El Colegio del Uruguay: Forjador de la unidad nacional

Resolvimos en 1810 tener gobierno propio rechazando designaciones realizadas por autoridades que no conocíamos y a la cual debíamos rendir cuentas y pagar nuestros tributos.

El 25 de mayo de 1810 comenzamos a marchar sin andador, con muchos tropezones y sobresaltos, pero dándonos cuenta que éramos artífices de nuestro propio destino, tratando de enmendar errores,  propios de la inexperiencia de muchos y de la juventud de quienes asumieron la difícil tarea de gobernar.

Detentábamos un poder que muchas veces se nos escurría entre los dedos, pero siempre intentábamos superar diferencias, muchas veces sin éxito, cayendo en otros problemas, que sólo el tiempo pudo superar a medias, con luchas y divisiones internas que nos desgastaron y que debido a la falta de un proyecto nacional demoró la ansiada unidad, que todos íntimamente querían.

Ahora, que cumplimos más de 200 años de ese primer grito libertario, se hace necesario rendir homenaje a un establecimiento educativo que fue fundado a sólo 39 años de la conformación de la Primera Junta y 34 años de la Independencia proclamada en Tucumán. Es decir un colegio secundario que casi nació con el país, siendo testigo privilegiado de su evolución histórica y participante activo en su evolución.

Nos referimos al Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza” fundado en 1849 en Concepción del Uruguay, que recibió al poco tiempo de su erección a cientos de alumnos provenientes desde casi todas las provincias y territorios nacionales de entonces,  que se albergaron en el propio establecimiento, donde recibieron no sólo   alojamiento,    comida,    ropa    y   libros   sino   que   tuvieron    como

 

 

 

docentes y directivos a profesores de extraordinaria valía e inteligencia, formados generalmente en Europa, imbuidos de las corrientes iluministas, racionalistas, positivistas y de un republicanismo sin par.

En los patios, en las aulas, en los paseos del Colegio histórico, todos estos jóvenes compartieron los días y las noches, que provenían de todos los rincones del país y del exterior, estudiaban con los mismos textos y con los mismos maestros, recibiendo por igual un cúmulo de conocimientos que le permitieron conocer las distintas experiencias nacionales, americanas y europeas y las formas en que lograron superar esos problemas.

En dicho establecimiento se conocieron los hijos y nietos de guerreros de la independencia, de muchos caudillos y dirigentes provinciales, pudiendo oír, ver y palpar de primera mano que las diferencias entre ellos no eran insalvables, que sólo habían chocado y luchado para defender los intereses de sus copoblanos, de sus pequeños o grandes territorios, y que además, todos carecían de una autoridad superior nacional, que arbitrara aquellos enfrentamientos.

Es decir que en el Colegio del Uruguay se forjó la UNIÓN NACIONAL, porque esos jóvenes, una vez egresados, fueron en poco tiempo los conductores en sus respectivas jurisdicciones. La amistad moldeada en las aulas del histórico instituto, donde recibieron igual formación intelectual y espiritual, les permitió superar las viejas antinomias y recelos, dejando de lado odios territoriales, familiares y ancestrales que en nada contribuían a conformar la ansiada unidad nacional.

Del Colegio del Uruguay surgió la célebre Generación del 80, que nos guste o no, significó una bisagra en la historia nacional. Julio Argentino Roca se rodeó de ministros, funcionarios y legisladores, todos ellos compañeros del instituto uruguayense.

 

 

 

 

Además al frente de la mayoría de las provincias había egresados del viejo instituto, ocupando cargos políticos de importancia, comerciantes y empresarios, periodistas y periódicos con intelectuales de sólida formación adquirida en el establecimiento uruguayense, que ejercieron una notable influencia en ese deseo de establecer la unión nacional, con un proyecto que los contenga y los aglutine.

Es necesario revalorizar la enorme influencia del Colegio del Uruguay “Justo José de Urquiza”, ya que de sus aulas, recordemos, egresaron tres Presidentes de la República Argentina, dos Vicepresidentes de la Nación, dos Presidentes del Paraguay y varios ministros del país hermano, un Ministro de la República Oriental del Uruguay, tres Presidentes de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, más de una decena de gobernadores de distintas provincias y centenares de legisladores nacionales y provinciales, como así también de funcionarios políticos y judiciales, empresarios, escritores, docentes, militares, sacerdotes, etc., etc., que impusieron la impronta que el establecimiento uruguayense había marcado a fuego en todos sus egresados.

Es por eso que en Entre Ríos y en la Nación han reconocido y seguirán reconociendo la invalorable contribución e influencia que ha hecho al país este instituto histórico secundario, que tuvo en algunos tramos de su historia estudios terciarios e universitarios, y que aún conserva sus huellas después de más de un siglo y medio, pasando a integrar la Universidad Autónoma de Entre Ríos desde su fundación.

Además debemos recordar que acompañó la evolución de la Nación casi desde sus inicios y participó activamente en su formación y desarrollo a través de sus innumerables egresados.

Pero sin duda que su fundamental importancia radica como GESTOR Y REALIZADOR DE LA UNIDAD NACIONAL

Prof. Celomar Argachá

Centro Cultural J.J. de Urquiza