140º Aniversario de la repatriación de los Restos del Libertador General José de San Martín

 

En 1877 el Presidente Nicolas Avellaneda, conformo la comisión para repatriar los restos del Libertador, fue en el aniversario de la Batalla de Maipú el 5 de Abril de ese año que pronuncio un encendido discurso  instando al pueblo a emprender las acciones necesarias para dar cumplimiento con  el deseo del General; el punto 4º su testamento dice textualmente: «Prohíbo el que se me haga ningún género de Funeral, y desde el lugar en que falleciere se me conducirá directamente, al Cementerio sin ningún acompañamiento, pero si desearía, el que mi Corazón fuese depositado en el de Buenos Ayres».  Como así mismo con el cumplimiento de la ley de repatriación.

El 24 de abril se conformó la comisión encargada  de la tarea, la integran inicialmente el vicepresidente de la Nación, don Mariano Acosta, que será su Presidente; el Presidente de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, don Salvador María del Carril; el Presidente de la Municipalidad de Buenos Aires, don Enrique Perisena,; el general Julio de Vedia; don Antonio Malaver; el secretario del Senado, don Carlos Saravia, y el secretario de la Suprema Corte de justicia de la Provincia de Buenos Aires, don Aurelio Prado y Rojas.

Cabe destacar que la morir San Martín, la noticia fue notificada al gobierno de Buenos Aires por su yerno Mariano Balcarce miembro de la delegación diplomática Argentina en Francia, la respuesta del Brig. Gral. Juan Manuel de Rosas, dada a través de su ministro Felipe Arana, fue meramente protocolar, lejana de las consideraciones que el libertador tuviera oportunamente con motivo de la defensa de la Patria  para el mismo, legándole su sable.

Sería Justo José de Urquiza el primero en rendirle los honores correspondientes y merecidos el 16 de julio de 1851.

En 1862, bajo la presidencia de Bartolomé Mitre, se erigió la estatua ecuestre en la hasta entonces Plaza de Marte (de ahí en más renombrada Plaza San Martín) frente al Retiro en Buenos Aires, donde los granaderos 50 años antes iniciaran el camino de su  gloria.

El 16 de julio de 1864 se da el primer paso formal a ley de repatriación que  es obra de los Diputados Adolfo Alsina, porteño y Martín Ruiz Moreno, rosarino, ex alumno y docente del Colegio nacional del Uruguay “J.J. De Urquiza”, de destacada labor como docente y funcionario judicial en nuestra Provincia, además de ser amigo personal de Urquiza quien en su momento le encomendó la tarea de entrevistarse con Mitre para lograr la pasificación nacional.

En 1871 es la Municipalidad de Buenos Aires la que da los primeros pasos  prácticos  para intentar la repatriación de los  restos  del  General, conformo  una comisión para tales fines y fueron los que gestionaron y obtuvieron el permiso para que sean depositados en la catedral de Buenos Aires, esta comisión, bajo la influencia de José Prudencio Guerrico, entendió que “se premiaba de una manera más digna y honrosa los méritos y servicios prestados a la República, por tan ínclito ciudadano, colocando sus cenizas dentro del recinto de la Iglesia Metropolitana de Buenos Aires, en vez de que lo fuera en el cementerio público” tal como surge del acta fechada el 18 de abril de dicho año. En virtud de ello, José P. Guerrico y Santiago de Estrada, en representación de la Comisión municipal, se encargaron de cursar por escrito, con antelación, la mentada propuesta al Arzobispo de Buenos Aires León Federico Aneiros; muchas veces se ha hablado de la supuesta resistencia de la Iglesia a que  dichos restos descansaran  en la Catedral por ser Don José de San Martin  mazón  sin embargo si analizamos el tratamiento que le dio  el Cabildo Eclesiástico ( encargado de dar la respuesta)  encontramos que tal resistencia es solo un mito. “”El documento en cuestión está fechado el 17 de abril de 1876, surge de aquel que siendo las diez de la mañana se reunieron los ocho integrantes de dicha institución para tratar únicamente lo atinente al destino de los restos del Gran Capitán, el mismo documento indica que el Cabildo autorizó por unanimidad la solicitud municipal, y que a las 10.15 hs. se levantó la sesión. La unanimidad y la brevedad del tiempo empleado en resolver (solo quince minutos) hablan a las claras de la absoluta ausencia de reparos, condicionamientos o polémica alguna sobre la cuestión.”” Y como si eso fuera poco, hay otro documento aún más contundente, la nota mediante la cual, el canónigo de la Catedral Metropolitana Dr. Ángel Brid, en representación del Cabildo Eclesiástico comunicó la decisión al Arzobispo Aneiros, dicho documento en relación a la aceptación reza que el Cabildo “se ha expresado unánimemente conforme con el proyecto de dicha comisión en la precitada nota, mirando como una de las preeminencias y de las glorias de la iglesia metropolitana ser la depositaría de los restos de tan ilustre varón”.

El 21 de abril de 1880, se exhumaron las reliquias de San Martín en Brunoy, trasladadas a París, y de allí a El Havre, en donde mediante una solemne ceremonia fueron depositadas en la capilla ardiente del Villarino. Al día siguiente comenzó el viaje hacia el Plata .El 22 de mayo los restos fueron venerados por el pueblo uruguayo en Montevideo. Finalmente, el 28 el vapor Villarino ancló frente a Buenos Aires y mediante el vapor «Talita», fueron transportados los restos del ilustre prócer hasta el muelle de las Catalinas, donde tuvo lugar un notable discurso de Sarmiento. Ya en la Plaza San Martin, Avellaneda y el ministro peruano Evaristo Gómez Sánchez pronunciaron sendos discursos, para luego conducir el féretro hasta la Catedral Metropolitana, acompañados con el máximo respeto del pueblo. Calcularon los periódicos de la época una concurrencia de entre 30 mil y 100 mil personas acompañando el cortejo fúnebre por las calles Florida, Victoria, Defensa y Rivadavia hasta su último destino.

Y entre todos los presentes dos granaderos de la independencia convertidos en Tenientes Generales,  Eustoquio Frías y Juan Esteban Pedernera quien además fue el último presidente de la Confederación, por efímeros 38 días.

“”” Tres figuras femeninas que representan a Argentina, Perú y Chile custodian la urna talladas en mármol de Carrara. El basamento es de mármol rojo de Francia y el resto del monumento está realizado en casi su totalidad en mármol rosado, mientras la lápida está ejecutada en mármol rojo imperial. Sobre ésta está asentado el sarcófago de color negro belga. Junto al Libertador se hallan las urnas conteniendo los restos de los Generales Juan Gregorio Las Heras y Tomás Guido y los del Soldado Desconocido de la Independencia.”””

Elías Almada / DNI 14936811

Email: almada-22@hotmail.com

Fuentes: Instituto Sanmartiniano, Roberto Colimodio Galloso – Martín Blanco (historiadores)