Vacaciones….. hace 8 años que su vida no tiene vacaciones.

Me pide los nombres que tengo….se los doy. Y mágicamente los va ubicando en la infografía esa que alguna vez hizo para ver si sensibilizaba a un fiscal, o un juez y conseguía justicia para su hijo.

“Este sí, de este no me acuerdo”. Le paso una lista por WhatsApp. Me devuelve las fotos de la infografía.

Ahí están….son los que estaban en mi borrador….los que estás sueltos; salvo Amaro y Moreyra: Uno preso, el otro muerto.

Están junto a la Gorda Lili y a Ramiro Bustamante: Una prófuga y otro preso, desde hace unos días por cagar a palos a la mujer que le prestó el domicilio para salir de la cárcel.

Los titiriteros

Dentro del esquema Ramiro Bustamante era quien los había “reclutado” cuando necesitó desplazar a Osvaldo “Dedo” Becerra; del liderazgo de la “barra brava” del Quilmes Atlético Club.

Atrás de esta “guerra de barras” se escondía otra batalla….más jodida y sórdida: La guerra territorial del peronismo quilmeño entre Aníbal Fernández y Francisco “Ali Barba” Gutiérrez.

“El Dedo “respondía a Fernández desde añares. Gracias a quien -por entonces era Jefe de Gabinete- tenía varias parrillas, lavaderos de autos (todo sobre terrenos intrusados) y la concesión de facto de los vendedores ambulantes en la Estación de Quilmes y la peatonal Rivadavia.

Cuando “Bigote” los necesitaba sabían responder. Desde pintar paredes hasta algún otro asunto más reservado; la gente de Dedo, sabía responder.

A ningún intendente le gusta que estos grupos le operen en contra. Por eso reclutó a Ramiro Bustamante, junto con “Anguila” y “Hueso”. Les dejó hacer “lo que quisieran” a cambio de conseguir que su archienemigo político perdiera poder tanto dentro del club como en la política.

Droga, delito, aprietes y hasta salarios oficiales: Bustamante fue nombrado “Asesor B” en la comuna quilmeña (hoy unos 80 mil pesos de sueldo) que siguió cobrando incluso cuando la justicia lo detuvo. Uno de los suyos, Mariano Caliba; me confesó en mi programa radial como pagaban con droga y cargos; los servicios para Gutiérrez.

Quiero vale 4

“Ali Barbá” olvidó que Fernández manejaba “derpo en serio”. El jefe de los fiscales de Quilmes, Marcelo Dragui; era (y es) uno de sus “incondicionales”. Maria del Carmen Falbo –por entonces Procuradora General- también le respondía; y Martín Ordoqui –miembro de la Cámara de Casación; fue empleado suyo en el Senado.

“Billetera mata galán”, y aparato judicial mata intendente “aparato”: Bustamante fue preso al poco tiempo: No se necesitaba mucho….sólo que nadie llamara por teléfono. Además de robar joyería y extorsionar empresarios; Ramiro fue a tirotearse con Becerra y a balear uno de sus lavaderos. Tenía un 5 para el truco y le había visto la carta.

Fue ahí cuando la banda de La Vera se desmadró. El negocio de manejar la hinchada (el estacionamiento, los puestos, las entradas) se terminó con Ramiro preso y los lúmpenes tuvieron que salir a robar. Gutiérrez les mantuvo el curro de los “trapitos” y hasta se dieron el lujo de apuñalar al papá de Adrián en una fiesta del municipio unos años después

Allí apareció “La Gorda Lili”; una dealer de poca monta, quien no tardó en darse cuenta que -además del “porro” y el “raviol”- el negocio de las armas era muy redituable.

Era ella quien les alquilaba las armas a los Moreyra, los Amaro, los “Rasta” o los Chara.

Hoy esta prófuga. Algunos dicen que protegida por un ex comisario de Florencio Varela que le proveía la droga. Otros que simplemente se mudó a una villa del oeste del Gran Buenos Aires.

Podrido de estar podrido

Hoy le dije a un abogado amigo que me requirió información por otra causa que lleva adelante; que estoy podrido de guardar papeles….podrido de recordar y dar vueltas la cabeza en la almohada cada vez que disparadores como éste me aparecen: ¿Qué me olvidé?, me voy a preguntar seguramente a las 2 de la mañana.

Y podrido también de recordar a los jueces, fiscales y camaristas que dejaron en libertad durante años a cada uno de estos ladrones y asesinos. “Che juez….si Moreyra está muerto es culpa tuya….si estuviera preso estaría vivo” –tengo ganas de gritar.

Don Jorge Adolfo Ríos está durmiendo vaya a saber dónde. Frente a su taller de Ayolas y Acha, un móvil policial custodia su casa y su taller para que la banda y sus familiares; no termine de desguazarlos. ¿Cuánto tiempo se quedarán?, me pregunto.

“No seas boludo Claudio. No te metas ahí; tienen protección política” – me dijo el comisario, que ahora juega en “las grandes ligas” de la seguridad provincial.

Cuando a las 2 de la mañana de esta madrugada de vueltas en la cama pensando qué dato me olvidé de la nota; me voy a acordar de Karina Baez, de Marcelo Novillo; de Adriana (la mamá de Matías Blanco); de Graciela Quinteros (la mamá de Brian Garberoglio) y de tantas y tantas mamás que conocí reclamando justicia por sus hijos asesinados y cuyos autores algo tenían que ver con la villa La Vera.

Crédito Claudio H. Gentiluomo